El alma se me cayó a los pies, la sombra que tanto miedo me daba estaba frente a mí, no estaba dormida, no era otra de mis detestables pesadillas, ella estaba conmigo, respirando el mismo aire y compartiendo la misma habitación...
- Supongo que sabes por qué estás aquí, ¿Cierto? - me preguntó.
- Mira si vas a matarme hazlo de una vez - dije con un valor que se esfumó una vez que dije la frase completa.
- ¿Qué te hace pensar que quiero matarte?- respondió ella con una sonrisa ladina.
- ¿Para qué más me querrías aquí?- cuestioné.
- Mi dulce niña, te amo demasiado para hacerte daño... Solo quiero llevarte a dónde perteneces - me aseguró.
-¿Sí? - dije arqueando la ceja derecha.
- ¿A dónde pertenezco?- la reté.
- Al castillo, en el trono, por supuesto - dijo con una sonrisa aún más grande.
- No gracias, prefiero que me mates antes que ser la reina de un mundo ruin, lleno de monstruos asquerosos que solo piensan en si mismos, buscando el beneficio propio - me negué.
- Mis queridos subordinados solo hacen lo que quieren para ser felices, cumplen todos y cada uno de sus deseos, sin quedarse las ganas. - afirmó.
- Sí quieren asesinar a alguien lo hacen, satisfacen ese capricho. -
- Son repugnantes - dije sintiendo rabia por sus palabras. Eso no era más que una excusa para cometer actos depravados, sangrientos, avaros y egoístas.
- Al igual que tú -
- Las personas a las que mato son aquellas a las que llenan de falsas ilusiones, fantasías innecesarias y sueños vacíos... - dijo la Reina.
Aplaudió. Y entonces vi que estaba de nuevo con la niña de un inicio. Su cabello blanco caía por su cara, tenía una expresión de sorpresa al verme de nuevo, su pequeña figura estaba hecha bolita en la esquina del oscuro cuarto.
- H-Hola...- saludé.
- Ella no te mató...- dijo ella en un murmuro.
- Entonces... ¿Puedo preguntarle algo?- me habló, su voz era tenue, suave y tímida parecía que me tenía miedo.
- ¿A mí? - le pregunté.
La niña asintió, entabló una conversación conmigo que consistía en preguntas y respuestas, ella me hacía preguntas sobre el mundo humano con tanta ilusión que me era difícil no responder, pero ... Había algo extraño, no sé, o más bien no sabía que era. Me era imposible no responder las preguntas de esa niña, era asombroso los ojos de ilusión que tenía cuando hablaba, no sé qué era lo que pasaba conmigo, pero cualquier cosa, ella me tenía hipnotizada, sus ojos estaban llenos de brillo cuando respondía una pregunta de manera positiva, cuando le contaba cómo era mi mundo, todo era tan irreal para ella, era como si le estuviera contando un cuento de hadas, como si dormir en una cama, e ir a la escuela para ella era como si le contara la cosa más espléndida que existía, e ahí lo extraño, para mí no era normal que una niña tuviera una vida tan horrible como para tener que adorar una vida tan simple como, esa como la que yo tenía. De pronto todo comenzó a oscurecerse.
- Ay Alayah, ¿no te da vergüenza ilusionar de esa manera a una niña?- me preguntó la reina con burla.- ¿Qué? - pregunté.
- Le dijiste a la nena que el mundo humano era seguro y tranquilo, vaya ilusión - me acusó.
- ¿Dije algo falso?- pregunté casi ofendida - ¡El mundo del que le hable es mejor que este puto infierno!- grité.
- No me alces la voz- dijo en un tono autoritario.
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Desde abajo
AventuraEn esta historia nuestra protagonista de ojos color carmín, se extraviá en un mundo totalmente distinto al que ella conoce, donde todas las pesadillas de cualquier ser vivo se hacen realidad. Sigue a esta pequeña aventurera y descubre junto con ella...