Dos jovenes que estaban destinados a estar juntos desde el principio. Habían sido amigos desde que llegaron a ese extraño mundo. A medida que avanzaba el tiempo, la admiración mutua comenzó a convertirse en algo más.
➟Capítulos cortos y soft, shippe...
dos personas que estaban destinadas a estar juntas desde el principio, Quackity y Shadoune. Habían sido amigos desde que llegaron a ese extraño lugar, conectando casi al segundo. A medida que pasaban mas tiempo juntos la admiración mutua comenzó a convertirse en algo más.
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Cada mañana, los suaves rayos del sol brillaban, entrando a través de las ventanas y calentaban las plumas del mitad pato. Le encantaba escuchar el suave susurro de las hojas en la brisa mientras escuchaba a los pájaros cantando una bonita melodia, casi siempre olvidaba el entorno en el cual se encontraba. Ese era uno de los únicos momentos del día en los que que podía disfrutar estar en ese lugar casi apocalíptico, sin ninguna preocupación.
Solía ser uno de los últimos en levantarse, madrugar no era para él sino para sus compañeros, Spreen y shadoune los que tenían una especie de competición para ver quien hacía las mayores cosas productivas en el menor tiempo, aún no estaba seguro ya que solo era una suposición entre el y Rubius.
Al bajar al piso bajo se encontró a Shadoune, sacando una caña de pescar de su cofre mientras revisaba el estado de la caña sin darse cuenta de la existencia del pelinegro.
-Vas a ir pescar? Dijo el menor esperando la respuesta del francés mientras sacaba unas patatas del cofre para seguidamente meterlas en el horno. Eran dos personas que parecían estar en mundos diferentes, pero en realidad eran muy similares. Ambos eran almas amables, cualquier persona hubiera pensado que son polos opuestos, pero nunca se habían llegado a conocer bien antes, asi que pensó que era una buena oportunidad para entablar una amistad.
-Oh, si voy al lago que esta cerca de casa, quieres venir? Se le notaba un poco exaltado por la repentina aparición del menor, restándole importancia sacó otra caña de pescar, lanzándosela inesperadamente haciendo que el mexicano no llegara a cogerla.
-Perdón! Dijo con ese peculiar acento francés, agachandose para recogerla del suelo, Mientras tomaba la caña, sintió que una mano que rozaba suavemente la suya. Miró hacia arriba y vio a quackity un tanto sorprendido.
Mierda, pensó el pelinegro, antes de poder decir algo chocaron miradas durante un instante, un segundo, el cual de sintió eterno. Quitando rápidamente la mano, esta vez disculpándose él, un tanto avergonzado.
-Mejor salimos, va?pregunto el menor intentando minimizar la incomodidad de la situación. El francés asintió, dándole la razón mientras se ponía su capucha y salía de la casa, rumbo al lago.
Quizás el plan de entablar una amistad no funcioné, pensó, un tanto desilusionado, antes de poder cancelar nada vió como su compañero se estaba yendo.
-¡Espera culero! Gritó el mexicano mientras intentaba seguir al francés
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Cuando llegaron al lago se sentaron juntos y el mayor le enseño todo lo que sabía al mitad pato. A medida que el tiempo pasaba, su amistad se convirtió en algo más significativo. Quackity y Shadoune pasaron horas hablando y riendo juntos, compartiendo secretos y sueños. Sintieron una conexión tácita que nunca podría romperse.
Al final del día, El pelirrojo no solo había pescado varios libros perfectos para encantar, sino que el y quackity habían formado una hermosa conexión.
