📖CIENTO CUARENTA Y UNO📖

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P. O. V. KAI:

Después de una semana en la Ciudad Subterránea, había adquirido el detestable hábito del sueño ligero, por lo que en pleno lunes a primera hora de la mañana, en sonido de la puerta abrirme me hizo levantarme de un salto. Salí de la habitación sigilosamente, preparado para saltar sobre el intruso, camine por el pasillo y en cuanto vi al atacante me abalance sobre él...

-¿Qué demo...? - pregunto el chico esquivando mi ataque.

Termine en el suelo. Humillado y furioso por la intromisión.

-¡Ah! Buenos días... - saludo después con aquel tono alegre que ya comenzaba a olvidar.

Chasquee la lengua y me puse de pie.

-¿Conoces la acción de llamar a la puerta? - me queje sacudiendome el polvo de la ropa.

Odiaba esa habilidad de la Ciudad Subterránea para generar inmensas cantidades de polvo, pero odiaba más que Asher apareciera de la nada.

-Claro, mi madre me educó con buenos modales... - se burlo pasando a sentarse cómodamente en el sillón.

O casi con comodidad, pues lo vi hacer una mueca cuando se dejó caer. Aquello llamó mi atención y lo mire con detenimiento: tenía moretones en los brazos y en el pómulo, el labio roto y aún parecía estar hinchado de la cara.

-¿Semana difícil? - le pregunté señalando su cara.

Me encamine a la cocina para preparar el desayuno, pues, si no me equivocaba, Kikyō estaba a nada de aparecer.

-Ciertamente no. - se limitó a decir.

Asentí. Sabía que él no tenía la necesidad de dar explicaciones, pero no podía negar que tenía curiosidad por saber donde había adquirido esas pequeñas heridas.

-Deberías procurar que no te maten, eso no le conviene a nadie. - comentó Kikyō apareciendo como predije.

Ni veía al recién llegado, pero estaba seguro de que estaba sonriendo por la presencia de mi amiga.

-Pues si soy preciso, son un premio por defenderlos ayer. - confesó Asher dejando la sala y tomando lugar en la mesa. - Dymytrie se rebeló... contra mi... por ustedes... justo frente al jefe y tuve que darle su merecido.

-Si... Eso tampoco nos conviene. - negó Kikyō comenzando a ayudarme con el desayuno.

-Definitivamente. - comenté girando para ver a Asher, mientras le ponía una sonrisa burlona. - Está claro que eres un inútil para pelear, mira como te dejo, ¿así nos vas a proteger?

El chico soltó una carcajada que concluyó con una mueca.

-Tranquilo, ya tengo solución para eso... - me siguió el juego.

-¿Ah si? - quise saber.

-Si. Les enseñaré a pelear... - respondió con seguridad, como si fuera la revelación del siglo. - Al menos lo básico, todos en la ciudad saben defenderse un poco y ya que ahora están aquí, no les haría mal aprender un poco...

Mire a Kikyō. Ambos pensábamos lo mismo: no era tan mala idea, además no podíamos depender de Asher para sobrevivir, pues ni siquiera estábamos seguro de si cumpliría su parte del trato.

-Bueno, ojalá seas mejor maestro que practicante... - me burle aceptando su propuesta.

-¡Por supuesto! Tu dejamelo a mi...

Con eso dio inicio a esta nueva rutina donde el irrumpía en la casa y platicabamos de banalidades durante el desayuno. Para que, cuando despertarán Niggel y Carla, dieran inicio las lecciones de autodefensa, que resultaron ser una combinación entre boxeo y otras artes marciales conocidas hasta el momento.

Todo el día de aquel lunes se constituyó por aquellas lecciones, de las que sólo Carla y yo resultados destacados.

-Tienen más talento de lo que esperaba... - comentó Asher por la noche.

Estábamos sentados en las escaleras de la casa, pues habíamos estado entrenando fuera y ya que hacía calor el único lugar fresco era ese.

-Está en nuestros genes... - soltó Carla sin pensar.

Desde dentro la casa pude escuchar el rechistar furioso de Kikyō, quien estaba preparando la cena con Niggel.

-¿Qué? No me dirán que sus padres fueron soldados o guerrilleros, ¿o si? - pregunto Asher medio en broma.

-¡Que va! Lo dice porque en el orfanato nosotros éramos los que defendían a Kikyō y Niggel. - menti con algo de remordimiento. - Pero, ¡Hey! Si eres bueno enseñando...

-Lo normal, realmente solo imitó la forma en que me enseño mi padre... - confesó algo apenado.

-¿En pasado? - pregunté con más franqueza de lo que pretendía.

-En pasado, si. - aceptó dudoso. - Digamos que soy casi tan huérfano como ustedes...

-¿Mencionaste que quieres llevarte a alguien contigo, no? Te refieres a tu madre, ¿no es así? - pregunto Carla.

A mi amiga le estaba haciendo bien juntarse demasiado con Kikyō, pues estaba puliendo sus habilidades para retener datos que parecían insignificantes en primer lugar.

-Así es... Ella es la única familia que me queda. - su tono fue más esperanzador que taciturno, al menos al inicio. - Hace 2 años se suicidó mi padre, luego de haber contraído varias deudas con la RG y que estos lo obligarán a trabajar para ellos... - hizo una pausa, esperando algun comentario, pero ninguno tenía nada que decir. - Como no pago esa deuda antes de morir, el lider de la RG, Boris, me obligó a mi y a mi madre a trabajar para ellos hasta que esa deuda estuviera saldada.

-Supongo que la suma debió ser grande, como para que sigas trabajando... - comente con delicadeza.

-En realidad no. Entre mi madre y yo la pagamos 6 meses después de unirnos... - continuó diciendo. - Pero, por esa época descubrí que mi padre era en realidad el fundador de la RG junto a Boris. El cuento de la deuda fue una fachada para encubrir su asesinato.

-¿Buscas venganza? - pregunto Carla.

- Al inicio si, por eso seguí trabajando... - volvió a hacer una pausa, la cual aprovecho para mirarnos con curiosidad y tristeza. - ¿Ustedes saben lo que le pasa a las personas que nunca ven la luz del sol?

Lo pensé. Recordaba de las platicas con Hange, que una vez me había explicado porque mis padres fueron rescatados por Erwin justo a tiempo y eso era por que...

-Su sistema inmunologico se atrofia, sus huesos se debilitan y otras cosas... - respondí en voz baja.

-Exacto... - confirmó Asher. - Mi madre nació y creció en la superficie, pero con lo último de la Guerra se refugio aquí abajo y desde entonces no pudo volver a ver el sol... En los últimos años, su salud ha empeorado por eso... Si me quedé con la RG fue esperando que me dejaran ir a la superficie con mi madre para buscar ayuda, pero ya que eso no parece posible, debo abandonar todo odio que les tenga y salir de aquí como de lugar, por el bien de mi madre...

Levi's diaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora