《❝ Zhongli y Childe son amigos desde la preparatoria. Por cosas del destino, ambos terminan compartiendo el mismo dormido en la Universidad de Liyue.
Sin embargo, su relación se ve distorsionada poco después que Childe regresa de una fiesta y Zhongl...
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La chica de cabellos esmeraldas guío a Zhongli hasta la oficina mientras hablaba animadamente. El más alto la escuchaba y asentía de vez en cuando por amabilidad ya que, si por él fuera, estaría ahora mismo follandose a Childe, pero el deber llamaba a su puerta y no era opción negarse.
—Gracias por aceptar ayudarnos, Albedo no vendrá por un tiempo y solo pudimos pensar en ti.
—No es problema. —la chica sonrió ante esa respuesta y le explicó el trabajo que haría las próximas horas. Al terminar, se despidió diciendo que estaría en la biblioteca por si necesitaba algo.
Suspiró al escuchar la puerta cerrarse. Miró una absurda cantidad de papeles a su lado y concluyó que no se iría al dormitorio esa tarde.
Comenzó a revisar todos los documentos. Leyendo, organizando y sellando los que debían estarlo. Todo eso mientras solo había un pensamiento presente: quería regresar con Childe y seguir con sus lecciones.
Admitía ahora ser una de sus cosas favoritas. Desde aquella ocasión en la que lo hicieron no pararon.
En cada momento a solas, metía su mano entre la ropa del ojiazul y tocaba su trasero a su gusto. Le gustaba ver al contrario chillar de la sorpresa y después sonrojarse sin ser capaz de decirle que se detuvieran porque obviamente no quería que lo hiciera. Sin embargo, las cosas se habían estado tornando cada vez más peligrosas y ahora estaba disfrutando de la adrenalina de ser atrapados si es que comenzaban a hacer aquello que tanto les gustaba.
Alguna vez creyó que la obsesión de Childe por masturbarse era bastante ridícula hasta que pensó en lo que había estado sucediendo los últimos días.
¿Ahora estaba obsesionado con el sexo? No. Estaba obsesionado de tener sexo con Childe.
Sonrió al llegar a esa conclusión. No se podía engañar a si mismo, todo comenzó por esa noche en la que su compañero se masturbó pensando en él.
Quién diria que terminarían así.
—¿Zhongli?
Levantó la vista y se topó con el dueño de sus pensamientos. Los ojos azules parecía sonreírle también cada que lo veía, era tan extraño y lindo al mismo tiempo.
—¿Qué haces aquí?
—Sacarosa me dijo que estabas aquí ayudando al comité y pensé que sería buena idea venir.
—Oh, ¿de verdad? —preguntó incrédulo y se cruzó de brazos sin dejar de mirarlo. —¿Seguro que solo es eso?
—Ugh...—dejó salir derrotado. —Está bien, está bien, me atrapaste.
Cerró la puerta detrás de él y la aseguró. Lo vio caminar a él y con toda la desesperación de universo apoderandose de su cuerpo, atacó la boca del pelinegro y ahí le dejó bastante claro que no era el único que tenía esa clase de pensamientos.
