Capítulo 5. La Dirección

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—Bien, entonces, ¿se puede saber que fue ese alboroto? —la directora estaba muy enojada.

Nadie habló, eso la molestó más.

—No puedo creer que usted le haya echo eso al jovencito —se refería a Enid—. Señorita Sinclair, tiene dos opciones: o la suspendo una semana de clases, o tiene que limpiar los baños de la escuela durante una semana al terminar las clases.

La rubia no lo pensó mucho, pues si perdía clases se iba a llevar un regañada muy fuerte de parte de su madre por tener tantas faltas y arruinaría su expediente escolar, nunca había faltado.

—Prefiero limpiar los baños, directora Weems.

La directora asintió y le dirigió la palabra a la profesora, quería saber que había pasado.

Thornhill relató con sus propias palabras lo que había visto. Que Ajax le había preguntado algo a Enid y que ella se había enojado, que empezaron a discutir y el chico también se enojó, que al final casi deforma la cara del pobre. Contó que la discusión trataba sobre Wednesday, pero esa parte no la entendió muy bien. La directora suspiró asintiendo, era la primera vez que Wednesday no tenía que ver en un problema como tal, solo fue una espectadora, aunque no hizo nada para evitar que la pelea pasara.

—Bien, ya que todo está claro, vayan a sus clases. Solo necesito que Enid se quede, quiero hablar con ella.

Los demás asintieron y se fueron, incluyendo a la maestra.

—Señorita Sinclair —comenzó—. Me sorprende que se haya metido en problemas, es la primera vez.

La rubia no sabía cómo reaccionar.

—Pero hay algo que me llamó la atención —continuó—. ¿Hizo todo ese alboroto por Wednesday Addams?

Enid asintió nerviosa.

—Sí... Perdone, realmente me enojó que Ajax hablara mal de ella, usted debe de entender, ella no es del todo mala. Tal vez se muestre así, pero sé que, en el fondo, muy en el fondo, tiene un buen corazón, que no solo es negro, frío, lleno de rencor y maldad. Por favor comprenda, directora Weems.

La adulta asintió, teniendo en cuenta las palabras de la rubia. Sabía que Enid no haría algo malo porque sí, debía tener razones.

—Supongo que lo que le dijo el joven Petropolus debió hacerla enojar mucho —Enid asintió energéticamente, quería que la comprendiera—. Está bien, comprendo, pero eso no le quitará el castigo.

La rubia comprendió, asintiendo.

—Sí, está bien. Le agradezco que comprenda, ¿ya puedo irme?

La directora asintió.

—La veo luego. Espero que deje los baños relucientes de limpios.

Y Enid, con bastante pena, dejó la dirección. Debía buscar a Wednesday, no sabía dónde estaba.

La pelinegra caminaba por los pasillos, en busca de Petropolus. Debía saber más sobre su discusión, quería saber por qué la habían involucrado a ella. Estaba, en parte, enojada por eso.

Tenía ligeras sospechas de que él podría ser su acosador.

—No Dedos, no creo que sea él; estoy segura de que es él —Dedos iba en su hombro, haciendo preguntas sobre Ajax y por qué ella lo buscaba—. ¿Desconfías de mi instinto? —Dedos no creía que fuera él—. Como sea, cuando veas que sí era él, te haré pagar.

¿Por qué creía que Ajax era su acosador? Bueno, porque la vez que ella estaba en Jericho, él estaba en la cafetería, sabía dónde estaba, luego apareció en el parque, ¿no era sospechoso? Sabía dónde estaba. Luego, cuando vino a la clase de la profesora Thornhill, él estaba por su lugar. Encima, estaban discutiendo Enid y él por ella. Tal vez él la amaba en secreto y quería usar a Enid como distractor. Tal vez Ajax era más inteligente de lo que ella creía.

Pequeñas Cartas de Amor | WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora