hasta que la muerte nos separe.

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Levantando mi capa negra, me empecé a retirar de aquel campo lleno de flores blancas, pero no tardé en darme la vuelta para hablar con ella de nuevo, última chance.

—¿no vas a venir? .-le pregunté desinteresado, no me importa lo que ella sienta,pero al fin, se lo que siente.

Entre las flores miraba al cielo lleno de auroras, me escuchó, más no me dio respuesta.

—como quieras.-levante mis hombros, no me importa su dolor.

Puedo recordar ese día en la playa… el sol se ocultaba detrás del horizonte, dejándome pronto junto a mi leal amiga la oscuridad.

Yo era el único mirando al mar mientras pisaba la arena, estaba tibia aun. No había señales de ningún mortal, lo único que presenciaba era como la noche despertaba y las olas golpeaban la superficie, lo único que escuchaba era el metal de mis armas golpeando detrás de mí, las había afilado para aquella noche tan especial…solo Dios sabe cuantos años espere para esto.

Llevé mi cabeza al aire, olfate, en cuestión de segundos encontré el olor de su sufrimiento, estaba cerca.

Camine en silencio,escuchando las olas, desde la distancia divisé una pendiente muy profunda y pronunciada, el olor venía de ahí, sonreí victorioso y apreté mis puños y troné mi cuello, apresurando paso.

—cuanta agresividad con la que me recibes…-dije a lo bajo, no podía dejar de sonreír.-al menos podré decir que voy a brindar en particular por esto.

El Gato con Botas, finalmente sin vida ante mis pies.

Se veía repugnante, su cabeza se había hundido entre los pedazos rotos de su cráneo y , la sangre que ahora cubría todo su vientre y pecho y la cual también frotaba de la parte trasera de su cabeza estaba produciendo un olor vomitivo, su pelaje estaba tan tieso y teñido de rojo, sus ojos estaban cerrados pero su mandíbula partida dejó su hocico abierto, su espada ropera estaba clavada firmemente entre su abdomen.

Me incliné sobre una rodilla, admirando tan degenerada escena, la sonrisa no se me iba de la cara.

—Ya viviste tu vida como leyenda, luchaste por ella y ahora veo que tomaste la decisión de quitarla…-dije a lo bajo.-pero tampoco te culpo…es un infierno vivir cuando tu amor ya no está contigo.

“La Leyenda” como te odie y aun te seguí odiando, pero obtuviste mi respeto ese día frente al fuego. Me quedé con ganas de quitarte tu alma por décadas, hasta ahora.

Pero aun así, estuve ahí, siempre lo hice, lo mire, lo odie, observe lo que pasó en su vida hasta esa tarde que decidió quitarse la.

Sin embargo, hubo una cosa de la que no me di cuenta hasta esa noche, entendí que esa no fue su vida, fue la vida compartida que tuvo con esa gata bicolor de patitas suaves.

Los vivos siempre dijeron que las leyendas se trataban de seres extraordinarios y de sus vidas y grandes hazañas, el romance no era común en los escritos, pero en toda esta no-vida que me quede esperando, vi lo contrario.

Ese gato nunca había sido un santo, no fue ni la primera ni la última vez que se metia con gatitas extrañas que solo veía como juguetes para calmar su lujuria, se burlaba de las parejas mientras bailaban en un salon y Kitty entró y su corazón dio un boom. Ese forastero por primera vez cayó y se ahogó por ella, cambió ese ciclo y lo hizo sentir lo que verdaderamente era amar. Aun después de despedirme nunca me fui y en respuesta, presencie una historia de amor, la historia de amor entre dos seres heridos de la calle que sanaron sus heridas entre besos y caricias y se dieron cuenta de que el único deseo que podía pedir era jamás dejar de amarse.

Hasta que la muerte nos separe//°Gato x Kitty°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora