Capítulo I. ¿Mentira o Engaño?

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La gente que lo a visto tiene que voltear su gesto hacia arriba, dicen que es muy alto, más que el promedio de hombres en la nación, eso a provocado qué se lleve muchos títulos sobre las mujeres que desean ser escogidas como reinas y casarse con él, argumentando qué serán perfectas para dar a luz a cualquier príncipe heredero para la nación.

Pero, a Baeroyi no le interesa por el momento.

Lo describen como un hombre rígido y serio, que pasea su fornido cuerpo por las calles de la capital, Geulinmun. Dicen que su caballo es el más hermoso, corre más rápido que cualquiera y que sus acompañantes son igual de guapos que él, siendo el príncipe el qué conserva un aura angelical en su rostro, con esa cicatriz que le da equilibrio y lo hace lucir como el hombre más deseado de toda Malkyr... Ah.

- ¿Sabes? Quisiera algún día ser la mujer de Royi

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- ¿Sabes? Quisiera algún día ser la mujer de Royi. - Una dama de la corte se decía así misma, mirándose al espejo con confianza. - Dicen que serás solo la concubina del príncipe, porque el no tiene ojos para ti... - tomo un polvo rojizo, con sus yema tomo un poco y la paso sobre sus labios.

Se admiro, sus mejillas se sonrojaron en el acto, se avergonzó de si misma.

Una ligeras lagrimas salieron de sus ojos, mientras mantenía sus rodilla al piso del roble, y ese pequeño espejo frente a ella. - ¿Porqué la guardiana Han me trajo entonces? Yo no soy como Han Baeroyi, no soy especial y no tengo poder. - reclamó, detrás de ella se acerco la que suele ser la acompañante de la reina consorte, que en este momento, le fue asignada a Boomi. - No debe llorar, mi señora Mi. Verá que el príncipe Baeyori la amará tanto, que incluso no deseara tener más concubinas en el palacio, usted será la única mujer con poder en todo el reino de Malkyr. - mencionó la Criada Jin, mientras le limpio las lágrimas cuidadosamente con sus dedos.

Volteo el espejo y le tomo los hombros, mientras le sonreía en grande. - Recuerde que se está preparando para ser la gran Reina consorte de la nación, no quiere decepcionar a la casa Hwa, ¿Verdad? - Boomi miró un momento a la criada, unió sus cejas en un gesto determinante, colocando sus propias manos en el aire. - ¡Tiene razón, criada Jin, seré la mejor de las reinas de la casa Hwa, lo juro por mi madre! - y cerro sus brazos sobre el cuerpo de la criada, estaba determinada a hacer lo que fuera por ser mirada por Baeroyi, quien en ese momento, fue anunciado.

- ¡El príncipe Han Baeroyi está aquí! - la joven enseguida quito el abrazo, mientras se acomodo sobre la entrada, arreglo un poco su Hanbok y las puertas de bamboo se deslizaron rápidamente.

- Hwa. Buenos días. - fueron las palabras del príncipe, quien después procedió a colocarse de rodillas frente a ella.

- Príncipe, buenos días. Espero se encuentre bien y gozando buena salud. - mencionó Boomi, mientras daba una leve reverencia, para después mirar al príncipe quien se encontraba algo incomodo. Escucho su avanzar, parecía siempre estar en calma.

- Espero lo mismo de ti. ¿Cómo estás? Vengo a hablar, lo del titulo de coronación. - exclamó. Mientras le miro fijamente esperando a que ella hiciera lo mismo, sin embargo, no sé detuvo en su hablar. - No podrás ser tu la madre de Malkyr. Hace poco hicieron llegar esto. - Baeroyi saco de su mando un pergamino, le quito el broche qué lo mantenía enrollado, y lo desenvolvio, seguido de ello lo coloco de forma qué le impedía ver el rostro de Boomi empezando a leer en voz alta.

REY: EL ELEGIDO Donde viven las historias. Descúbrelo ahora