31. Gritar hasta que las venas colapsen

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 Apenas ingresó a través de la puerta dirigida al patio del Santuario mucha gente lo observaba detenidamente ya que no cada vez aparecía más gente atrás nuestra, Simon me arrastraba por el suelo hasta lograr colocarme al costado de aquél horno donde sacaban al famoso "Hierro", los espectadores murmuraban entre ellos mientras mantenían sus ojos en mí y al notar en la situación que me encontraba mi estómago comenzó a cerrarse y mi corazón cada segundo se alteraba un poco más, cada latido era muy fuerte y rápido al punto que lograba escucharlo, estaba tan asustada que no podía evitar buscar una forma de escape aunque tuviera a mi enemigo a mi costado con su rostro recto al mío. Giré mi cabeza hacía el horno y noté como comenzaron a organizarse pero todo empeoró cuando el hombre encargado llamó a Simon mientras le mostraba que tan caliente estaba esa cosa, allí fué el peor momento donde ya mi desesperación se apoderaba de mi cuerpo, entre mi llanto suplicaba por mi vida y por mi rostro, yo sabia muy bien que aquello que se venía era algo que quizás no sobrevivía sin embargo todo empeoró cuando de un manotazo sostuvo mi antebrazo para poder tirarme más cerca de todos kos objetos, con ese impulso que me dió intenté pararme para escapar pero  me pateó en el estómago logrando que solo pudiera mantener mis manos en esa zona por el dolor que me había generado, grité y suplique que frenara al igual que sollozaba pidiendo ayuda pero nadie hacía nada, observaban sin tener un poco de culpa o empatía. Simon aprovechaba el poder que tenía y me sostuvo firmemente para que dejara de intentar alejarme, por ello comencé a patalear e intentar escapar de la terrible situación pero cuanto más lo intentaba él más me golpeaba, con mis manos intentaba cubrirme de cada impacto pero el dolor se mantenía intacto, mi rostro fue lo que más pude cubrir pero mi torso y brazos fueron los más impactados hasta que se cansó de no poder llegar a mi rostro, sostuvo con firmeza mi muñeca para poder apoyar mi brazo contra el suelo luego colocó su rodilla por encima dejandome todo su peso y evitando que pudiera moverme, con su mano extendida tocó mi rostro con delicadeza a su ves yo no podía evitar gimotear y temblar del terror que sentía, mis lágrimas no paraban de caer y mi desesperación cada segundo aumentaba más, suplique por mi vida sin dudarlo y le prometí hacerle caso en lo que sea con tal de que frenaba lo que tenía pensado hacer pero él se mantenía en silencio mientras me miraba con unos ojos completamente sin vida y con cierta psicópatía, los abría por completo al punto que pareciera que me fulminaba con la misma, noté que tocaba mi piel lentamente mientras disfrutaba mi miedo y por ello mi terror aumentaba, fue al instante que me dió una fuerte abofeteada y continúo con otros dos golpes a puño cerrado, al querer evitar que siguiera le intenté sostener con la única mano libre que tenía sin embargo solo generó que él diera una señal. Simon se levantó y para evitar que yo también lo hiciera me piso en el abdomen, exactamente en la boca del estómago, el hombre que anteriormente había ayudado a Negan con esta rutina hizo lo mismo con Simon, le puso la silla cerca del horno pero el nuevo líder se negó a ponerme allí, pidió que le dieran aquella plancha de hierro caliente mientras se colocaba el guante que usaban para no quemarse , grité sin parar que no me hiciera daño mientras le intentaba empujar el pie para sacarlo de encima mío, lloré sofocadamente y al ver como sostuvo aquella plancha al rojo vivo empecé a gritar más y más, grité por ayuda, por piedad, por miedo, por desesperación e incluso por ira, miré a la gente así como también no paré de intentar luchar por mi salud y mi rostro, sentí como mis lágrimas caían a los costados de mi rostro y también como me ardía al mantenerme a los gritos. Tenía aquel objeto encaminado hacia mi rostro, quise sostenerle el brazo pero él me los empujaba con su mano libre y cuando lo tuve a centímetros ya di por finalizada la posibilidad de salvarme pero un hombre gritó desde lejos que no lo haga, Simon muy enfadado exigió que se mostraba ante todos pero nadie lo empujo y mucho menos se mostró dándole así más ira irracional a aquel enfermo.

­—¡Que se muestre el que no confía en mis decisiones! — gritó con mucha furia— ¡Vamos! ¿¡Ahora nadie está en mi contra!? —

—Ni siquiera diste las razones por las cuales quieres hacer eso— le volvió a responder escondido— Había reglas—

Will All This End?  Parte IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora