Capítulo 31 - Error

232 33 1
                                    

Han pasado casi dos semanas desde Acción de Gracias y sigo viviendo en la casa de la fraternidad. Lisa no para de recordarme que tengo que mudarme de vuelta con ella, pero en el fondo creo que se ha dado cuenta de que es casi imposible que lo haga. De lo contrario, seguiría amenazándome, pero supongo que no ve sentido en asustarme para que acceda, si sigue estando condenada al fracaso debido a las normas del campus. 

Siento que he esquivado una bala y por fin empiezo a aceptar que este es mi nuevo hogar.

Lisa me ha estado molestando más de lo normal. Aunque las normas no nos lo permiten, siempre me cuela en su dormitorio a altas horas de la noche, y si no me quedo a dormir, insiste en pasar el mayor tiempo posible conmigo. Sigo intentando evitar que me vean con ella en público, porque es ahí donde es más probable que intente robarme algún beso o tomarme de la mano. Es difícil, pero lo que es aún más difícil es salir a escondidas para quedar con Jennie.

Aunque no es oficial, se podría decir que ahora estamos saliendo. Hemos quedado un par de veces desde nuestra primera cita, y esos momentos han sido la mejor escapada de la realidad. Estar con Jennie es tan fácil, y empuja todos mis problemas al fondo de mi mente. Sin embargo, me molesta no poder contárselo a nadie y empiezo a sentirme injusta con ella. No quiero seguir escondiéndolo. He retrasado lo inevitable durante demasiado tiempo y sé que si no le cuento lo de Lisa pronto, hay muchas posibilidades de que nunca lo haga.

He quedado con ella para cenar mañana en su casa y, sinceramente, estoy aterrorizada. Apenas he podido comer en todo el día, y mi mente ha estado ocupada con tantos pensamientos y preocupaciones que no puedo ni recordar mis clases de hoy. Soy un manojo de nervios, pero espero que todo cambie mañana. Espero que Jennie no me dé la espalda cuando le confiese mi secreto más oscuro. Si lo hace, o si decide ignorar mis ruegos de que esto quede entre nosotras dos, estoy jodida. Porque si acude a la policía y Lisa se entera, estoy segura de que me hará pagar por ese error el resto de mi vida. Estoy jugando un juego peligroso, y las apuestas son ridículamente altas.

Tengo que hacerlo, tengo que hablar con ella. No puedo esperar más.

—Oye, ¿estás bien? Últimamente pareces un poco ida. —la voz preocupada de Lisa me despierta de mis pensamientos y sacudo la cabeza.

—Estoy bien, solo estresada por este gran examen que se acerca.

—¿Estás segura? ¿No hay nada más que te preocupe? —sus ojos pasan de mi cara a mi celular que está tirado a mi lado en su cama. 

Sé que se muere por tenerlo en sus manos, porque aunque le he dicho que todo está bien, sigue sin fiarse de mí. Por esa razón me he mantenido pegada al celular, porque no puedo permitirme que Lisa vea todos mis mensajes con Jennie. Le he puesto una contraseña de seis dígitos, pero aún así dudo que impida que ella encuentre la manera de desbloquearlo.

—Segura. —respondo brevemente mientras apoyo la cabeza contra la fría pared que tengo detrás.

La sensación de que Lisa me ponga la mano en el muslo me produce escalofríos, pero para ella es un gesto tranquilizador y reconfortante.

—Sabes que puedes hablar conmigo de cualquier cosa. Si alguien te molesta...

—Lisa. —le corto al sentir que aprieta su agarre —Estoy bien. Solo estoy cansada.

—Recuéstate. —dice de repente, pero aún con voz suave —Y te ayudaré a sentirte mejor.

—¿Qué? —mi voz se levanta, con los ojos a punto de salírseme.

Lisa me sonríe y me pone las manos en la espalda con cuidado. 

—Estás muy tensa. Tienes que relajarte.

WICKED GAME (ROSÉ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora