28.- Combate entre un Telmarino y el Rey de Narnia

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Las espadas chocaban entre si buscando la manera en atacarse entre si, Miraz tomo su escudo para golpear a Peter y provocarle una caída aplastando su brazo con su peso.

El ardor en su brazo le quemaba por dentro, necesitaba un descanso.

-¿El Rey necesita un descanso?- Rio –

- ¿Cinco minutos? - Hablo cansado-

-Tres minutos y da gracias que tomo a consideración.

Con ayuda de Edmund logra pararse y ver como Arturo llega en compañía de Caspian.

-¿Dónde está Lucy?- Los miro con miedo –

-Lo logro, Caspian nos ayudó.

-Gracias, en verdad- Confeso sentándose en una piedra-

-Tranquilo, estabas ocupado.

Soltó un gruñido al sentir como su brazo se acomodaba con ayuda de su hermano. Mirando al suelo derramo unas lágrimas al recordarla sobando su brazo la primera vez que se disloco, aunque no ayudo en su recuperación fue un momento que nunca podría olvidar.

-Tienen que irse los tres de aquí, vuelvan a Inglaterra. - Hablo cansado, con la respiración entrecortada-

Susan miro a Edmund con una mueca de desaprobación, ninguno de los tres lo dejarían solo en media de una guerra.

-Si nos iremos tú te tienes que venir con nosotros- Ordeno a su hermano mayor- No te dejaremos solo, Peter.

-Yo no puedo irme – Negó viéndolos – Tengo que encontrar mí hijo, no puedo dejarlo de nuevo. Se lo prometí a mi esposa

Edmund paso su mano por su cabello en señal de enojo, no podía pedirles que se fueran quedándose él aquí. Narnia necesita de todos sus Reyes, por amor y respeto que le tiene a la memoria de Adelaide no permitiría que su hermano se embarcara solo en la búsqueda del heredero al trono. Su sobrino.

-No, no nos iremos de Narnia. - Hablo el pelinegro con autoridad- Nos quedaremos y los cuatro buscaremos al futuro heredero al trono de toda Narnia, Adelaide confiaba en ti y nosotros también.

-No puedes creer que te dejaremos solo, eres nuestro hermano.

Conmovido por las palabras de sus hermanos, una lagrima traicionera salió de sus ojos para caer justo arriba de un pétalo de flor blanco. 

Con cuidado tomo el pequeño pétalo para colocarlo en uno de sus bolsillos de su pantalón, <Dame todas las fuerzas para ganar esta batalla, mi amor.> Murmuro para si mismo al sentir una pequeña brisa abrazarlo.

-Veo que aun recuerdas a tú esposa- Grito Miraz desde su silla, Peter apretó los puños al olio-

-No le prestes atención, Pe- Ordeno Susan- No vale la pena.

-Solo tenemos una cosa que nos diferencia- Ambos se levantaron de sus asientos tomando sus armas- es que yo tengo a mi esposa, ¿Y qué crees? También tengo a mi hijo. – Rio- Algo que nunca podrás conseguir.

-Yo tengo algo que tú nunca podrás conseguir- Hablo con enojo- Y es la corona de sumo monarca Rey de Narnia.

Esta vez el primero en atacar fue Miraz con una gran furia en sus ojos al escucharlo hablar, no dimitiría que Narnia tuviera un Rey que no fuese él. Gemidos y el choque de las espadas inundaron los tímpanos de los Narnianos y telmarinos, ambos bandos sudaban a causa de los nervios. El escudo de Peter cae al suelo unos metros de él, dándole la oportunidad a Miraz de patearlo tirándolo al suelo, pero este de una patada tira la espada de Miraz parándose rápidamente y tomar su espada yendo tras el telmarino que al verse en esa situación retrocede.

- ¿Un suspiro? - Hablo asustado-

Peter lo miro unos segundos para darle la razón, pero el grito de Edmund lo distrajo.

No es momento de ser un caballero- Grito enojado, acompañado de los gritos de apoyo de los Narnianos.

Peter volteo de inmediato al escucharlo pararse y atacarlo, pero este fue más rápido e hizo que la espada saliera volando dándole la oportunidad de atravesar su cintura con su espada.

Miraz cayó al suelo hincado, esperando su muerte en manos del rubio.

-¿Qué esperas muchacho? – Gruño molesto al ver que este bajaba su espada- Debes hacerlo, mi esposa asesino a la tuya.

-Yo no decidiré sobre tú vida- Se acercó a su oído- Pero, si decidiré con la vida de tú esposa. – Gruño molesto.

Molesto se acercó a Caspian entregándole su espada para que él terminara con esa vida. Con pasos lentos se acercó a él, colocándose enfrente para posar su mirada en aquel rostro cansado lleno de sudor.

-Puede que me haya equivocado contigo, y si seas un buen Rey- Confiesa mirándolo con la mirada en alto-

- ¿Por qué tú esposa hizo eso? – Molesto lo mira- ¿Por qué asesino a Adelaide? Yo la amaba- Murmuro molesto-

-Yo no le dije que lo hiciera, si eso es lo que piensas. - Admitió- Veo que es verdad que te enamoraste de la esposa del Rey Peter, no cometas el mismo error que nuestros ancestros.

Caspian soltó un grito y enterró la espada enfrente de Miraz dejándolo con vida. Los Narnianos se miraron entre si al no entender lo que sucedía, ¿Por qué no cobra venganza? ¿Lo dejara ir?

-Te dejare vivir, pero le entregaras a los narnianos todo lo que les pertenece. En cuanto a ti, vivirás el resto de tú vida en cerrado en un calabozo, junto a tu esposa. –Termina de decretar su orden para después mirar a los telmarinos y seguir con su camino.

Pero cuestión de segundos, todo quedo en silencio al escuchar en el viento como una flecha atraviesa el corazón de Miraz, dándole la muerte que él príncipe Caspian le negó. Todos se miraron confundidos con lo sucedido, ¿De donde había salido esa flecha?

-¡Traición! Mataron a nuestro Rey- Grita el soldado que Miraz consideraba como mano derecha, esto provoco que uno de ellos hiciera sonar un cuerno dando la alerta de guerra.

Peter enojado por ello grito a todos los narnianos que fueran a su posición, esta guerra comenzaría ahora.

....

Como la flor- Narnia- Peter PevensieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora