Capítulo 4

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A Taeyong no le gustaba eso... ni un maldito pedazo.

Sentado en el asiento del conductor de su nuevo coche, vio pasar a Ten por el oscuro parking de un bar de mala muerte, en resumen, lo peor de Pontiac. Como de costumbre, el pequeño jaguar iba todo de negro y parecía tener toda una ferretería atada a su cuerpo. Tenía la apariencia de un tipo molesto.

Cuando Ten finalmente se detuvo junto a un Corvette verde oscuro, Taeyong dejó escapar un siseo de desaprobación. Él reconocería ese coche en todas partes. Pertenecía a una cambiaformas serpiente, de nombre Cora, que no estaría contenta si pillaba a alguien tocando sus ruedas. Ten, o bien era un ignorante o bien era simplemente arrogante. Taeyong estaba dispuesto a apostar a que sería lo último.

Ten cogió lo que llevaba en la espalda y se movió debajo del coche. Incluso desde su punto de vista de mierda, la polla de Taeyong seguía respondiendo a la forma en la que se movía el ágil cuerpo de Ten. Taeyong entrecerró los ojos, agradeciendo a todo lo que era sagrado por tener la mejorada visión felina, lo que le permitía ver bien en la oscuridad sin tener que recurrir a las gafas.

Una sonrisa se extendió a lo largo de su cara. El pequeño mocoso estaba plantando un dispositivo de rastreo en el coche de Cora. Travieso, travieso. Taeyong se deslizó fuera de su propio vehículo, teniendo cuidado de no cerrar la puerta detrás de él. Antes de salir, había pagado la luz interior de su coche para no delatarse.

En el preciso momento en que llegó al 'precioso coche de Cora', Ten había comenzado a deslizarse debajo de él. Si se sorprendió de ver a Taeyong, no lo demostró. En su lugar, se puso de pie lentamente mientras se frotaba las manos sobre su ropa.

—Si Cora te encuentra jugando con su coche, te engullirá entero y su cuerpo te digerirá poco a poco, pudiendo tardar hasta una semana —anunció Taeyong a modo de saludo.

Ten frunció la nariz. —Eso es horrible.

—¿Vas a decirme qué demonios estás haciendo? — Taeyong trató de poner una pose relajada a la vez que mantenía una estrecha vigilancia sobre las manos de Ten. Observó con gran alivio que el anillo especial del jaguar no estaba en ninguno de sus dedos.

—Alguien me contrató para que pusiera ese dispositivo en su coche. —Ten se encogió de hombros, actuando como si no fuera nada fuera de de lo normal cabrear a Cora, la cambiaformas serpiente. Asimismo, tampoco parecía demasiado preocupado porque Taeyong estuviera a pocos centímetros de él.

—¿Por qué diablos has aceptado un trabajo tan peligroso? Incluso alguien tan tonto como tú debe saber que no se jode a las serpientes.

Ten dejó escapar esa sonrisa de 'ah, caray'. — Debido a que mi contacto me paga un montón de dinero de mierda.

—Confía en mí, no vale la pena. Nadie es tan loco como para querer aliarse con las serpientes, y mucho menos en contra de ellas, como tú estás haciendo. Yunho ni siquiera atiende sus llamadas.

—¿Ya estás de nuevo con él otra vez? —Ten cambió su tono de voz a uno más alto, tipo Jane Brady —. Siempre, Yunho, Yunho, Yunho.

Taeyong casi se echó a reír. A continuación, una ráfaga especulativamente astuta pasó por la mirada de Ten y la alegría se quedó atrapada en la garganta de Taeyong.

—Puedo pensar en muchas otras cosas que prefiero hacer, antes que hablar de él —continuó Ten con voz ronca.

En un primer momento, Taeyong sospechó que Ten estaba jugando a otro de sus juegos, pero luego olió el inconfundible aroma de deseo que prácticamente se vertía desde el jaguar. Dando un ronroneo bajo, Ten pasó lentamente una mano por su pecho hasta que se detuvo en su propia polla.

Serie de los CP 06 - Persecución ImplacableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora