Futuro cercano

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Los soldados ya había tiempo que se fueron, pero lo que destaca, es la familia que acababan de visitar, pues algunos integrantes de esta fueron convocados para ser parte del ejército estadounidense, y no tenían forma de decir que no.

Nos ubicamos en la sala de estar, con la familia entera estando reunidos en esta. Todos sentados en los sillones alrededor de la mesa, o incluso en el suelo.

–Entonces...¿Iremos a la guerra?– Lanzó Lynn una pregunta al aire.

–N-No exactamente– Intervino Lana. –Podrían ser elegidos para otras cosas, cocina, ejercicio, mantenimiento, medico, y en el peor de los casos...–

La niña estaba confrontando sus emociones, luchando por no romper en llanto.

Su gemela fue quien le abrazo y decidió continuar con aquella platica.

–Ella tiene un punto, estaríamos saltando a demasiadas conclusiones–

–Eso no quita el hecho de que prácticamente fueron obligados a ir con ellos– Dio Luan su opinión.

–Al menos la mayoría– Pensaron algunos.

–Aunque no es como que se puedan negar sis, quien sabe que harían si nos ponemos en contra de las reglas de ellos– Aviso Luna con ligera frustración.

–Entonces...¿Qué es lo que harán ustedes?– Habló Lucy cuestionando a los convocados.

–Haremos lo que nos pidan, no importa que es lo que nos pidan hacer– Admitió Lori.

–Y tu Lincoln, ¿Porque...iras voluntariamente?– Fue Leni quien decidió hacer aquella pregunta tan controversial.

Todos los integrantes no hacían nada por ocultar su preocupación por aquel chico, unos bajaban la mirada, otros se movían en sus asientos, a nadie le gustaba que su hermano sea quien haya decidido por el mismo ir a un lugar que se consideraba el infierno mismo.

–Y-Yo...simplemente...no quería quedarme de brazos cruzados, no podía quedarme aquí sabiendo que tarde o temprano las cosas podrían empeorar y yo no habría hecho nada para impedirlo en lo más mínimo–

Esto solo inquieto más a algunos.

–Hijo, si piensas que estás obligado a ir, créeme que no lo estas, no pagaras ninguna deuda allá– La voz de Rita reflejaba la desesperación de una madre al saber que sus hijos y marido podrían pasar por mil sufrimientos.

–No lo hago por ninguna deuda, simplemente quiero ayudar mamá, creeme que no esperaré ni una medalla a cambio–

El joven hablaba con una determinación que todos en su familia querían arrebatarle de su ser, pues así podrían evitar que su hijo o hermano se ponga en peligro por el deseo de hacer algo por todos los demás.

–Pues supongo que ya nada podrá ser cambiado, s-solo...asegúrense de volver...todos ustedes– La madre de todos había roto en llanto debido a la frustración que le invadía su ser.

Los demás integrantes de su extensa familia fueron hacia ella en su apoyo, hijos y marido, convocados y no convocados.

Y así todos decidieron irse a dormir, pues mañana sería el día en que los elegidos se irían a cumplir con su deber.

Al día siguiente...

¡¡¡HOOONNK!!! ¡¡¡HOOONNK!!!

En dos días seguidos habrían sido despertados por un convoy militar, pero esta vez, el mismo se llevaría a una parte de la familia Loud.

Al escuchar eso todos decidieron bajar al primer piso y asomarse por la ventana, los seleccionados habrían hecho ya sus maletas el día anterior. En ellas llevaban todo lo que podrían necesitar, una llevaba balones para jugar, otra unos cuantos libros y revistas para entreterse, otra iba con una libreta de anotaciones y unos cuantos objetos que le ayudarían a asentar un laboratorio portátil.

Tiempos difícilesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora