Capítulo 4.

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- ¡Por fin! - dijo victorioso el oji-verde mientras miraba a un rubio que estaba dormido en uno de los sillones - Oye~ -

- ¿Qué es lo que quieres aquí? - Pregunto fríamente aquél chico, en sus ojos se podía ver tristeza, angustia y ningún rastro de vida -

- ¿Tú eres Shu cierto? -el oji-azul se sentó y asintió- ¿No has visto a mi hermano Kanato? -

-No, tal vez Reiji sepa...- dijo mientas se ponía de pie y comenzaba a caminar en dirección a la salida del cuarto. - ¿Qué esperas? -

- ¡Si! -contesto algo feliz, ese chico no era tan engreído como creía.

Siguieron caminado hasta llegar a una habitación bastante grande con enormes estantes de libros, en medio de éstos había un sofá y una mesa, en el sofá se hallaba sentado un chico con anteojos, el cual leía un libro bastante grande al parecer de Raito.

- Reiji - lo llamo el rubio, haciendo que el pelinegro cambiara su expresión tranquila por una de molestia.

- ¿Qué es lo que quieres? -Pregunto con indiferencia, mientras se ponía de pie -Shu...-

Shu suspiro y cerro los ojos, ya que como siempre era imposible llevar una conversación con su hermano.
- Raito, te quiere preguntar algo-

El pelinegro desvió su mirada hacia Raito y lo miro detenidamente. - ¿Qué es lo que quieres? - Pregunto tratando de sonar "amable".

- ¿No has visto por este lugar a mi hermano Kanato? -

Si, estaba con ese hombre -contesto calmadamente.
- ¿Porqué preguntas?

- Escuche a mi madre decir que Padre se lo había llevado...- dijo bastante calmado, pensando que solo había sido un error.

- P-padre...- Reiji comenzó a respirar agitadamente.

- Ese hombre - por otra parte Shu comenzó a temblar. Raito solo los observaba sin entender.

- ¿Qué sucede? -

- Shu...- llamo el pelinegro.

- Lo sé, Raito, pregúntale a nuestra madre si padre se ha marchado - El nombrado no entendía. - ¡Ve rápido! -

- ¡Si! - El oji-verde salió corriendo de ese cuarto en busca de la segunda esposa. Corrió por varios pasillos buscándola sin ningún éxito, hasta que recordó las palabras de su madre: "Ésa mujer siempre está en el jardín bordando, pff parece una anciana humana" . Raito corrió lo más rápido que pudo y efectivamente, aquella mujer estaba en ese lugar.
- ¡Beatricx! -

La mujer volteo y se sorprendió al ver al niño, el cual corría rápidamente en su dirección. - ¿Qué es lo que sucede? -

- Shu, quiere saber si padre se ha marchado - Dijo respirando agitadamente.

-Fue a visitar a Christa-sama, ¿Raito qué es lo qué sucede? -pregunto acercándose a él.

- No lo sé, Shu y Reiji me mandaron a preguntarle eso -Contesto dándose media vuelta.
- Me tengo que ir. ¡Gracias Beatricx! - Comenzó a correr nuevamente.

- De nada - Susurro sentándose nuevamente.

Nuevamente el castaño corrió por los largos pasillos hasta llegar a la habitación donde se encontraban sus hermanos.

- ¿Qué te dijo? - Pregunto el rubio.

- Que fueron a visitar a Christa - Los otros dos chicos desviaban sus miradas.
- ¿Qué es lo que sucede con padre? -

- Te lo diremos, pero primero tenemos que ir con Subaru - Dijo nuevamente el rubio. - Reiji - el sólo asintió
- Vamos-

Raito los seguía sin entender, pasaron unos minutos y llegaron a esa torre, la cual estaba bastante alta y aislada del castillo. - ¿Entraremos a ese lugar? - Pregunto un poco dudoso.

- Si - Contesto Reiji.

- ¡Subaru! - Grito el rubio mientras entraba en la gran torre.

- Cállate... - susurro un pequeño peli-blanco, el cual estaba sentado en uno de los escalones de la torre.

- Perdón - se disculpo tratando de sonar tranquilo.

- Y, ¿Qué es lo que quieren? -Pregunto irritado por la presencia de los contrarios.

- Subaru... - Lo llamo Reiji - ¿Él donde esta? -

Subaru al escuchar "él" se estremeció - Y-ya se ah ido... -

Los dos hijos de Beatrix bajaron la mirada - Ya veo...- Susurro el rubio.

- Llevaba con el a ese niño del peluche. Seguramente se divertirá con él... -

- ¿Q-qué quieren decir con eso?- Pregunto Raito, no entendía las palabras de sus hermanos.

-R-raito...aquel hombre al que llamamos padre...-

En otro lugar.

-¿Qué sucede Kanato? -Pregunto un hombre de cabellos largos y albinos.

- N-no es nada... - Contesto abrazando a su preciado Teddy.

- Mmm... de acuerdo - Dijo suspirando. - Ah, hay algo que tienes que saber -

- ¿Qué es? -

- Vivirás con otros niños -

- ¿Eh? - El rostro de Kanato se lleno de asombro.

-Si, para ser exactos son cuatro- Dijo enseñándole cuatro de sus dedos.

- ¿Son sus hijos? - Pregunto demasiado intrigado, había escuchado de su madre que su padre era mujeriego y además tenía tres esposas, pero ahora le dice que tiene otros cuatro hijos ya es demasiado.

- Los adopte - Respondió como si tener 10 hijos fuera lo más normal del mundo.

- Ah... - Fue el único sonido que salió de los labios de Kanato.

- Sus nombre son Ruki, Kou, Yuma, y el pequeño Azusa, si no me equivoco son un año mayor que tu - Hablo mientras lo miraba fijamente. - Pero...solo Azusa es más adorable y lindo- Esta vez lo dijo susurrando para el.

Kanato guardo silencio, algo no cuadraba bien.

En el castillo.

- ¡NO! ¡NO! ¡NO! ¡NO! - Gritaba Raito.

- ¡Raito! - Grito Shu - Detente, no puedes hacer nada... -

- ¡Claro que haré algo! No dejare que el...que el... - Las palabras no podían salir de su boca, solo podía apretar los puños y mirar al cielo esperando una señal de luz, pero solo pudo ver el cielo nublado y las gotas de lluvia comenzaban a caer.

- Es algo que no puedes evitar...solo puedes rogar para que se aburra de él y lo traiga de vuelta... - Esta vez el que hablo fue Reiji.

- Él tiene razón, no hay nada que puedas hacer - Apoyo Subaru.

- Si le digo a madre... -

- ¿Crees que ella pueda hacer algo contra el rey de los vampiros? - Pregunto aquél rubio - Nadie puede hacer algo para evitarlo, era él o era Ayato... -

- ¡Y-yo tomaré su lugar! -Exclamo desesperado Raito.

- Raito, sabes perfectamente que él te odia - Dijo Reiji.

-Tiene que haber algo que pueda hacer - Hablo mientras caía de rodillas - No puedo dejar que él...él... -

- Abuse de él...- termino la frase aquel peli-negro, el cual bajo la mirada al igual que Shu y Subaru - ¿Al igual que hizo con nosotros cierto? -Termino de hablar mientras alzaba la mirada viendo a los ojos de Raito.

Raito comenzó a llorar.
¿Realmente eso era algo inevitable?

Continuara...

¿Me perdonas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora