Prólogo

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Pudo ser la semana más lluviosa del año. Aquella borrasca arrasó con aquel pueblo, el parque por el cual jugaba todas las tardes terminó inundado, los árboles derribados taponaban las avenidas, la lluvia convirtió las calles en ríos, y los coches en barcas.

El pueblo no estaba preparado para una borrasca de tal magnitud, y por ello muchas personas perdieron su hogar aquel día.

El colegio no se libró de los daños, a pesar de ello, los niños fueron al colegio, pero algunas aulas quedaron destrozadas, y los alumnos acabaron en el comedor, esperando a que sus padres los recogieran.

En medio de una multitud de niños, algunos gritando, corriendo, jugando, dos amigas se abrazaban en los bancos del comedor. La más alta tenía miedo de los truenos, cuando el viento aullaba con fuerza ella temblaba con la misma intensidad. Mientras, su amiga la consolaba, ella adoraba la lluvia, le encantaba saltar por los charcos, las gotas en su mejilla, y sobre todo, llegar empapada a casa. El comedor estaba repleto de niños, gritando, llorando, jugando, todos menos uno. Aquel niño no era normal, el uniforme estaba empapado, su cabello espeso y negro como el carbón casi le tapaban los ojos, pero ella podía verlo, podía ver el brillo esmeralda de sus ojos, y él lo sabía. Sabía perfectamente cuando ella le miraba, y siempre le dedicaba una sonrisa, una sonrisa tan siniestra que la acompañara durante décadas. Ella no podía evitar temblar de terror ante aquel extraño niño, porque ambos sabían la verdad, los dos sabían lo que estaba a punto de ocurrir. 

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⏰ Última actualización: Jan 23, 2023 ⏰

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