Capítulo 13 - La tormenta

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Kion caminaba hacia la guarida de la guardia. Había probado pensar también en Chungu y Cheezi, los más cercanos a Janja, pero obtuvo los mismos resultados: nada.

Kion— ¿Será que solo puedo usarlo una determinada cantidad de veces por día?

No era una mala teoría, el cachorro desde luego que no la descartaba.

Kion (pensando)— Bueno creo que es suficiente por hoy, esperaré a los demás para patrullar y...

¿?— ¡KION!

Reconocía esa voz.

Kion— ¿Ono?

Efectivamente, era la garceta quien llamaba su atención descendiendo desde los cielos hasta su posición, muy alarmada.

Ono (preocupado)— Kion, Kion, tienes que venir rápido.

Kion— Wow Ono, tranquilo, ¿qué pasa?

Ono— Son las hienas, atacaron a los demás mientras venían aquí y... creo que están ganando.

Kion (confundido)— ¡¿Qué?! ¿Cómo que ganando?

Ono— No lo sé, tienes que venir.

Kion— Guíame.

Ambos salieron en dirección hacia las lejanías. El cachorro corría lo más rápido que podía para no perder de vista a su compañero.

Kion— ¡Ono! ¿Janja está con ellos?

Ono— No, los lideran otras dos hienas, no recuerdo sus nombres.

La situación se ponía cada vez más extraña. Janja no lidera al grupo invasor, las hienas están ganando, no pudo ver ni al líder de las hienas ni a sus secuaces más cercanos con su nuevo don. Algo no andaba bien.

Kion— ¿Cuánto falta Ono?

Ono— Puedo verlos, estamos a unos segundos.

Ambos empezaron a considerar el prepararse para la posible pelea de sus vidas, sobre todo teniendo en cuenta que incluso con el poderío de los miembros de la guardia no eran capaces de hacerle frente a rivales tan débiles como las hienas.

Kion— ¡Puedo verlos! ¡Mantente en el cielo Ono, no desciendas a menos que te lo ordene!

Ono— ¡Entendido!

La garceta se elevó aún más en el aire, dándole vía libre al líder para luchar contra el clan.

Kion— Hevi kabisa.

Kion vio al resto de sus compañeros casi derrotados. Beshte estaba rodeado, con Bunga encima de él, este último pareciendo herido.

Fuli por otra parte estaba peleando contra tres o cuatro hienas por su cuenta, aunque se veía muy débil y apenas podía esquivar los ataques, estaba llena de arañazos y rasguños por todo su cuerpo.

Esto era demasiado, los forasteros habían cruzado el límite, y Kion les recalcaría ese límite de nuevo si era necesario.

Kion (enojado)— ¡OIGAN HIENAS!

Todo se detuvo. Sus compañeros lo miraron con alivio y alegría, mientras que sus contrincantes lo contemplaban con desprecio y rabia. No había vuelta atrás después de esto.

Kion— ¿Dónde está su gran líder eh?

¿?— ¿Te refieres a nosotros?

De la multitud se destacaron dos miembros, eran Tano y Nne. Comenzaron a caminar amenazantes hacia el líder de la guardia.

Kion— ¡Ni un paso más hienas!

Nne— Oww, jajajaja, el líder de la guardia nos tiene miedo.

El clan rio a carcajadas. El cachorro explotaba de rabia, ¿quiénes se creían que eran estos enclenques? ¿Y dónde rayos estaba Janja? Algo muy extraño estaba pasando.

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