VII -FINAL-

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Jean intentaba llamar a su caballo que se había escapado por el prado verde antes de que el titán nos atacara.

—te dije que no vendrá –le volví a decir sentada en una roca mirando como volvía a silbar– agh, de verdad eres molesto.

Miré mi muslo que estaba vendado, la herida no era tan profunda como para no caminar pero si tenía cierto dolor si me excedía.

—¿cómo está tu cabeza, Armin? –le pregunté mirándolo.

—a-ah.. está mejor, gracias.. –asentí mirando como Jean lanzaba la bengala de ayuda.

—eso si fue inteligente de tu parte –susurré escondiendo mi rostro entre mis manos.

Por la gran explanada se veía cómo alguien cabalgaba hacia nosotros con dos caballos más siguiéndole, la pequeña Krista venía con su típica cara de preocupación.

—chicos, ¿están bien? –me levanté estirándome y sonriendo.

—ahora estoy bien –me acerqué a ella quien no se había bajado del caballo– mira Jean, tu caballo.

—tú y tu caballo deben de estar cansados –Reiner hablo desde su caballo– arriesgando tu vida de esta manera.

—pensé que podrían estar lastimados o algo peor... –mi corazón dio un gran bote dentro de mi, Krista secaba las pequeñas lagrimas que salían de su ojos, una imagen para enmarcar en mi cabeza– ¡vamos, tenemos que volver!

Seguimos nuestro camino los 5 cabalgando, por mi parte iba apegada al fortachón compartiendo su caballo. Mis manos se encontraban afirmando su cinturón desde los lados.

Me acerqué a su oreja y susurré— espero que me cuentes todo cuando volvamos, fortachón.. –sonreí al ver el leve enrojecimiento de su oreja y como su piel se ponía a flor.

—¡s-sí!

Frente a nosotros se mostraba el gran bosque con los árboles gigantes, fuimos ordenados a dirigirnos a la derecha de los árboles para pasar por fuera de estos.

—hay que hacer algo con esa mujer titán –habló Jean después de quejarse todo el camino sobre la decisión del comandante Erwin– será difícil enfrentarla en campo abierto, dentro podemos pensar en un plan.

Un superior que venía desde atrás nos hizo parar para informarnos de que nos encontrábamos en formación de defensa; nos dio la orden de aniquilar a cualquier titán del bosque con todas nuestras fuerzas, sin más se fue.

—que orden más ridícula... –hablé mirando por donde se había ido– pero órdenes son órdenes.

Todo el grupo subió a los árboles para acomodarse en diferentes sectores a distancias, fui reunida con Bert, Krista y una veterana más.

—¿estás asustada? –le pregunté a la rubia que miraba a los titanes que se juntaban por montones bajo nuestras narices.

—¡p-para nada! –gritó.

—tan predecible –le dije sonriendo.

Krista podía asemejarla a la hermana pequeña que nunca tuve o que siempre deseé. Pequeña y tierna, un blanco fácil que con solo mirarla te dice "protégeme", agradecía tenerla en el equipo.

Guerrera | Shingeki No Kyojin. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora