4. F por Hisaku

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Pasado. Algun lugar en la Aldea de la hoja. Sala de interrogatorios.

Un hombre de no más de treinta años se encontraba en una silla, sus manos y pies, sujetas por cadenas que no le permitían usar su Chakra.

--- Bien Shitou, veo que estás disfrutando de tu estancia en este lugar y de nuestra agradable compañía, pero ¿te cuento un secreto?

Una mano se enterró con violencia en el cabello del hombre, halando su cabeza en un brusco tirón asta atrás, no solo haciendo su cuello escoser, si no también, sintiendo como parte de su cuero cabelludo era arrancado.

Un cálido aliento dio directo en su oído, seguido por esa ronca voz que tanto pavor le causaba.

--- Nosotros no disfrutamos la compañía de sucias ratas como tú.

El hombre no dijo nada, serrando los ojos mientras trataba de llevar aire con desespero a sus doloridos pulmones.

No sabía cuánto tiempo llevaba hay, horas, días, semanas quizás. No estaba seguro, nesiquiera creía estar seguro de quien era el, de que era real o no, ¿era el acaso un humilde panadero? O ¿quisas era cómplice de un sicario? No lo sabía, pero su mente luchaba en distinguir cual de las dos versiones soltar.

Le dolía todo el cuerpo, incluso podía jurar que sus oídos al igual que su nariz estaban sangrando. no sabía si las torturas que se le habían aplicado eran realmente algo físico, o mental.

Una sensación de calor comenzó a escalar por su cuerpo, sindo primero algo cálido, para, luego convertirse en fuego consumiendo su carne, mismo dolor que se transformó en gritos bestiales que desgarraban su garganta.

--- Dinos, ¿quien eres?

Otra voz, esta siendo más tranquila que la anterior, incluso amigable, a la cual, en medio del sufrimiento casi fue capaz de darle un rostro.

El dolor paro, como llevaba haciendo desde antes, dejando su cuerpo lívido.

--- ¿Cual es tu nombre?

--- Mi No-nombre... So-y, Shi...tuo Koio.

--- Muy bien, y dinos Shituo, ¿A que te dedicas?

--- Yo...

Vendo información y me deshago de cabos sueltos...

Sacudió la cabeza. De nuevo esa respuesta, sabía lo que debía decir, lo mismo que había dicho tantas veces... Pero lo mismo que su cuerpo ya no podía soltar, asta su mente ya se había rendido a darles la verdad.

Siguió negando, para, al final terminar por hecharse a llorar. Feos sollozos roncos por su falta de agua y por tanto usar su voz para pedir clemencia ante el sufrimiento.

Frente a él, los tres hombres a cargo del interrogatorio negaron, mostrándose decepcionados.

No llevaban mucho, en realidad apenas y habían durado dos horas en ese lugar sin haber recurrido a la verdadera tortura, y todos sabían que estaba por romperse.

Uno de ellos hizo un ruido de desaprobación con la lengua.

--- Llora lo que quieras, grita si quieres hacerlo, al final nadie te escuchara.

El hombre aumento su llanto, mientras, de nuevo, empezó a tirar de sus cadenas.

Entre los tres presentes estaba Ibiki Moriyo, quien parecía más aburrido que el resto. Al ver lo que el pricionero intentaba le hablo con desinterés desde donde estaba apartado.

--- Creía que ya te había quedado claro. Esas cadenas son irrompibles, y, aún si lograrás abrirlas, te aseguro que jamás nadie a logrado entrar ni salir de este lugar si nosotros no se lo hemos permiti...

El Pergamino Del Tiempo. segunda generación viaja al pasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora