La hanyou

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Disclaimer: Los personajes y la historia no son míos. Los personajes son de Rumiko Takahashi y la historia es de Wolf Blossom, yo únicamente traduzco.

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Kagome, un inu-hanyou, pensó mientras miraba a su compañera miko. Inuyasha se aseguró de que Kagome estuviera profundamente dormida antes de cerrar los ojos para dejar que el sueño lo consumiera.

La mañana llegó e Inuyasha fue el primero en despertarse. Olió un ligero cambio de aroma en Kagome, pero no era drástico.

Creo que llevará algún tiempo que se convierta en hanyou, pensó diligentemente. Vio que Kagome se movía antes de rascarse la mejilla. Inuyasha se dio cuenta de que sus uñas se habían vuelto excepcionalmente grandes.

Garras, pensó mientras Kagome se despertaba, frunciendo el ceño al mirarse las manos.

¿Qué? Juraría que me había cortado las uñas, pensó Kagome al mirar sus largas uñas que parecían garras.

Se encogió de hombros mientras se levantaba y apartaba lentamente a Shippo. Se dio cuenta de que Konoharu no estaba.

Caminó hacia Inuyasha y alzó la vista hacia él.

—Eh —llamó.

—¿Sí, niña?

—¿Dónde está Konoharu?

—La vieja bruja murió.

Kagome jadeó.

—¿Qué? —preguntó.

—Anoche. Vino a mí y me pidió que usara su último deseo. Luego, la vieja bruja murió.

—El último deseo... ¿qué deseaste? —preguntó Kagome.

—Lo descubrirás en su momento —dijo Inuyasha mientras Kagome lo miraba fijamente.

—¿Cómo sé que esto no es lo que esperaba? Entonces, ¿no deseaste convertirte en youkai?

—¡Feh, niña! ¿Te parezco un youkai? —gruñó Inuyasha.

—Cierto. Voy a darme un baño —dijo Kagome mientras empezaba a marcharse en dirección a las aguas termales.

—¿No te vas a llevar a Sango contigo?

—Está cansada y yo me siento muy sucia —respondió Kagome.

—Keh, niña —masculló.

—¡LO HE OÍDO! —llegó el eco de Kagome.

Creo que su sentido del oído está mejorando, pensó Inuyasha.

Inuyasha saltó de árbol en árbol hasta que aterrizó en un árbol lo suficientemente cerca de Kagome. Suspiró mientras la veía bañarse. La había visto desnuda muchas veces, así que lo que veía ahora no era nada nuevo... excepto que lo volvía loco de excitación cada vez que la veía.

—¡OSUWARI! —llegó un sonoro grito.

—¡AHHH! —gritó Inuyasha al caer de cara al suelo—. ¿A QUÉ VINO ESO, NIÑA? —rugió mientras Kagome lo fulminaba con la mirada desde su sitio en las aguas termales.

—Te oí. ¿PUEDES ser más ruidoso?

Inuyasha miró fijamente a Kagome. Eso es... ¿eso es lo que creo que es...?, pensó Inuyasha. Se levantó y empezó a caminar hacia el agua.

—Eh... ¿Inuyasha? —titubeó Kagome—. ¡Diré la palabra si no te detienes! —amenazó Kagome.

A Inuyasha no le importó. Ahora estaba hundido en el agua hasta la cintura y miraba fijamente a Kagome.

La hanyou, el hanyouDonde viven las historias. Descúbrelo ahora