Harry Potter y La orden del fénix II

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HOGWARTS: LA ORDEN DEL FÉNIX, parte 2

Sala de Menesteres

—¡Yo encontré un sitio! —había exclamado Neville Longbottom, que había llegado corriendo junto a Harry, Hermione y Ron. Con los años, el pequeño gordito y ansioso Neville se había convertido en un joven aún ansioso, pero muy alto, robusto, y hasta atractivo cuando no estaba nervioso o acobardado—. ¡Luna tenía razón, sí existe! ¡Encontré la Sala de Menesteres!

La Sala de Menesteres era un rumor, un salón secreto cuyas puertas solo se abrían para quien realmente lo necesitara, y cuyo interior se adaptaba mágicamente a sus necesidades y demandas con todo lo que fuera de menester. Neville había llegado allí tras escapar de las Inquisidoras Pansy Parkinson y Daphne Greengrass, y tras masturbarse allí gracias a varias revistas de fotos de ambas chicas en traje de baño, loción y un par de juguetes, corrió a avisarle a sus amigos que había encontrado un sitio para que el Ejército de Dumbledore entrenara.

Ejército de Dumbledore. Así fue como Hermione, Ron y los demás llamaron a su pequeño grupo que tenía por misiones tanto protegerse del equipo de Umbridge, como entrenar y mejorar sus habilidades mágicas, con la guía del profesor que habían elegido: Harry Potter.

El encantamiento de desarme, el aturdidor, la maldición explosiva, el hechizo catapulta y el de protección, todo lo que Harry sabía intentó enseñarlo a sus estudiantes, así como las versiones más avanzadas de ello, que había aprendido con los años. Incluso trató de enseñarles el encantamiento Patronus que les permitiría defenderse de los Dementores.

El problema era que, incluso si muchos de sus compañeros eran talentosos y habilidosos, aprender hechizos avanzados de una sola vez, en tan poco tiempo, no era nada fácil. Harry lo había logrado sencillamente porque había estado en situaciones críticas, donde la adrenalina había estado en su límite; además, había tenido maestros ideales.

—Bueno... podríamos hacer lo que hace la Orden —sugirió Ron, medio en serio medio en broma.

—¡Ronald Weasley! —exclamó Hermione, golpeándole el hombro con un libro—. No estamos para tonterías, esto es serio.

—Oye, pero funciona, ¿no? La Orden del Fénix usa ese hechizo de nuestro senil director, ¿cómo era? "¿Placer Comelón?"

—Solo tú lo podrías convertir en comida. Es Placere Communionem, y requiere que todos lo utilicen a la vez... N-no es que lo hubiera investigado porque quisiera, fue solo curiosidad, no me miren así —dijo Hermione, a la defensiva.

—Ron tiene razón. Contacto físico íntimo para aumentar nuestra destreza con la varita. Es válido, con un hechizo creado por el mismísimo Dumbledore —reflexionó Harry, el admirador número uno del anciano—. Estoy seguro de que los demás estarán de acuerdo...

Funcionó mejor de lo esperable desde el momento en que, todos juntos, exclamaron el encantamiento en voz alta. La Sala de Menesteres tenía una sub-sala principal donde los estudiantes entrenaban con todas las herramientas necesarias para un duelo mágico; y antes, durante, o después de cada práctica, si algún alumno lo necesitaba, podía irse a las habitaciones interiores privadas que se habían manifestado, para dar rienda suelta a su placer, solos o con sus compañeros, y así mejorar su capacidad mágica, lo que estaba rindiendo frutos.

Parvati y Padma Patil solían entrar antes de cada entrenamiento, juntas, y tras ello eran capaces de hacer estallar múltiples paredes con poco esfuerzo, gritando Bombarda. Seamus Finnigan había desarrollado una capacidad aún mayor, con Bombarda Máxima, y solo requería de diez minutos a solas con una estudiante al azar a la que seducía sin problemas. Luna ingresaba a las habitaciones a distintas horas, siempre con alumnos distintos (incluyendo a Ron y Hermione), y en dos semanas ya era capaz de generar un Patronus con forma de liebre. Y Ginny entraba sola después de cada práctica, sin decirle a nadie qué hacía allí, y poco después aprendió a lanzar el más poderoso Reducto que cualquiera de ellos hubiera visto. Desde luego, Hermione y Ron también habían mejorado muchísimo en sus habilidades, entrando juntos, por separado, y con otros estudiantes, y luego mostrando maestría extraordinaria en las clases con Harry.

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