INTRODUCCIÓN

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LA PANTALLA ROTA.

Las gotas de sudor me caen por todos lados y mi cabello se adhiere a mi rostro debido a ello. Normalmente disfruto estar aquí pero hoy simplemente me siento agotada. Mi mano derecha se mueve por los trastes de la guitarra mientras la otra razga las cuerdas para que la melodía salga de ellas.

Vamos, un poco más y podre salir corriendo de aquí.

Las últimas notas son tocadas y la gente que viene al bar aplaude y suenan los vasos de cerveza. Normalmente es muy poca la gente que asiste, pero hoy debido a que es fin de semana hay más gente de la que me gustaría.

Nuestro cantante Ivan, saluda y da las gracias a nuestro amado público mientras los demás se encargan de sonreír para bajar del escenario.

Bajo del escenario lo más rápido posible. Dejo que mis compañeros se encarguen de los instrumentos. Aunque pienso dos veces en dejar mi amada guitarra en sus manos pero necesito irme.

Al llegar al baño del pequeño camerino que compartimos las únicas tres chicas del grupo, busco entre los cajones de cosas que hay en la encimera pero lo unció que logro encontrar es un sobre de pastillas para el dolor de cabeza.

Tal vez esto me sirva para calmarme un poco mientras llego a casa.

Pongo dos pastillas en mi boca, abro el grifo para que corra el agua y con ambas manos tomo agua para pasar las pastillas.

Apoyo mis manos en el lavamanos y cierro los ojos con fuerza. Estoy mareada y no veo nada. Mierda.

Las manos me tiemblan y no puedo respirar.

Cálmate Enora todo va a estar bien. Como siempre. Todo bien.

Respira...

Respira...

Y tres toques en la puerta, la voz de London se escucha desde el otro lado.

— Hey, ¿Estas bien?

Lucho conmigo misma para encontrar la voz para reponderle.

— Si. Estoy bien... solo estoy arreglandome el maquillaje que se me corrió un poco —En el momento que termino la frase siento una arcada que me obliga a girarme y ponerme de rodillas en el retrete.

Maldita mentirosa, ¿Tanto te cuesta decir la verdad una vez en tu vida?

Las personas ya tienen suficientes problemas como para yo agobiarlas con los míos. Solo les doy más problemas con los que yo misma puedo cargar. Así que es mejor callarme y solucionarlos sola. Simpre puedo sola.

—¿Segura que estas bien? — Escucho que intenta abrir la puerta pero tiene seguro —¿Necesitas que te ayude en algo?

— No. Estoy bien —Me levanto del suelo aún con las náuseas presentes y me paro en el lavabo a pasarme un poco de agua por la cara — Salgo en un momento.

Ella suspira y se aleja de la puerta. Sabe que no voy a decir nada más, ni mucho menos aceptar su ayuda.

La imagen que veo en el espejo no es la mejor.

Parezco medio muerta.

Estoy pálida, muy pálida. El pelo ondulado pegado a mi cara por el sudor frío que cubre mi cuerpo, debajo de mis ojos hazel unas ojeras tan oscuras que cualquier que me viera diría que desayuno drogas, sumando a eso que estoy muy delgada.

— Tan bella como siempre — Ironizó para mi misma y abro la puerta.

London esta sentada en una sillita al lado de esta cuando me ve salir alza la cabeza de su teléfono, hace un gesto de decir algo pero yo paso de ella y voy directo a donde están los instrumentos. Agarro mi guitarra la cuelgo del hombro y salgo del camerino esquivando a las personas del bar que vienen y van.

Hoy no tengo turno en el bar así que puedo irme a casa. Saco el teléfono y miro la hora, son las doce. Mierda mi madre me va a matar.

Aceleró el paso mientras intento meter el teléfono en mi chaqueta pero ya en la calle choco con alguien y mi teléfono sale volando hasta el piso.

Auch.

— Discúlpame, yo no te vi — Dice el desconocido con un toque de vergüenza

Sin mirarlo me agacho y recojo mi teléfono, tiene la pantalla agrietada.

Definitivamente hoy es mi día.

— Eso ya me di cuenta tranquilo.

— Discúlpame de verdad, no te vi estaba un poco distraído — Suena preocupado y ahí es donde also la vista de la pantalla ahora rota de mi teléfono.

Un chico alto de pelo negro con un suéter, jeans y botas que tenía las mejillas teñidas de rojo de la vergüenza me mira fijamente.

Casi suelto una risita burlona al ver su cara.

— No te preocupes de verdad esta todo bien, solo fíjate de no tirarle el teléfono a nadie más.

Y continuo caminando por la acera para llegar a mi casa dejando al desconocido en medio de la calle. La verdad me importa una mierda seguir hablando.

Esta semana va a ser muy larga.

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⏰ Última actualización: Jan 28, 2023 ⏰

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