I'm Not Her [Kokonui]

FRIO Y SOLEDAD

Ofrecer amistad al que pide amor es como dar pan al que muere de sed

-Ovidio.

Tenía doce años cuando aquel fuego abrasador consumía mi hogar, el humo que entraba en mis pulmones me estaba desorientando a cada paso que daba, entre todo el caos solo buscaba a mi hermana.

Al llegar a su cuarto abrí la puerta y las llamas alcanzaron mi rostro, no podía ver nada con mi ojo izquierdo y tropecé. Lloré un poco. Intente levantarme, pero la falta de aire no me lo permitía, mis parpados cada vez se sentían más pesados.

De alguna manera alguien me agarro, me coloco en su espalda y me alejo del fuego, quería pelear para poder ir por mi hermana, solo que ya no tenía fuerzas para moverme.

-Todo estará bien Akane- dijo Koko

-No soy Akane- le dije- Soy Seishu

Quien yo consideraba mi mejor amigo arriesgo su vida para salvar a mi hermana, al decirle su equivocación su rostro se pinto de blanco, intentó regresar a la vivienda solo que la gente no se lo permitió.

Mi hermana salió con vida, su cuerpo estaba cubierto por quemaduras de tercer grado y desde entonces todos se dedicaron a conseguir dinero para salvarla.

Lamentablemente ella falleció.

Desde entonces era como si no tuviera familia, me dejaron de lado, solo tenía a Koko y cuando cumplimos quince años nos mudamos juntos. Todos los ingresos eran por parte de él, no ganaba dinero de manera honrada, pero no me podía quejar.

Tiempo después me uní a una pandilla de delincuentes y Koko me siguió, muchas veces sentía que sin él mi vida no tendría sentido. Mi corazón me traiciono y termine enamorado de él, pero él solo veía a mi hermana reflejada en mí.

Mi pasatiempo se había vuelto ocultar mis sentimientos hacia él.

No sabía cómo habíamos llegado a este punto, emití un gruñido bajo ante el golpe que me dio Koko directo en las costillas.

Apreté los dientes y me erguí en toda mi estatura para empujarlo con todas mis fuerzas, mi visión estaba borrosa, cerré los ojos durante un instante para tratar de regular mi respiración.

Las cosas pasaron muy rápido luego de eso.

- ¡Si pudiera cambiar las cosas la hubiera salvado a ella, no a ti! – gritó con rabia

Sentía una presión abrumadora crecer dentro de mi pecho, me ahogaba a pesar de estar respirando, estaba aturdido y no por un golpe, sino por las palabras de la persona que amo.

-Sabes-dije tratando de controlar las lágrimas que salían de mis ojos- Yo también, nunca me veras mientras la busques a ella en mi

-Inupi, yo lo siento, no debí- lo interrumpí

-No te volveré a molestar Koko, te prometo que no volveré a ser una carga- le regale una sonrisa a la par que lloraba- Adiós

Camine sin rumbo alguno por la ciudad, desde la perdida de Akane mi familia se olvidó por completo de mi, se habían quedado con el hijo problemático y perdido a la hija perfecta, decidieron dedicarse a trabajar.

La única persona que tenía era Koko, ahora estoy completamente solo, me detuve en un puente cercano a nuestro departamento. La corriente era violenta debido a las constantes lluvias que había en la ciudad, no lo pensé más.

Me apoye en el barandal para subirme, mire con temor el agua y limpie un par de lagrimas con mi mano al saber que nadie se daría cuenta de mi ausencia.

-¡Inupi detente! – Gire mi cabeza para encontrarme con Koko, estaba malherido y aún así estaba corriendo

-Te amo-dije sin más y me lance, el frio calaba mis huesos, el agua ingresaba a mis pulmones quemando mi interior, ahora podré descansar.

Abrí mis ojos, había muerto porque ante mi estaba un ángel viéndome con preocupación, sonreí al creer que tal vez el cielo no estaba tan mal y reí.

-Oye- lo mire atentamente- Fue muy difícil salvarte, me alegro de que estés bien

Un golpe de realidad. No había muerto, pero si seguía con vida ¿Dónde estaba?

- Achu-

-Salud- dijo risueño- Soy Sano Shinichiro

-Inui Seishu-

-Muy bien Seishu, ven, iremos a mi casa para que puedas darte un baño

Sin más lo seguí, no entendía nada, pero en mi condición solo me quedaba seguir a esa alma tan pura.