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HOLIIIIII LLEGO NUEVO CAPITULO, CORTO PERO HAY ALGOOOOO

EN UNAS PARTES CON ESTE SIGNO (>) SON RECUERDOS DEL PERSONAJE.

AHORA SI A LEER.... <3

Daniel.

Cuelgo la llamada y tiro mi celular al asiento del copiloto, ambas manos se aferran al volante a tal punto que mis nudillos se tornan a blanco.

Maldita sea. Porque me siento con este coraje sino tiene ningún sentido. Ella solo es mi paciente y yo soy simplemente su doctor.

¿Por qué me agría todo por dentro al saber que si se fue a ese tal crucero por su aniversario?

No lo entiendo.

Enciendo mi auto haciéndolo rugir hasta que el pedal no da más. Conduzco hasta mi casa. He terminado mi turno y aunque me tomo más tiempo de lo normal preferí hacer horas extras a pesar de que tenía que trabajar en el trabajo de Amelia.

Cuando corté la llamada con ella después de la noche buena, fue porque me entro una irá de no se donde por lo que dijo su padre, pero no tanto eso, sino, que ella afirmó algo que no era cierto, que le costaba decirle que entabló una buena amistad conmigo y que nos hicimos amigos y que estábamos haciendo una videollamada porque ella quería ver a mi hijo y listo.

Tal vez le da vergüenza decirle a su padre que se hizo amiga mía o...no se, simplemente no se que se le pasará por la cabeza.

Me tentaba mi celular con llamarla y decirle feliz año nuevo, pero asumí que estaría ocupada con su familia, así que simplemente le mande un mensaje el cual nunca fue respondido, a pesar de que subía fotos a su estado, pero por mas que espere el mensaje de un tan solo "gracias, igualmente" nunca llegó.

Para fin de año, no hice gran cosa, como mi hijo había pasado noche buena conmigo este año le toco pasar fin de año con la madre y su familia, por lo que mis hermanos me invitaron a una cena y ha pasar en familia un rato.

Recordamos momentos con nuestra vieja y una que otra lagrima se escapaba, pero siempre recordándola con su sonrisa y su alegría.

Despues de manejar sin rumbo por horas en la ciudad, aparco mi auto en el estacionamiento donde todos guardamos los vehículos.

Veo las luces de la casa de mis hermanos prendida, entro y veo todo vacío.

-¿Hola?

No escucho ni un solo murmullo por lo que me acerco al bar de la casa. Mi madre siempre le gustó tener este pequeño bar para cuando nosotros seamos grandes ella poder tomarse unos tragos con nosotros dentro de casa, eso sí, nunca fuera o en algún bar porque según ella decía que a una doctora tan honorable como ella no la podrían ver bebiendo.

Me causa gracia aquel recuerdo y me sirvo un poco de coñac en un vaso para este tipo de trago y me lo bebo de un solo, el viaje del liquido quema parte de mi cuerpo pero lo ignoro.

Camino hasta la cocina y veo a Linsey en esta.

-Hola-saludo y ella voltea a mirarme con una sonrisa.

-Hola chico, ¿Cómo estás?-me saluda con su acento venezolano.

-Hola, muy bien aquí matando las penas con alcohol-me burlo de mi mismo y ella se ríe.

-¿Vas a comer? Hice tu cena preferida-me dice y niego con una sonrisa amable.

-No gracias, ¿no escuchaste? Voy ahogar mis penas con el alcohol-le tiro un beso al aire y ella sonríe. Antes de ser el hijo de su jefa la considero una amiga.

El doctor imbécilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora