Me había hecho un nombre para el final del día. Me había convertido en "el chico que les lanzó comida a ellos". Esperaba un contraataque en cada pasillo y cada clase, especialmente cuando vi a uno de los chicos Choi en mi clase de Historia, y a una frescamente vestida y malhumorada Yuna en su casillero.
Nunca ocurrió.
Yeji se disculpó efusivamente antes de que la clase de gimnasia comenzara, y luego me abrazó por lo que hice. Trató de hablarme cuando nos alineábamos para jugar Volleyball, pero yo me encontraba... entumecido. No había manera de malinterpretar el hecho de que Yuna me odiaba. ¿Por qué? No podía ser por Hyunjin. Era más que eso. No sabía lo que podía ser.
Luego de clases manejé hasta casa, tratando de entender todo lo que había ocurrido desde que me había mudado. El primer día sentí algo en el porche y en la casa. El día en el lago a Hyunjin le habían brotado escamas. El destello de luz con el oso y la librería tenían que ser lo mismo. Y toda esa basura que Chenle había dicho.
Sin embargo, una vez que llegué a casa y vi varios paquetes en mi pórtico, toda la mierda del día desapareció. Algunos tenían caritas felices en ellos. Chillando, recogí las cajas. Adentro habían libros, libros recién publicados que había pre ordenado varias semanas atrás.
Subí al piso de arriba a toda velocidad y encendí mi portátil. Revisé la reseña que había publicado anoche. No había comentarios, la gente apestaba. Pero había ganado cinco nuevos seguidores, la gente era genial. Cerré la página antes de empezar a rediseñar todo. Luego busqué en Google "personas de luz" y después de que los primeros resultados me mostraran varios grupos que estudiaban la biblia, busqué "El Hombre Polilla." Oh. Santo. Dios.
La gente de West Virginia estaba demente. En Florida de vez en cuando alguien afirmaba ver a Pie Grande en los claros, o al Chupacabras, pero no a una gigante cosa voladora o lo que sea que fuera. Parecía una inmensa mariposa satánica.
¿Por qué demonios estaba yo viendo esto?
Era una locura. Me detuve a mí mismo antes de empezar a buscar extraterrestres en West Virginia. Tan pronto como llegué abajo, tocaron la puerta. Era Yeji.
—Hola, —dijo—. ¿Podemos hablar?
—¿Seguro? —Cerré la puerta y caminé hacia adentro—. Mamá aún duerme.
Asintió mientras me sentaba en la mecedora. —Felix, lo siento tanto, tanto, por lo de hoy. Yuna es una completa perra a veces.
—No es tu culpa que ella haya actuado así. —dije—. Pero lo que no entiendo es por qué ella y Hyunjin actuaron así. —Me detuve, sintiendo ese estúpido ardor en la garganta—. No debí haberles arrojado la comida, pero nunca me había sentido tan avergonzado en mi vida.
Yeji se sentó a mi lado, cruzando los tobillos. —Creo que en realidad fue gracioso, lo que tú hiciste, no lo que ellos hicieron. Si hubiera sabido que iban a hacer tan terribles con todo, me hubiera encargado de que no lo hicieran.
—Agua pasada — Suspiré.
—Yuna no es novia de Hyunjin. Ella quiere serlo, pero no lo es.
—No me pareció así.
—Bueno, ellos si... salen.
— ¿La está usando? —sacudí la cabeza, asqueada—. Que imbécil.
—Creo que es mutuo de ambas partes. Honestamente, el año pasado sí salieron por un tiempo, pero luego todo se enfrió. Eso es lo máximo que le he visto a él prestarle atención en meses.
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OBSIDIAN¹ [HYUNLIX]
Подростковая литератураEmpezar de nuevo apesta. Cuando nos mudamos a West Virginia justo antes del último curso, ya me había resignado al acento raro, a tener mala conexión a Internet y a aburrirme como una ostra... hasta que vi al sexy de mi vecino, tan alto y con unos o...