¿Trabajo O Amor?

La Azotea.

¡ Narra Light !

Pasó un año desde que trabajo con Ryuzaki, es un buen tipo, pero escalofriante y sigue sospechando que soy Kira. No puedo hacer mucho al respecto, la verdad, solo puedo seguir argumentando en su contra.

Misa sigue insistiendo con unirse a la investigación pero yo no le pienso dejar, sería un estorbo ya que solo estaría ahí para molestarme. Es una lastima que Ryuzaki piense que nos es útil.

(...)

Hoy es un día normal, todos estamos trabajando pero L no está, ¿A dónde se abra ido ese friki?

— Papá, ¿Sabés dónde está Ryuzaki? No lo ví mucho hoy.

— Si, antes de que llegará nos aviso que iría a la azotea a tomar un poco de aire, aún que nos pareció raro porque está lloviendo.— Respondió mi padre mientras revisaba algunos papeles.

— ¿Molesta si voy a buscarlo?

Nadie se opuso así que me diriji hasta el lugar, ¿Qué carajos hacía Ryuzaki en la azotea?

Llegué y lo ví ahí parado, sin decir nada, creo que no me había visto.

— ¿Qué haces ahí? — Le pregunté desde abajo del techo, no pensaba mojarme.

El friki hizo una seña de que no me escuchaba, aún que era razonable, la lluvia era fuerte.

— Te pregunté ¡¿Qué haces aquí?! — Hablé un poco más fuerte.

Hizo la misma seña, ¿Es sordo? Tuve que ir hasta donde estaba él y por fin decirle;

— ¿Qué haces aquí? — Estaba seguro de que me había escuchado, pues estaba muy cerca de él.

— Solo descanso, ¿No es obvio? — No, no lo era, parecía un perro mojado que había sido abandonado, pero la verdad no se veía nada mal, parecía que estaba posando.

— Bueno, ¿Terminaste? Te vas a enfermar así.

— ¿Tanto te preocupas por mí, Light?

Solo lo miré enojado y lo tome del brazo hasta adentro. Una vez adentro le pasé una toalla y nos secamos en las escaleras.

— No quiero que el mejor detective del mundo se muera por fiebre.— Le dije enojado, tal vez si me preocupo un poco, pero es solo por la investigación.

— Tsk, no digas idioteces, Light.— Me respondió mientras se acercaba a mi.

Quedamos frente a frente, aún que yo sentado en la escalera y el parado, se sentó enfrente mío y saco la toalla de su pelo y comenzó a secar mis pies ¿Qué carajos le pasaba?

— ¿Qué mierda haces? — Dije un poco confundido y nervioso, parecía una escena romántica.

— Pensé que necesitarías ayuda.— Siguió secandome pero su pelo seguía estando mojado y caían gotas en mi pierna.

Lo único que atiné a hacer es agarrar mi toalla y secarle un poco el pelo. No me di cuenta de lo que estaba haciendo y levanté su rostro con mi mano, noté que su toalla se cayó en mis pies.

No sabía que estaba haciendo, pero no podía parar, el me miró sin expresión alguna. Acerqué un poco su rostro a mi cara y miré sus labios, ahora que lo notaba estaban muy bien cuidados. Volví a mirarlo y él miraba mis labios también, ¿Qué estaba pasando?

No pensé en lo que hacía y solo lo hice; acerqué más y más su rostro, el no se opuso así que uni ambos labios en un beso, corto pero suave, corto pero empalagoso, ahora que lo notaba él no cerraba sus ojos, solo los abría más así que puse mi otra mano en sus ojos así no parecía incómodo.

Mi otra mano tomo su cintura y lo acercó más sin algún tipo de vergüenza, era agradable, aún que sabía dulce, supongo que será por todo el azúcar que consume a diario.

El beso finalizo y ahí fue cuando reaccioné y caí en la realidad.

— No, no, no, no ¡No! ¿Qué carajos acabo de hacer? — Exclamé mientras tapaba mi cara roja para no verlo.

Moví un poco mis manos al no ver respuesta y lo ví sorprendido, algo nuevo para mi.

Estaba tan avergonzado, tenía que disculparme, yo no sentía nada por él, creo. Así que tengo que decirle pero...

Ese sabor a azúcar, esa suavidad. Unas manos frías atraviesan mi cintura, ¿Me atrevería a abrir los ojos? Al parecer Ryuzaki sabe besar, uh, también algo nuevo para mí. No pude soportar y tomé su rostro para alargar el beso, era sorprendentemente agradable.

Nos separamos y nuestras miradas se encontraron.

¿Qué fue eso? Preguntanse, yo no tenía palabras, él me las había arrebatado de un beso, ¿Era posible que eso pasará?

— Light, responde, no me mires como si fuera un fantasma.— Titubeó el de piel blanca como la nieve, en realidad, si parecía un fantasma.

— Esto... Yo... No sé que decirte... — Bajé la mirada, no quería volver a encontrarme con esos ojos de confusión y enojo.

— Primero tendrías que explicarme por qué lo hiciste, luego pasará lo que pasará, tampoco predicó el futuro.— No entendiendo como puede hablar tan tranquilo después de comerle la boca a su principal sospechoso, es algo inhumano.

— Es que no tengo un por que, fue un impulso, lo lamento, Ryuzaki...— Dije apenado, la había cagado, ahora todo sería más extraño entre ambos.

— Bueno, siendote sincero, deseo que tengas esos “Impulsos” más seguido.— Me dió una sonrisa que no parecía escalofriante como de costumbre, una linda sonrisa, hasta entrecerró los ojos un poco, era bastante lindo, supongo.

— Ya... No digas esas cosas.— Solté una risita nerviosa.

— ¿Por qué no? Tú me besaste y ahora quieres que no hablé de eso ¿No te gusto? — Interrogó el pelinegro con un aura feliz y divertida, otra vez, algo nuevo para mi.

— ¡No dije eso! Solo me da vergüenza hablar de ello.— Admití mientras rascaba mi nuca nerviosamente.

— Tsk, eres un tonto. Ya vamos con los otros que deben estar preocupados. — Se levantó y ofreció su mano.

Un sonrojo notable apareció en mi cara, algo nuevo para mí.