Capítulo 3: La boda de Robb Stark y Myrcella Baratheon

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Robb Stark, de dieciocho años, y Myrcella Baratheon, de dieciseis, pronunciaron sus votos matrimoniales frente a un árbol de arciano en el palacio de Invernalia. Habían transcurrido nueve días desde el festín de bienvenida, pero los jóvenes parecían enamorados como si llevaran conociendose de toda la vida y aceptaron de buena gana su compromiso. La boda fue celebrada tan rápido de no asistió lord Tywin Lannister, abuelo de la princesa, ni otros muchos nobles.

La reina Cersei preparó personalmente a su hija para el día de su boda, aunque bien se sabe que no estaba de acuerdo con esa unión y se lo hizo saber a su señor esposo. Las sonrisas y el amor abundaron ese día en la fortaleza de los Stark.

Después de la ceremonia de la boda y el festín, llegó la hora del encamamiento. Se sabe que la reina hizo obedecer su voluntad para que dejaran elegir a su hija si deseaba consumar el matrimonio o no; más la princesa escogió entregarse a su esposo en cuerpo y alma como dictaba su matrimonio.

Con el paso de los días Robb Stark y Myrcella Baratheon se mostraron muy unidos y cómplices frente a todos, haciendo gala de un matrimonio muy feliz; a lo que el rey dijo "El lobo y el venado unidos por amor puro y sincero".


La familia real partiría días después a Desembarco del rey dejando en Invernalia a la princesa Baratheon con su señor esposo y la familia Stark. Semanas después de su partida, en Invernalia, Myrcella Baratheon Stark descubrió que se encontraba encinta.

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