Escondida detrás de unos estantes, se encontraba Enid. Ella veía con cautela a la pelinegra, que estaba leyendo un extraño libro. Esperaba el momento exacto para dejarle una de sus cartas.
"Hoy fue un día loco, ¿sabes? Casi hago que una malteada derrame sobre mí, fue culpa mía, pero no pasó a mayores. Y después, casi hago que una profesora me regañe por no haberle prestado atención a su clase, ¿quieres saber por qué? Porque estaba pensando en ti".
Cuando vio que Wednesday se alejaba para tomar otro libro y que Dedos la seguía, fue su momento. Así que, rápidamente y con precaución, dejó la carta.
La ojiazul esperó unos cuantos minutos. Ya sabía que, en esos momentos, su compañera leía la carta. Ella quería pasar por donde estaba Wednesday, iba a hacerlo como si fuera una casualidad, solo para hablarle.
—¿Es en serio? —miró a Dedos. Él hizo señas, le preguntó sobre el por qué le molestaba—. Es que, quien sea que me esté mandando estas cartas, es un idiota. No sabe con quién se mete.
Ahí fue cuando Enid, como si nada, pasó delante de Wednesday. Hizo como si no la esperara ver y luego se acercó a saludar. Claro que la pelinegra había notado algo extraño en ella, pero lo dejó pasar. De por sí, Enid ya era extraña a ojos de ella, y ahora actuando así, suponía que era normal.
—¡Que tal! —exclamó tan alegre como siempre—. No esperaba verte por aquí, pero me alegra —sonrió.
La pelinegra solo la observó.
—¿Y esa carta?
Wednesday miró a lo que tenía en manos. No quería tener que decirle a Enid sobre un acosador secreto, así que evitó el tema, justo como la vez del baño.
—¿Qué haces aquí?
La rubia se mostró confundida unos segundos y después se calmó.
—Venía a leer un libro, ¿tú no estás aquí por eso? —inclinó su cabeza.
—Claro —entrecerró los ojos—. No es de tu incumbencia saberlo.
Enid no supo a que se refería. Wednesday creyó que era demasiado lenta como para saberlo.
—¿Puedo sentarme?
—No.
—¿Por favor? Vamos, Wednesday.
—Haz lo que quieras.
Eso era un 'sí' en su idioma.
La rubia chilló de emoción y sentó, estaba frente a Wednesday. Dedos se acercó a ella para saludar. Antes de eso, pudo escuchar como su compañera bufaba, pues no esperaba la compañía de Enid, además, no creía que ella iba a sentarse para acompañarla.
—¿Cómo te va? ¿Ella sigue regañándote cuando haces algo que no le parece? —Dedos afirmó, pero dijo que estaba bien—. Ya veo.
—Es sospechoso que las veces que estoy en un lugar, tengas que aparecer —la Addams inició una conversación
—Uh... Es mera coincidencia. Hasta yo me sorprendo.
Enid no era buena para mentir o evitar temas, ya que su nerviosismo era obvio, pero lo intentaba.
—Como digas —miró a los lados—. Creí que la gente no venía a esta biblioteca. Hoy está más concurrido de lo normal.
Era verdad, pero con eso de "más concurrido" se refería a que había como seis personas extra de las que nunca veía ahí. Le parecía extraño, era todo. Pensaba que su acosador podría ser uno de esos, en la pequeña multitud.
—También me parece extraño —concordó Enid—. Pero no tiene nada de importante —cuando miró el ceño fruncido de su compañera, cambió de opinión—. ¿O tal vez sí?
—Enid, cuando hay algo fuera de lo normal, es por que algo está pasando.
Dedos miró a la rubia, haciéndole señas para que mejor se callara. Wednesday estaba enojada, pero ninguno de los dos sabía el motivo. Tal vez eran las cartas.
—¿No quieres contarme algo que te esté pasando? No lo sé, pero no me has contado sobre esa carta que tienes en las manos —de verdad que quería sacarle el tema.
Antes de que la pelinegra pudiera decir algo, un chico que compartía algunas clases con Enid apareció.
—¡Hey, qué onda! —su atención se centraba en la rubia—. Enid, ¡me da gusto verte!
Ese era Ajax, un chico que el año pasado solía gustarle a Enid. Ahora era al revés. La rubia lo consideraba un muy buen amigo, por suerte pudo superarlo a tiempo.
—Hola, Ajax —le sonrió—. No sueles venir por aquí.
—Siempre hay excepciones —le devolvió la sonrisa. Luego, se dio cuenta de Wednesday y la carta en la mesa—. ¿Y esa carta? ¿Es una tarea o alguien te la envió?
Le preguntó de forma inocente, la verdad es que él no era un mal chico, solo algo lento. Para Wednesday, Ajax podría ser incluso más lento que la propia Enid, aunque honestamente, ella prefería la compañía de la rubia que a ese chico.
—No es un asunto de tu incumbencia.
—¿Pero es tuya o la robaste?
Enid quería reír. Ajax no se dio cuenta de lo que dijo, básicamente la había llamado ladrona.
—¿Crees que podría robar algo tan inútil como esto?
El chico se quedó sin palabras. «Entonces... ¿sí robaría?», se preguntó en su mente, ahora tendría más cuidado al dejar los objetos en su habitación. No conocía bien a la chica, pues ella llevaba solo unos meses en aquella escuela, aunque sí había escuchado rumores sobre ella. Si esos rumores eran ciertos, entonces tendría que mantener la distancia cuando la viera; podría matarlo cuando no se diera cuenta.
—Ya es hora de irme, si me disculpan —anunció, justo a un segundo de que la campana sonara. Agarró sus cosas, incluida la carta, y se fue.
«Wow», Enid estaba sorprendida, ella había acertado justo en el momento en el que la campana sonaría. No le sorprendía que cada vez le gustara más. Y, además, había guardado su carta, sus ojos estaban iluminados por ese pequeño gesto.
Dedos se despidió de la rubia y se fue junto a la pelinegra. Ajax se percató de eso, viendo raro a la mano que la seguía, estaba confundido, nunca antes lo había visto.
—¿Qué era esa cosa?
Enid volteó a verlo, encogiéndose de hombros.
—Era Dedos.
Él se volteó sorprendido hacia la chica. «¿Esa cosa tenía nombre?»
Y como si la rubia supiera en lo que había pensado, respondió:
—Nadie sabe a quién perteneció su cuerpo, es uno de los grandes misterios de la familia Addams.
Ajax solo pudo parpadear, estaba de más decir que tenía la boca medio abierta. La chica se rio por eso.
—En fin, nos vemos luego.
Pero antes de que se fuera, el chico la detuvo.
—Espera —ella se volteó para verlo—. Quería invitarte a salir hoy. Es en la cafetería de Jericho. ¿Puedes venir?
—Claro —no lo pensó mucho—. Nos vemos en la tarde.
Y así, Enid se fue, dejando a el chico bastante contento, era la primera vez que invitaba a una chica y salía bien. Sin embargo, él no sabía que ella tenía los ojos en alguien más, y ese alguien era tan solo su compañera de cuarto.
Se pondría en shock si lo supiera.
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Pequeñas Cartas de Amor | Wenclair
FanfictionEnid gusta de Wednesday Addams, pero no tiene la suficiente valentía como para decírselo en persona, así que transcurre a un viejo método: las cartas.