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Año: 2018
Ubicacion: Guarida
Fecha y hora: 09/10, 05:49

La situación en las alcantarillas se volvía cada vez más tensa y peligrosa. Raphael sostenía a Donatello y Michelangelo firmemente en sus brazos para evitar que quedaran rezagados y sufrieran algún daño, mientras que un enfurecido Leonardo, con el rostro manchado por el sándwich arrojado, los buscaba desesperadamente, pero no con la amabilidad que solía tener.

Durante varios minutos, la tortuga poseída buscó un escondite mientras corrían, hasta que encontró un pasillo de alcantarilla unos metros por encima de ellos. Utilizando su poder místico, se elevó rápidamente hacia la entrada de ese pasillo, con sus hermanos aún discutiendo entre ellos.

—¡No me escuchaste antes, y mira en qué situación estamos ahora por tu culpa!— —¡Era Leo! ¡Estaba luchando contra su conciencia! ¡No puedes enfadarte porque intentaba ser un buen hermano!— Donatello y Michelangelo seguían peleando por lo ocurrido anteriormente, mientras que Raphael intentaba silenciarlos, ya que Leo seguía rondando y acechándolos en la guarida —¿No pueden quedarse callados? ¡Leo está afuera buscándonos!—

Ninguno estaba preparado para enfrentar algo así, ni siquiera podían aceptar que su hermano estuviera poseído por parásitos o algo peor.

Mientras más discutían, Leonardo sentía que se acercaba a ellos, aunque estuvieran a varios metros de distancia.

—Chicos, en serio, ¡paren! ¡No podemos seguir así! Si Leo nos encuentra, ¿qué haremos?— Habló asustado, sin saber cómo manejar la situación por completo —¡Mikey debería haberlo atrapado con su red y no soltarlo, Raph! Podría haberlo ayudado si me hubieran dejado investigar más a fondo lo que le estaba sucediendo.—

En la sala central, Leo estaba ahora frente al huevo, mirándolo fijamente sin moverse, aunque parecía molesto por los ruidos que escuchaba debido a las discusiones de sus hermanos. Con sus armas en mano, se dirigió hacia el lugar de donde provenían los ruidos.

—¿Entonces es malo ayudar a nuestro hermano?— —¡Por supuesto que no! ¡Pero tus acciones hicieron que mi investigación no tuviera ningún valor! ¿Cómo voy a curar a Leo si perdí parte de su sangre procesada cuando golpeó mis cosas porque tenía un sándwich en la cara?— —¡Hey, ¿cómo puede ser mi culpa ahora?! ¡Raph quería salvarlos!—

Una vez más, una pelea estalló entre los hermanos, pero esta vez Raphael no quiso continuar con esa absurda discusión, ya que sabía que pronto Leo los encontraría y haría algo malo.

—¡Chicos, en serio! ¿Cómo detendremos a Leo?— Habló un poco más fuerte pero en un susurro, logrando detener la discusión por unos segundos —Incluso si nos escondemos, él nos encontrará, Raph. ¿Crees que podríamos usar una carnada para distraerlo?—

—Sabes, Donnie, me has dado una idea. Seré la carnada y ustedes buscarán algo para atrapar a Leo nuevamente, preferiblemente cadenas— Explicó Raphael asomándose afuera del pasillo y observando cómo Leonardo caminaba por el lugar.

—Es arriesgado. ¿Viste cómo intentó mordernos?— —Exactamente, vi cómo casi saltó sobre ustedes. Dejando eso de lado, saltaré y lo alejaré de aquí. Quiero que ustedes busquen cualquier cosa, y Mikey, tu arma mágica no nos servirá, podrías quemarlo— El de rojo llegó a una conclusión antes de que su hermano menor pudiera abrir la boca para decir algo. Al mencionar lo último, Mikey simplemente cerró la boca sin decir nada.

—¡Preparados, Mad Dogs? ¡A la carga!—

El primero en saltar como se había acordado fue Raphael, quien apenas salió a la vista, Leonardo empezó a seguirlo, dándoles tiempo a Donatello y Michelangelo para correr en busca de cadenas resistentes.

Mientras la tortuga poseída usaba su arma mística para cubrirse de los ataques de Raphael con su espada, el azulado no mostraba signos de detenerse.

—¡Leo! ¡Soy Rapha! ¡Respóndeme!— El de rojo intentaba llamar la atención de su hermano de alguna manera, ya sea con palabras o físicamente. Pero nada de lo que pedía parecía ser suficiente para sacarlo de su trance, y Leonardo seguía atacando con determinación —¡Chicos! ¡No creo que pueda detenerlo por mucho más tiempo!—

Anunciaba gritando el mayor, esperando que sus hermanos ya hubieran encontrado una cadena.

—¡La mayoría están rotas! ¡Ugh! ¿Por qué no las reparé en la última batalla que tuvimos?— Se lamentaba el genio, buscando algo más que les pudiera servir.

Mientras tanto, el pintor de los hermanos, mientras ayudaba en la búsqueda de cadenas adecuadas, pensaba en contener a Leonardo con su arma mística, tal vez eso les daría más tiempo.

—Leo, no quiero hacerte daño— Decía el mayor a su hermano, pero sus palabras, advertencias y amenazas para detenerlo no surtían efecto en el azulado, que seguía atacando con ferocidad — ¡Leonardo!—

En un mal paso, Raphael cayó de espaldas al suelo, gritando por la caída ya que le hizo bajar la guardia por unos instantes.

—¡Chicos!— Gritó nuevamente, ahora protegido detrás de su escudo místico, ya que su hermano, como un perro rabioso, empezó a babear y tratar de morder la barrera para alcanzarlo.

Aquello alertó al genio, quien advirtió a Michelangelo que no se acercara sin una cadena, pero el más joven no quería quedarse sin hacer nada. Se lanzó hacia el espadachín, quien seguía buscando morder al mayor.

—¡Kawabonga!— Gritó Mikey y, con una patada, logró lanzar a Leonardo lejos de Raphael —¡Mikey, ten cuidado!— Advirtió el mayor.

—¡Todo está bajo control, Boss-man! ¡Lancé a Leo con una patada!— Dijo en un tono bastante orgulloso de sí mismo, pero bajando la guardia.

Apenas Donatello salió con una cadena en sus manos, una cadena que estaba en buen estado y sin grietas que pudieran romperse, vio cómo Leonardo se abalanzaba sobre su hermanito, quien no se daba cuenta.

—¡Mikey!—

Todo sucedió en cuestión de segundos. Raphael desactivó su escudo, preocupado, Don corrió con la cadena en sus manos, Michelangelo cubrió su rostro con los brazos y Leonardo se abalanzó sobre él con la boca abierta.

El menor sintió la mordida en su brazo casi al instante, soltando un chillido de dolor. El mayor agarró a Leonardo por la espalda y el genio comenzó a atarlo con fuerza, mientras el azulado se movía bruscamente pero no lograba soltarse.

—¡Me duele! ¡Me ha mordido!— Dijo Mikey, mostrando su brazo derecho con una mordida evidente del espadachín, quien gruñía como un perro rabioso.

—Oh oh...— Susurró el genio, temiendo lo peor, y no era el único que pensaba que algo malo estaba a punto de suceder debido a la mordida en su hermanito.

Avispa del pasado [TMNT 2012 Y ROTTMNT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora