El viernes era un buen día para correr. No es como si lo hicieran todos los días, pero esta vez era completamente "justificable".
Claro en las estupidas cabezas de aquel dúo de idiotas, hacer una carrera de autos solo porque querían ver quién era más "hombre", era genial y valia suficientemente la pena el juntar a un montón de personas al rededor de ellos solo para verlos manejar sus costosos vehículos sin importar si algún vecino entrometido llamaba a la policía por el ruido ocasionado en aquella calle.
Un Hennessey venom v5negrocon detalles y luces en rojo escarlata se encontraba del lado izquierdo en la amplia calle, a su lado un Bugatti Bólideen tonos violetas, ambas pinturas tenían destellos, bajo la luz de aquél atardecer parecían estrellas. ¿Un poco exagerado? Quizá, pero ambos hombres estaban locos por sus autos, cuidaban de ellos como si de ello dependiera su vida.
No era para menos pues reparar algún daño en aquellos autos sería bastante costoso, pero Luzu seguía pensando que su amigo y compañero de casa Vegetta podría tener sexo con su auto si pudiera, ya lo había comentado antes pero no buscaba entrometerse en los asuntos del otro.
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La gente empezaba a llegar al lugar, faltaban 15 minutos para la carrera, mientras el amante de la simetría coqueteaba con aquel chico de sudadera con orejitas de oso, no era mucho de su estilo, pero si en algún momento quería hacer enojar a su amigo, utilizaría a aquel nuevo amante suyo.
No aceptó conducir por las chicas que movian sus cuerpos de forma sensual buscando atención o la anterior discusión que tuvo con su amigo. Se encontraba ahí recargado sobre su auto porque estaba aburrido y no tenía nada mejor que hacer.
5 minutos
El ojivioleta se acercaba para dar inicio a la carrera. Apenas le tomó importancia pues su atención quedó en aquel chico que sujetaba la bandera.
Nunca había visto un flag boy en sus carreras con cualquiera de sus amigos, siempre terminaban siendo mujeres que al dar fin a la competición se acostaban con el ganador.
Un par de gafas negras adornando su rebelde cabello negro, su chamarra negra de cuero caída sobre sus brazos, estaba mal colocada a propósito para dejar ver la pálida piel. Un body rojo con cuello de tortuga abierto por ambos lados de su cintura, la tela tomando forma de V y mostrando los hip-dips de aquel misterioso flag boy, pues el diminuto short enseñaba que apenas cubría poco más de la mitad de sus glúteos y empezaba 8 pulgadas debajo de su ombligo. Acompañaba su outfit con botas de tacón.
Jugando con la bandera miró al hombre de auto oscuro, soltando un guiño coqueto en su dirección.
