𝐂𝐀𝐏𝐈𝐓𝐔𝐋𝐎 𝟐𝟑

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Odiaba que Pansy esté en Slytherin, ella era chévere y a veces me hacía reír, pero sus evidentes ataques de celos me tienen arto. Ni bien puse un pie en la sala común me empezó a coquetear muy evidentemente, no sé cuándo se dará cuenta que no la voy a invitar al baile, aunque ella podría ser la última opción.

Cuando la rubia de ojos verdes brillantes lo había rechazado hasta llego a pensar que Pansy sería buena opción, pero no se rendiría fácilmente, sabía que podía conquistar a la chica con sus encantos y así aceptaría ir al baile con él.

Salió a tomar aire afuera de Hogwarts, el sol ya había salido pero la nieve que caía no lo dejaba mucho a la vista, a lo lejos vio a una persona, sabía que era un alumno por la capa, avanzo hacia él, lo reconoció. Empezó a seguirlo, mientras trataba de cubrirse para que no lo viera.

De pronto Cedric Diggory empezó a correr y yo le seguí el paso. La nieve se detuvo por unos instantes. No, no se detuvo, solo fue más lento, cada vez que la veía era como si estuviera en una maldita novela y estuvieran grabándola en cámara lenta. Le costó mucho aceptar los sentimientos por la chica, no sé cómo lo hizo, le había dado tanta rabia, pero decidió cambiarla por aceptación y paciencia, definitivamente tenía que tener paciencia con ella.

─ ¡Oye! ─Cedric se sobresaltó, pero al instante volteo, Ana estaba aún lejos de nosotros, sentada en la nieve. Se dio cuenta de la gravedad de su amor por ella cuando la reconoció aun de espaldas, lo peor es que sabía que Cedric también la había reconocido y eso solo significaba una cosa.

─¿Qué estás haciendo aquí?

─Lo mismo te iba preguntar.

─No tengo tiempo, Malfoy. ─se volvió a encaminar a ella, lo agarre del brazo, ni bien sintió mi tacto se zafo bruscamente─. No me toques. Lárgate.

─Déjala tranquila. ─entonces llame su atención y nos paramos cara a cara, pero él me ganaba por unos centímetros.─ ¿No la puedes dejar sola, aunque sea un momento? ─resoplo.

─ ¿A ti que te importa?, Tú no sabes que es lo que quiere ella. No la conoces.

─ ¿Acaso tu si?

─ ¿Más que tú?, sí. ─empezó a caminar de nuevo y lo pare otra vez, entonces él dio el primer golpe. ─No seas hipócrita, Malfoy. Hace años la molestabas y ¿ahora te gusta?, porque, aunque no lo creas se te nota cada vez que la miras.

Toque mi labio, ardía, sangraba. Lo mire con fundido y con rabia acumulada.

─ ¿De qué hablas? ─entonces Diggory entro en una especie de trance, aproveche para devolverle el golpe, cuando le cayó reacciono y empezamos a pelear. Ni bien tuve su cabeza en mi brazo empecé a apretarlo, no tan fuerte para que pueda hablar, pero si para que lo inmovilice. Se notaba que alguien como él no peleaba muy seguido─. Habla. ¿Cómo que hace años la molestaba? ¿De que estabas hablando?

─Suel-tame. ─apreté más fuerte─. Cayetana. ─lo solté de inmediato, ese nombre..., Diggory aprovecho mi sorpresa y volvió a golpearme.

─¿Qué tiene ella que ver en todo eso? ─apenas recordaba a esa niña, la niña a la que apenas recordaba de físico, pero recordaba muy bien que en su momento le había hecho sentir mal, ahora que lo pensaba era una rubia con ojos verd-─. No.

─ ¿Recién te das cuenta? ─el tejón lo volvió a golpear en la mejilla─. ¡Por tu culpa, ella me odio por muchos años!

Se abalanzó sobre mí, y empezamos a golpearnos, hasta que tome el control y lo noquee. Ahora toda tenía sentido, el odio que ella le tuvo desde el primer día, siempre se preguntaba que había hecho para que ella le tomara odio, aparte de fastidiar siempre al otro Potter.

𝐀𝐍𝐀 𝐏𝐎𝐓𝐓𝐄𝐑 - 𝐂𝐄𝐃𝐑𝐈𝐂 𝐃𝐈𝐆𝐆𝐎𝐑𝐘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora