Parte única

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—¡Papi!

Draco trastabilló un par de centímetros antes de desviar la mirada a aquello que provocó su tropiezo. No era algo, era un alguien.


—¡P-Papi!

El pequeño niño estaba aferrado a sus piernas y en cuanto captó su atención le extendió los bracitos demandando ser cargado. El más alto lo hizo sin rechistar mientras buscaba a su alrededor a la madre responsable de aquella criatura adorable y rellenita.

Sintió una manitas posándose en sus mejillas, casi obligándole a girar el rostro para mirarlo parecía decirle estoy aquí, no mires a otro lado. Aquello le sacó una sonrisa.

—¿Dónde dejaste a tu mami, pequeño?

El bebé ladeó el rostro como si no pudiera comprender lo que le estaba preguntando.

—Ma-má... Mamá...

Draco vocalizó muy lentamente para que el niño comprendiera pero este seguía con la misma expresión. Así que intento otra cosa.

—Papá, ¿dónde está tu papá?

El pequeño entendió perfectamente y le mostró una amplia sonrisa, parecía contento de haber entendido. Esa pregunta si podía responderla.

Lo había señalado y se estaba aferrandose a su cuello.

—No, no, no. Bebé, tu papá. ¿Dónde dejaste a tu papá?— De nuevo lo señalo a él.

Quiso intentar algo más pero cuando estaba por preguntar nuevamente una voz los interrumpió.

—¡Dragón!

Ambos voltearon al unísono, luego se vieron mientras entrecerraban los ojos, parecía que tenían una pelea mental sobre a cuál de los dos se estaba refiriendo aquel chico.
Yo soy dragón. Decía a el bebé.
Pero a mi también me dicen así.

Era una escena cómica y adorable vista desde fuera.

—Dragón, te dije que no te movieras de la banca mientras yo terminaba de pagar y mucho menos deberías de salir corriendo. Solo me giré 5 segundos.

Un chico bajito, de lentes enormes y con el cabello hecho un lío venía a paso rápido en su dirección. El ojigris se percató de que había corrido bastante, imaginó que al haber dado con el paradero de su hijo, había disminuido la velocidad de su trote.

—Lo siento, es muy inquieto y siempre sale corriendo pero nunca había llegado tan lejos. Gracias por detenerlo.

—En realidad fue al revés—. Comentó el más alto sin poder evitarlo mientras sentía al pequeño jugar con la delgada cadena de oro que adornaba su cuello.

Harry no entendió muy bien aquel comentario pero tampoco quiso preguntar al respecto, solo quería llevarse a su hijo de ahí.


—Dragón, ven aquí— su voz era suave pero continuaba tratando de regular su respiración. Extendió los brazos para recibir a su bebé.

—N-No...— El pequeño balbuceó y como si no fuera suficiente movió su cabecita para dejar en claro que no iba a moverse.

—Dray...

El nombrado dio un pequeño salto de la sorpresa, sabía que cuando su papá lo llamaba por su nombre era porque estaba hablando enserio. Debía hacerle caso.

—Ve con tu papá, Dragón—. Draco, que se había mantenido callado observando la escena sintió la necesidad de hablar, el bebé seguía aferrado a él como si la vida se le fuese en ello. Lo vio negar nuevamente.


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