Capítulo 2: Buscando a nemo

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(El título no tiene sentido lo sé pero estoy con resaca y estoy escribiendo esto por eludir mis responsabilidades de estudiar así que no os pongais exigentes que no sois tan exigentes si leéis esto. Vengo a explicar que Lucy y sus escaleras es el equivalente a ninoxposte. Seguid disfrutando de la lectura pero antes de nada observad aquí como me imagino al bombomcito de Jason.)


Por fin había llegado el recreo, el instituto algo revolucionado unas semanas y cada vez que llegaba la hora de la comida eso se notaba el doble. Y toda esta revolución tenía nombre y apellido: Nathy Evans. La chica más famosa del insti ni siquiera Dove ha sido nunca capaz de igualarla ¿cómo podría comenzar a describir a Nathy Evans?

Regina George, Kimberly, Dove Cameron, Sofia Carson y muchas más confirmaban lo que yo llamaba "idioséquito" todas ellas eran amigas y eran célebres por aquí evidentemente pero Nathy era la abeja reina. Todas las semanas escapaba de casa y revolucionaba todo esto por completo pues siempre que se iba era sin que ni sus padres lo supieran y hacía cosas inimaginables una vez contaron que la vieron de maestra de surf en Nueva York, otras que era guardaespaldas de Oprah, incluso llegaron a afirmar verla como bailarina en un show de Broadway. Todo lo referente a ella era un misterio pero había algo muy claro: si atentabas contra ella estabas muerto socialmente porque Nathy sabía defenderse bien.

La agitación que había ahora en torno a ella es que estaba en el hospital y todos se preguntaban por qué. Bueno todos menos yo porque a mí esas bobadas de los cotilleos me daban igual. Sólo paseé hasta intentar llegar a la cafetería pero al llegar a las escaleras encontré siempre a los típicos alumnos metidos en clubes que intentan convencerte de entrar como propaganda. Debí haber escogido el otro camino.

-¿Quieres entrar en el club "Save the World"?

-Ya te he dicho que no otras veces Lucy.

Lucy era la hippy oficial del instituto. Siempre con sus ponchos y sus blusas grandes de estampados o con sus chalecos de flecos. Se colocaba margaritas en el pelo y a veces en los típicos shows de talentos llevaba una flauta de pan. Me parece una persona...curiosa. Nunca me ha caído mal y me parece súper original pero su rollo naturalista va demasiado lejos.

-No conozco tus chacras igual el universo te ha hecho repensarlo.

-El universo y yo estamos en contra aún-insistí.

-Da igual cuánto lo niegues seguiré en estas escaleras esperando que todos cambiéis de opinión-suspiró abrazandose y besando a la barandilla.

-Lo que tú digas-dije mirándola con cara de poker.

-¿Quieres un brownie?

Negué con la cabeza, a juzgar por lo tranquila que estaba no quería saber lo que llevaba ese brownie. Intenté seguir mi camino cuando otra chica volvió a abordarme pero esta sí me caía mejor así que le sonreí de oreja a oreja. Es Pily, de las pocas chicas que también leen aquí así que por ello merece mis respetos.

-¿Sabes qué?-preguntó muy contenta.

-No, ¿qué?

-He conseguido que tengamos aún más miembros en el club.

-¿Ah sí?

-Sí, mi hermano se ha apuntado porque conozco un secretillo, digamos que le robó dinero a mi madre y digamos que lo he chantajeado. No vendrá a ninguna reunión pero al menos cuenta.

-¿Cuántos somos ya?-pregunté ilusionada.

-Un montón...bueno en realidad solo seis pero oye menos es nada.

-Bueno menos miembros tiene el club de reptiles-señalé a la mesa vacía del mencionado club-hoy Samji no ha venido y juraría que es único miembro.

-Que triste.

Felices los cuatroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora