Asombrado, confundido y, tal vez, excitado con la idea, así era cómo se sentía el jovencito de cabellos oscuros. No terminaba de procesar las palabras del contrario, sólo mirándole con sorpresa.
No es que nunca hubieran hablado sobre sus fantasías sexuales o cosas que les gustaría probar; más de una vez lo hicieron, descubriendo que les calentaba el daddy kink, la somnofilia y algunos juegos de roles, pero ninguno había mencionado el voyerismo.
Lo conocían, por supuesto, más no lo habían puesto a prueba o siquiera haber hablado de ello.
—¿Quieres... Tú quieres eso? —titubeó, con duda—. ¿Puedes repetirmelo, por favor?
El rubio suspiró, formando una sonrisa ladeada.
—Quiero prácticar el voyerismo, bebé.
—¿Por qué?
Dejando de lado sus nervios y vergüenza, el menor logró formular, no entendiendo la razón de tan repentina propuesta. ¿Al menos había una razón? No estaba seguro, y el corto silencio ajeno lo confundió más.
—Kook, sé que eres consciente de lo mal que hablan de los dos, pero más de ti, y aunque hago todo lo posible para que ignores lo que pasa alrededor, no eres sordo ni ciego —murmuró, viéndolo fijamente—. Por un lado, me excita pensar en que alguien nos verá entregándonos mutuamente con delicia, no te lo negaré, pero por otra parte, quiero desviar el título que muchos te han dado.
El de un aprovechado, emitió decir.
—Eso significa... Uh, Hyung, ¿Eso no te dejaría a ti como el malo? Yo no quiero eso —puchereó, abrazándose al otro, restregando su mejilla en la cabellera rubia—. No entiendo del todo ésto.
—Realmente, no —contestó, tras unos segundos de meditarlo bien—. Sólo somos una pareja que disfruta de su vida sexual y todo lo que conlleva, y aunque no lo hacemos en los mejores sitios, no por ello tienen que hablar así de nosotros.
—Mh, tienes razón, es sólo que...
—¿Sólo...?
JungKook se sonrojó, apenado.
—No lo sé...
—Oh, bebé, puedes pensarlo si quieres, no tienes que darme una respuesta ya —calmó—. Cuando la tengas, dímela.
—H-Hyung, la verdad es que yo tambi-
—¡JungKook-ah! —un grito femenino los sobresaltó a ambos, separándose levemente para mirar a la chica que trotando estuvo con ellos—. Oh, estás con JiMin oppa, mejor.
—JiSoo, ¿Qué pasa? —preguntó muy a su pesar el pelinegro, tragándose sus anteriores palabras.
—Parece que dos madres no pudieron venir y no tenemos quiénes las cubran, ¿Ustedes dos podrían hacerlo?
—Ah, claro que sí, enseguida vamos —aceptó el más joven, recibiendo una sonrisa agradecida de la chica que regresó del aula de donde venía, dejándolos solos nuevamente—. T-tenemos que ir...
—Bien.
JiMin se lamentó intertamente el haber sido interrumpidos, siguiendo a su lindo novio que saludaba con timidez a las madres y pocos padres de familia que ayudaban a decorar el lugar.
Un largo y cansado suspiro escapó de los gruesos labios de JiMin, demostrando lo exhausto que se sentía al haber estado transladando materiales pesados de un lado a otro durante casi dos horas, sumando que tenía que soportar las miradas lujuriosas de más de un par de féminas.
Era incómodo, sí, y lo peor es que no era la primera vez que le sucedía.
Cada que acompañaba a su novio a recoger al pequeño MinGyu y JungKook debía hablar con su maestra respecto a algún tema o inconveniente, era interceptado por las mujeres que se empeñaban en coquetearle. Pues, sin el pelinegro a la vista, tenían el campo libre, según ellas.
Al joven no le pareció extraño que las madres de familia le hablasen, ya que al ser pareja del chiquillo de ojos grandes que todas conocían, él también era bien conocido.
Pero había un detalle, y es que mientras algunas mujeres eran amables y mantenían distancia por respeto, otras solteras o quizás emparejadas, se le insinuaban en varias ocasiones.
Cómo en éste caso.
—¿Cansado, JiMin-ah?
El nombrado cerró los ojos, tronándose el cuello en un sensual movimiento que tuvo babeando a la mujer de veintinueve años, misma que se le acercaba por detrás hasta posar sus manos en los hombros ajenos, ganándose un respingo del rubio.
—¿Qué hace? —cuestionó, entrecerrando los ojos. SeulGi llevaba ya semanas intentando acercársele, más él se alejaba—. ¿Sabe qué? Mejor me voy.
Se alejó, siendo tomado del brazo en un fuerte agarre de largas uñas que le hizo alzar una ceja, comenzando a enfadarse en verdad.
—No tienes que irte, JiMin-ah —pronunció, sonriéndole—. Podemos pasarla bien un rato, ya sabes.
—¿Ah?
El joven la miró, incrédulo. ¿Ella realmente había sugerido... Aquello? Con rapidez se zafó de su mano, retrocediendo cuando ésta quiso acercarse de nuevo a él.
—Aléjese, no lo repetiré una vez más —advirtió, molesto—. Si sigue queriendo intentar algo conmigo, no dudaré en delatarla con su marido.
SeulGi jadeó, ofendida y enojada.
—¿Por qué? Soy joven, bonita y tengo buenos atributos. Podemos pasarla mejor de lo que crees.
—No me interesa —dijo, simple—. No quiero ni querré, así que, basta.
—¿Es por JungKook, no? Por ese mocoso que seguro no te satisface como yo lo haría —bramó.
El de cabellera rubia rió, meciendo sus doradas hebras mientras lo hacía, y formó una sonrisa arrogante.
—Eres rídicula, con afán de ofender.
—Y tú un imbécil que no sabe aprovechar las oportunidades —respondió con rabia.
—Da igual, no las necesito —murmuró, tomando una caja llena de lindas flores de plástico que ayudarían a decorar, y antes de retirarse, miró por última vez a la mujer antes de negar con la cabeza—. El negro me da más a mí, ¿No te parece? —señaló su cabello rubio.
—Te verás espantoso.
—No le pregunté a usted —susurró sin más, saliendo de ahí con un semblante neutral, sólo para cambiarlo con una tierna sonrisa al ver a MinGyu correr hacia él pidiendo abracitos.
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Chiquito ও PJM&JJK
Fanfic𝐉𝐈𝐊𝐎𝐎𝐊: ❝JiMin es chiquito, mientras que JungKook es grande. Aquella notable diferencia de alturas deja en claro los roles de la pareja, es decir, ¿Cómo el enano JiMin podría empotrar contra una pared al altote JungKook? Ja, ja, algo imposible...