Derribando tus barreras || Pedri González

Capítulo 8 - Deseos

🎧 Cupido - Maikel Delacalle, Acción Sánchez

"Se ha vuelto mi preferido, como ese vestido,
parece que te lo hizo Cupido."

Pedri

El recuerdo del despertar junto a Abril me persigue durante todo el entrenamiento; una sonrisa estúpida me acompaña mientras trotamos por la pista, tiramos a puerta y hacemos una hora de gimnasio. La concentración se escurre entre mis dedos al rememorar su pelo despeinado, sus labios hinchados y su cara de confusión al despertarnos. Aún puedo escuchar los ocho "lo siento por quedarme dormida" que ha repetido sin descanso mientras me ponía la sudadera, me peinaba con los dedos y le daba un beso rápido en la frente antes de irme corriendo. 

- ¡Pedri! – Luis Enrique llama mi atención dando un golpe a la cinta de correr. – Es tu último entrenamiento con 19 años, hijo. ¡Ponte las pilas!

Asiento y sacudo la cabeza, intentando apartar todo lo que no sea fútbol de mis pensamientos, al menos hasta que acabe la mañana. Ferran me saca la lengua mientras se sitúa en una bicicleta que hay justo a mi lado.

- Estás tú muy feliz, ¿no? – Ferran me pega un codazo mientras empieza a pedalear rápidamente. – ¿Qué has hecho esta noche, pillín?

- Nada que te importe. – sonrío levemente mientras aumento la intensidad de la cinta; la adrenalina recorriendo mi cuerpo.

-  Te recuerdo que esta noche celebramos tu cumple. Nos vamos de fiesta, por fin. – Ferran cambia de tema, pillándome por sorpresa.

- ¿Quién ha decidido eso? – respondo irónicamente; resulta que no controlo los planes ni cuándo soy el motivo de celebración. – Porque yo no he sido.

- Ha sido decisión grupal de todos. – Ferran se encoge de hombros, con naturalidad. – Menos tuya, de todo el mundo. No se puede tener todo en esta vida, golden boy.

Asumo la derrota cuando escucho a mi amigo detallarme con pelos y señales todo el plan: no han dejado ningún hilo suelto. Ya han reservado en la mejor discoteca de Qatar, dónde la privacidad está completamente asegurada. Respiro aliviado al comprobar que solo ha invitado al equipo, Alicia, Sira y Abril. No me apetecen grandes fiestas ahora mismo y tampoco podemos permitírnoslo; el partido contra Alemania se aproxima peligrosamente. 

Ferran sigue hablando cuando Abril entra en el gimnasio. No hay ni una gota de maquillaje en su rostro; su pelo recogido en una trenza y el peto vaquero le hacen parecer más pequeña.

- ¡Gavira! – Abril busca con la mirada a Gavi, que está a solo un par de máquinas de donde yo me sitúo. - ¿Te vienes conmigo?

- Al fin del mundo si quieres. – Gavi le sonríe abiertamente y contengo una mueca. No voy a volver a caer en las garras de los celos que tanto odio, pero no puedo evitar el sabor amargo que se instala en mi lengua. – Te espero fuera.

Abril asiente mientras sigue buscando a alguien más. Ferran carraspea y me da una colleja, sobresaltándome y llamando la atención de todo el equipo.

- Al menos podrías hacer como qué me escuchas, tío. – Ferran pone los ojos en blanco y suspira, bajándose de la bicicleta. – Abril, ¡estoy aquí!

- ¿Tenéis sesión doble o qué? – no he mirado el horario esta mañana; he llegado al entrenamiento por los pelos, escapándome de una multa asegurada por no cumplir con los horarios.

- Algo así. – Ferran se despide con un gesto rápido mientras Abril me guiña un ojo, me dedica una sonrisa y sale del gimnasio entre risas.

Aprovecho la soledad para centrarme en los ejercicios. Mientras mi cerebro repite en bucle las palabras de Gavi, fallo estrepitosamente en hacerlo.