Capítulo 22 - Qué Bonito Es El Amor

164 10 0
                                    

Pocos días después, solamente Julia sabía lo de Vicky y Faca. Curiosamente, los dos la habían buscado en momentos distintos para contarle la novedad. Pero, otra cosa que había pasado era que María y Cristóbal sí estaban juntos y asumidos. Hubo una charla con Iván, y hasta con Jacinta, y la cosa era que iban a ir despacio pero se los notaba muy felices, como dos adolescentes. El clima en la casa era de puro amor, excepto por Inés, que seguía sola. En la mesa del desayuno, finalmente Facundo contó la buena notícia.

- Buenos días a todos. A mí ya saben que no me va mucho ese rollo, pero... - le daba una cierta timidez hablar de eso, había tenido una sola novia y ya hacía bastante tiempo. - nada, que les vengo a decir que Vicky y yo estamos de novios.

Obviamente, se armó el lío con todos silbando y aplaudiendo para hostigarlos, pero ya Cristóbal la terminó.

- Vale, vale, vale, ya está bien! ¡Silencio a todos! A mí obviamente me pone muy feliz que estén juntos. Yo a mi hijo lo quiero mucho y sé que es un buen chico, y Victoria también. La aprendí a querer y sé que hace muy bien a Faca, así que les felicito. Solo tengo una pregunta, ¿los padres de Vicky lo saben?

- Van a venir a cenar mañana y lo contaremos. - Dijo ella, muy contenta.

***

En el colegio, Diego volvió a aparecer luego de irse de viaje tras su ruptura. Inés y él se miraron de lejos, pero la chica se dió vuelta y fue por otro pasillo para no cruzarlo.

- ¿Estás bien? - Le preguntó Marcos, encontrándose con ella.

- Sí. Tú sí que tienes una cara... ¿Pasó algo?

- No. Bueno, sí, es que... Carolina me escribió una carta. No sé cómo se da eso de que me escriba después de... de muerta - Hizo una pausa, como si recién asimilara la información. - Pero la he leído unas tropecientas veces ya y... nada, la echo de menos.

- Entiendo. Lo siento.

- Pero trato de aceptarlo, no me queda otra. Y tú, si necesitas algo, estaré aquí, eh rubia?

- Gracias.

Por allí, caminaba también la terrible Manuela. Iván y Julia venían abrazados pero ella no les hace caso.

- Marcos, ¿no? - Se para delante de él. - Te estaba mirando en la clase de gimnasia, y tienes muy buen cuerpo! Oye, yo no soy de reparar en esas cosas, pero mi personal trainer me abandonó por una de esas mujeres de los jugadores de fútbol de la selección, supongo que tienen más plata que yo, ¡pero estoy abandonada! ¿No me ayudas a entrenar? - Pasaba las manos en los brazos de Marcos y le miraba como quién quisiera seducirlo.

Todos se miraron asustados, ¿qué demonios quería ella ahora?

- Eh, mira yo... no hago nada de especial, en realidad. Será mejor que busques un profesional de verdad. - Marcos le dió una palmadita en el hombro y se marchó. Los demás también se fueron, pero a Inés la cogieron en el medio del camino.

- Hola. - Dijo Diego, aún inseguro.

- Pensé que no me querías ver nunca más. - Dijo Inés, con la voz cargada de ironía.

- Hombre, la que me está evitando eres tú.

- Pensé que era lo que querías. Lo dejaste claro cuando cortamos.

- Cortamos no, tú cortaste conmigo. Y por lo que veo, yo tenía razón, estás con ese Marcos...

- Oye si me veniste a insultar...

- No, no, perdoná. - La tocó en el brazo, y luego la soltó al ver su mirada de asco. - Te vine a... pedir disculpas. Por lo que te dije aquella noche. El año que pasamos juntos fue el mejor de mi vida. Y no mereces que te trate mal, lo siento. Ya sé que estás enamorada de otro y ninguno de los dos puede evitarlo, así que me queda desear que seas feliz. Es sincero, de verdad.

El Internado: Volverá La LuzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora