Parte 1

5 1 0
                                    


Cansancio

Eso es todo lo que se puede leer en mi rostro, mi turno terminó a las 6:00 pm con la llegada de Calvin, el barista de la siguiente jornada, camino por la acera del hotel con los audífonos puestos y con las mangas de la camisa dobladas hasta los codos, parte de mi cabello cae por la frente. No me vendría mal un corte. Esa ha sido la rutina de todos los días por los últimos 3 años, no tiene por qué ser diferente ahora; el clima en la ciudad se caracteriza por inviernos gélidos y largos, un día soleado no forma parte del paisaje, ya se percibe el clima fresco, estamos a principios de otoño y el olor de los árboles impregna el lugar, no va a tardar en que caigan esas hojas anaranjadas y pinten el suelo de un color shedron, me gusta la sensación del clima frio, Reflections de Toshifumi Hinata suena en los auriculares lo que le da un aire de nostalgia al panorama, llegando a la plazoleta me permito cerrar los ojos por un momento disfrutando del viento seco y el aroma a pan recién hecho se cuela de Franco's Café que está en una esquina, para mí, esto es la perfecta representación de la felicidad, aquella que tantos humanos añoran encontrar en lo material.

Sigo con los ojos cerrados, absorto en mi mundo y sin interesarme por el exterior hasta que siento una pequeña y cálida maño tomar la mía, me hubiese gustado decir que por la impresión solté esa mano y di unos pasos hacia atrás lanzando improperios a quien lo ha hecho, pero no fue así, la calidez de la pequeña mano se siente tan bien que provoca escalofríos de gusto, abro mis ojos y miro hacia donde tengo tomada de la mano a aquella persona, es una mano delicada con uñas largas elegantemente pintadas y vistiendo finos anillos color oro. Es una mujer, pienso pudiéndolo comprobar al levantar la vista, es joven de cabello castaño ondulado, tez morena clara, ojos color café, un café muy intenso con un toque de picardía, nariz mediana y labios perfectamente maquillados color uva, viste de manera elegante pero obscura, blusa negra de cuello alto, falda de cuadros en tonos marrón, medias negras y zapatos altos con un abrigo negro, cuando regreso la vista a su rostro me topo con una sonrisa traviesa adornando su boca mientras su dedo índice acaricia la palma de mi mano, sabe que la miraba atentamente tratando de encontrar alguna imperfección, no la encontré. Es deliciosamente hermosa.

-Disculpa mi atrevimiento, espero no haberte incomodado -una voz suave, en ningún momento suelta mi mano y para ser sincero, no quiero que lo haga.

-No lo llamaría incomodidad, pero si asombro, no recuerdo habernos visto con anterioridad señorita -el cansancio ha pasado a ser calma, su tacto me tranquiliza, pero reconocería esta clase de calma incluso en mi otra vida, era tranquilidad antes de una tormenta.

-Para nada, no nos conocemos, permíteme presentarme, mi nombre es Vanessa Arthur, un placer -dice ella haciendo hincapié en la última palabra.

-Un gusto señorita Arthur, le ruego me disculpe, pero ¿Acaso me está siguiendo? ¿Cómo sabe de mí? -no puedo ocultar mi extrañez ante su presencia, tal vez he sido un poco tosco al hablar, pero no sé qué quiere de mí.

-Así es, te he estado siguiendo desde que saliste del Hotel 2 Rosses y puedes llamarme Vanessa -mantiene una expresión apacible, como si seguir a desconocidos fuera su pasatiempo.

-Con todo respeto Vanessa, el seguir a las personas te podría ocasionar un problema futuro y en vista de que no nos conocemos, no creo ser de ayuda para lo que sea que estés pensando -iba a retirar mi mano de su agarre cuando de pronto dijo lo último que esperé oír de ella.

-Te seguí porque me gustas -soltó sin vacilar, con una seguridad que te impide dudar de sus palabras.

-Creo que te equivocas -en tono de burla y con la seguridad de querer retirarme inmediatamente de ese lugar retiro su mano de la mía con la mayor delicadeza posible.

Tierra mojadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora