El soldado peleaba por su tierra, por su vida, por su furia.
Aunque su deseo de servir bien al rey sobrepasaba cada límite.
Aquella vez que fue llamado, que pudo tomar paso frente a su trono, sintió todo su poder. Todo aquello deseado lo vio en él.
Se arrodilló y prometió proteger las tierras, la única herencia que podía demostrar que el del trono, era verdaderamente rey.
Algún día podría confesarse, había visto a muchas personas hacerlo, pero él había hecho todo lo que él le pidió. Su majestad lo elegiría.