Capítulo 4

219 9 2
                                    

Kimberly no paraba va y va de hablar, que me harté y le puse un pedazo de cinta en su hermosa boquita.

—Agradecé de que sigo de buenas —le dije serio y ella sólo rodó los ojos.

Me volví a sentar enfrente de ella, mientras que ella me miraba con desprecio, yo la miraba con deseo. Hasta que ella se quedó viendo un punto fijo de la habitación.

—Esta bien —me le volví a acercar —no digas estúpideces o esta vez si te irá peor —ella asintió y con cuidado le quité la cinta.

—Me puedes dar un poco de agua por favor —dijo en susurro.

—Ok —fui por una botella y le di.

—Gracias —dijo y me separé.

Creí que iba a hacer algo pero me sorprendí que no lo hizo. Yo me estaba durmiendo, así que decidí molestarla un poco.

—Sabes, cuando ibas a la piscina con tus amigos, te mirabas tan bien en traje de baño —sonreí.

—Eres un... degenerado e imbécil —volvió su mirada de desprecio.

—Gracias, puedo tolerar eso —me estiré un poco y me le acerqué —que lindos labios tienes —dije viéndolos un segundo y luego a sus hermosos ojos.

—Si me das un beso te vas a arr... —la interrumpí por que hice lo que ella no quería —sólo movió su rostro rompiendo el beso —no te ahorco por que sigo atada a esta silla —escupió un poco al suelo.

—Bien, hazlo —la desate de la silla y ella se quedó sorprendida.

—No me lo esperaba —ella se levantó.

Yo la acorralé contra la pared, pegué nuestros cuerpos, y llevé sus manos arriba de su cabeza, en pocas palabras, no tiene salida.

—Sabes que me excitas cuando te enojas —relamí mis labios.

—No te digo otro insulto, por respeto al insulto —ella aveces se movía para liberarse, pero siempre era en vano.

—Por que no aceptas que tú también me deseas —rocé mis labios por su cuello, ella se estremecía por mi tacto.

—Estas enfermo —aclaró su garganta.

—Haré que de esa boquita hermosa salga mi nombre, pero no será hoy preciosa —le di un beso en el cuello y me alejé.

Vi que ella se fue corriendo hacia la puerta, maldijo varias veces al ver que estaba con llave. De la desesperación, ella empezó a llorar.

—No me hagas esto —sus manos empezaron a temblar.

—Ven —la agarré del brazo y la dejé sentada en la orilla de la cama.

—Hay reglas preciosa, primero, no trates de escapar por que eso es lo más estúpido que puedes hacer, segundo, haz todo lo que yo te diga, tercero, cuando yo quiera tener sexo tú tienes que estar dispuesta, y cuarto, no interactues con nadie en este lugar si no es conmigo —le dije lo más serio posible —entiendes? —le pregunté.

—Si —su voz salió nerviosa.

—Vendré en un rato, en ese armario tienes ropa y ahí está el baño —me acerqué a la puerta —vuelvo a repetir, no hagas nada estúpido o te irá peor —salí de esa habitación, no sin antes escuchar sus sollozos.

No me gustaba escucharla o verla llorar, peor aún si era por mi culpa. Pero yo quiero que esté conmigo, que sea mi novia o algo más. Salí de mis pensamientos al ver que Francisco se me acercó.

—Ven —dijo en susurro y nos fuimos a otra habitación —por que la secuestraste? —me preguntó serio.

—Hermano, ella me gusta, no encontré otra manera, para que ella me pusiera atención —solté un suspiro.

—Sabes cuales son las consecuencias de un secuestro? —se alarmó —no quiero estar involucrado cuando la policía te arreste —él se parecía a mi padrastro.

—Que lo hagan, lo que sé, es que estaré feliz, sabiendo de que Kimberly se enamoró de mi —sonreí.

—Iré a ver a Ricardo, no te sigas metiendo en problemas —salió de la habitación.

Yo me quedé ahí ideando planes, por si los padres o amigo de Kimberly empiezan a sospechar. Y también saqué unos planes para que ella se enamore de mi.

Fui a verla, al entrar me alarmé al ver que ella estaba tratando de romper el vidrio de la ventana. Rápido cerré la puerta con llave, luego me le acerqué, pero no tanto, ya que me amenazó con otro pedazo de vidrio.

—No des un paso más —se me rompía el corazón verla con los ojos llenos de lágrimas.

—Dame eso —extendí un poco mi mano para que me diera el pedazo de vidrio.

—No —sus manos temblaban —estas loco, no quiero saber lo que eres capaz de hacerme —acercó el vidrio a su cuello.

Rápido me le acerqué, tomé su mano y aventé lejos el vidrio. Ella empezó a llorar de nuevo, yo la abracé mientras que ella se desahogaba.

—Déjame... ir —me tensé al escucharla decir eso.

—No puedo preciosa, no quiero que estés lejos de mi —ella se separó bruscamente.

—Pero si no me conoces maldito psicópata —se alejó.

—No me llames así —me puse serio.

—No? Y cómo debería llamarte? Mi amor? —ella soltó una risa sarcástica —maldito enfermo —dijo con asco.

—YA BASTA!!!! —grité cabreado —sólo quiero que me ames Kimberly, eres la mujer que siempre soñé, eres hermosa e inteligente maldita sea —di un fuerte golpe en la pared.

—Te lastimas —dijo ella con miedo.

—No me vengas con eso —mi cuerpo estaba caliente del enojo que sentía —SÓLO QUIERO QUE ALGUIEN ME AME!!! —dije más cabreado.

—Juan —tensé mi mandíbula, al sentir que ella puso su mano encima de la mía.

—Quieres que te deje libre... —ella me interrumpió.

—Podemos empezar ser amigos, conocernos y todo eso. Pero no llegues a la violencia —la miré y me calmé, ella me daba paz.

—Y si un cabrón te enamora? Yo no quiero eso —me estaba volviendo a enojar.

—No, aquí sólo somos tú y yo, nadie más —dijo y yo solté un suspiro.

—Confías en mi? —le pregunté.

—Tú confías en mi? —ella me atacó con mi propia pregunta.

—Claro que si —separé un poco mi mano, por que ya me estaba poniendo nervioso por su tacto.

—Bien —ella se sentó en la orilla de la cama —ven —palmeó a su lado.

Solté otro suspiro, me senté a la par de ella y empezamos a hablar como personas normales. Me sorprendí que tenemos los mismos gustos en casi todo, luego volví a salir de la habitación, por que me dijo que se quería bañar.

Fui a la cocina a preparar algo de comer, preparé un coctel de frutas y lo serví en dos bowl, primero comí yo y luego fui a dejárselo a Kimberly.

—Kimberly? —toqué la puerta dos veces.

—Pase —escuché su voz desde adentro.

Entré para poder dejarle su comida, me estuve ahí todo el rato hasta que ella terminó.

—No estas asustado si la policía viene a buscarme? —ella me preguntó.

—No, por que no sería la primera vez —dije tranquilo.

—Cómo? —ella me miró extrañada.

—Terminaste? —le pregunté señalando el plato.

—Si —dijo y yo lo agarré iba a salir de la habitación pero ella me detuvo.

(....)

Mi Mayor Obsesión (JD Pantoja & Kim Loaiza) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora