2. La sartén letal.

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Cuando entré en casa y vi que todo estaba a oscuras, me apresuré a encender todas las luces, la oscuridad me aterraba.

Mi madre estaba trabajando y mi hermana vete a saber por dónde andaba.

A mucha gente le encantara quedarse sola en casa, pero a mí no me gustaba mucho, odiaba el silencio frío que se formaba en las casas vacías.

Dejé mi bolso en el suelo de mi habitación y preparé mi tableta de dibujo para pasarme toda la tarde dibujando y escuchando música, pura gloria, casi cada día tenía muchísimos deberes que hacer y al acabarlos ya no tenía tiempo para hacer cosas que realmente me gustaran.

Me asomé por la ventana, todo el cielo estaba tapado por nubes grises, un poco como cada día, no vivía en una ciudad en donde el tiempo fuese muy bueno la mayoría de las veces.

La ventana de mi habitación daba a la casa de Flynn, se podía ver la entrada principal, y justo delante de mí había una ventana como la mía, no sé cómo nunca me di cuenta de que él era mi vecino.

La luz de la habitación de enfrente se encendió y
Flynn entró por la puerta, tiró su mochila al suelo y estiró los brazos.

Me tapé la boca con las manos y retrocedí unos pasos, no era posible, Flynn miró al frente extrañado y cuando me vio, sus ojos de poco se le salen de las órbitas.

Pude ver como se echaba a reír, la coincidencia era muy, muy grande, se nos quedó la misma cara de sorpresa en cuanto nos vimos el uno al otro.

Estaba buscando algo por su escritorio cuando poco después pegó una nota en su ventana.

''¿Nunca podré descansar de ti, chica misteriosa?''

Sonreí al leerla, le respondí escribiendo en un papel que había encima de mi escritorio, pegué la nota a mi ventana para que pudiese leerla.

''Ni en tus sueños, chico misterioso.''

Se echó a reír de nuevo cuando la leyó.

Pude observar mejor algunos de sus tatuajes, ya que acababa de quitarse la chaqueta, me parecían fascinantes, pero antes de que pegara mi cara en la ventana para verlos y fijarme más en ellos, Flynn salió de su habitación.

Reaccioné al instante, me cambié de ropa poniéndome un chándal y una sudadera y me hice un moño mal hecho en el pelo, la comodidad al completo.

Lo estaba dibujando a él, con un delantal rosita, con su cara de enfado y con una espátula en la mano, por alrededor dibujé varios postres ya que me dijo que le gustaba la repostería.

Debería de estar empezando con el próximo capítulo de mi cómic, el anterior había dejado con ansias a mis lectores, pero no era mi culpa que un tal Flynn Baker hubiese entrado en mi vida así porque sí.

Hacía rato que Flynn había vuelto, creo que estaba haciendo deberes, pero se preocupaba más por observarme.

Sin que me viera, apunté en un papel un mensaje y lo pegué en la ventana sin sacarle ojo a mi dibujo.

''Observar a su vecina tanto tiempo podría llamarse delito de acoso señor Flynn.''

Cuando me di cuenta de que lo estaba leyendo lo miré a los ojos y vi cómo encaraba una ceja y se ponía rápido a escribirme otra respuesta.

Inefable Libro uno (concluida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora