𝐋𝐈𝐅𝐄 𝐌𝐈𝐑𝐀𝐂𝐋𝐄 | wolfstar

* ೃ ༄. ꒰Go shopping!꒱ 🍒 彡

Era diciembre y estaba bastante frío el clima londinense; Sirius y Remus iban con bastante ropa abrigadora, bueno, Remus un poco menos; al estar embarazado, su temperatura corporal aumentaba y era como una chimenea andante. Irían a comprar ropa para su bebé, que, si no contaban mal,nacería por febrero.

—Yo digo que primero compremos la ropa —sugirió el pelinegro, viendo a su novio, quien sonrió y asintió.

—Buena idea, Padfoot.

Ingresaron en una tienda muggles, casi vacía; fueron hasta la sección de ropa para bebés, donde escogieron varios conjuntos de colores neutros, aunque también de colores azules. Remus salió de la tienda, mientras su novio pagaba con el dinero muggle que le había dado la madre de James. Cuando salieron, emprendieron su viaje de regreso a la casa de los Potter. Irían a dejar sus compras y luego irían al cementerio a ver a la madre de Remus, que en paz descanse.

—Soy de las pocas personas que tuvieron alguna vez un esposo embarazado —declaró Sirius. Para su suerte, la calle estaba más o menos vacía. —Así que tal vez deba escribir un libro acerca de eso.

—¿Tú escribiendo un libro? —le preguntó Remus con una sonrisa burlona—. ¿El mismo Sirius Black que odia ir a la biblioteca?

—Es que la bibliotecaria es muy odiosa —respondió, refiriéndose obviamente a Madame Pince, quien era una anciana que todo el tiempo estaba vigilando de que no hicieran ruido, comieran o arruinaran algún libro, y claro, para vigilar que nadie entrara a la sección prohibida.

Cuando llegaron a la casa de los Potter, se encontraron conque Lily Evans había ido de visita. Remus la abrazó con dificultad, pues sus siete meses de embarazo ya le estaban cobrando la factura. Lily le obsequió una bolsita de juguetes para el pequeño o pequeña Black. Convivieron un rato, antes de que la pareja —la única por el momento, pues todavía Lily se negaba a aceptar sus sentimientos por James— decidiera salir para ir a donde la difunta madre de Remus.

En el camino, compraron un ramo de narcisos, los favoritos de ella. Caminaron en silencio, tomados de la mano. El pulgar del castaño hacía pequeños círculos en la mano del más alto. Cuando llegaron, al igual que casi el resto de la ciudad, todo estaba cubierto de nieve. Entraron, dejando claras huellas de pisadas en la nieve.

La tumba de Hope Lupin se encontraba casi al fondo. Remus se arrodilló con bastante ayuda de Sirius. Depositó los narcisos como tributo a su madre.

—Te amo, madre. Gracias por todo. Este de aquí es Sirius. Él empezó siendo mi amigo y ahora es mi novio. Él y yo vamos a ser padres.

A Sirius le hubiera encantado mucho más conocer a la madre de su novio en persona y en ese momento no sabía qué decir, por lo que solo soltó un “hola” nervioso. Remus estaba tan concentrado en hablarle a su madre y Sirius en contemplarlo, entonces ninguno de ellos se percató que una persona más había entrado al cementerio.

—¿Remus? —preguntó la voz de un hombre mayor, cosa que los asustó, pero Sirius como todo un “macho alfa” fingió que no.

—¿Ah? —el castaño se volteó y sus ojos se abrieron con sorpresa al ver al hombre. Era su padre, Lyall Lupin, que también llevaba unos narcisos en la mano. —Padre…

Sirius vio que las intenciones del castaño era levantarse, por lo que rápidamente lo sujetó y lo ayudó a incorporarse. El hombre se acercó a su hijo y lo abrazó, antes de notar la gran barriga de su hijo. Remus se mordió el labio inferior con nerviosismo ante la expectativa de lo que diría su padre.

—¿Sorpresa? —preguntó Sirius nervioso ante el silencio de su suegro.

Ciertamente debía de haber una charla entre padre e hijo, la cual se dio poco después de que Lyall Lupin dejara las flores en la tumba de su esposa y le murmuraba unas palabras. Luego, el hombre llevó a su hijo y al novio de éste a su casa.

—Estoy embarazado. —Fue lo primero que dijo en cuanto se sentaron, bastante nerviosos. Sirius había escuchado de Lily que padres muggles odiaban a sus yernos solo por embarazar a sus hijas antes del matrimonio. Se preguntó si el señor Lupin lo odiaría también.

—¿Cómo?

—Bueno, mire, cuando una abeja se acerca a una flor… —empezó Sirius, recibiendo un golpe en el muslo de parte de Remus, quien contenía una pequeña risa.

—Muchacho, no me trates de estúpido. Eso ya lo sé, sé cómo nacen los bebés, ¿pero cómo si tú eres hombre, Remus?

—Yo no lo sé… pero serás abuelo en unos meses —dijo, tratando de salvar la situación que había arruinado el pelinegro. Lyall se levantó con un suspiro, dejando a ambos jóvenes con la impresión de que la habían cagado.

Hasta que el hombre apareció con una bandeja con galletitas y chocolate caliente para que comieran. Empezaron a hablar de temas más banales hasta que le preguntó a Remus si volvería a casa como antes.

—Yo… lo pensaré, padre.

Se despidieron un rato después, antes de irse, Lyall le pidió a Remus si podía tocar su vientre en donde su nieto se estaba formando. Remus accedió y a Sirius le dio ternura —al tiempo que le dolía un poco—  la escena entre padre e hijo. Cuando salieron al frío de la calle, el pelinegro le dio la mano a su novio embarazado mientras en la otra mano llevaba lo que había comprado.

—¡Ya llegamos! —exclamó Sirius cuando llegaron a la casa de los Potter, dejando las bolsas en el suelo.

—Hola, chicos —James llegó—. Uh, ¿puedo ver qué compraron?

—Es sólo ropa para bebé, James. —Dijo Remus, sobando su barriga.

Pero también Euphemia quería ver la ropa que los jóvenes padres habían escogido para su retoño que no nacería hasta febrero, cuando el invierno se volvía más clemente. La familia Potter —ellos incluidos— reían mientras veían cada prenda que sacaba Sirius de las bolsas.

—Bueno, Sirius, debo admitir que tienes buen gusto en ropa para bebé —confesó James, riendo un poco.

—Así es, yo escogeré la ropa de tu futuro hijo cuando te cases con Lily.

El color rojo cubrió la cara de James, lo que provocó que Remus y Euphemia rieran aún más. Sí, ellos serían una familia feliz.