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Marcos ama a Agustín.No sabe como pasó, no sabe por qué pasó, solo sabe que lo ama y eso es suficiente para luchar por él.
Tras notar las sonrisas falsas de su amigo al estar placa tras placa, decidió que era tiempo de ganarlas para poder salvarlo, decidió que era tiempo de ganarlas para no volver a perderlo.
Ganó el liderazgo, lo salvó y se sintió aliviado por primera vez en meses.
Su felicidad decayó al ganar la prueba lider nuevamente, la cuál consistía con doble liderazgo, siendo su acompañante, la persona que más había lastimado a su amigo.
Sabía que no sería fácil salvarlo de la placa, Marcos rogaba que él no vuelva caer.
Las súplicas de el salteño hacía Dios no fueron oidas, pero sabía que las cosas pasaban por algo.
Agustin estaba en aquél lugar, fijo como siempre, haciendo chistes de que rompería un récord de placa, de que cenaria rico otro sabado más, pero Marcos solo se podía preguntar "¿Qué es lo que haré?".
La voz mandatoria llamó a los líderes a una reunión a solas.
Una mesa dividía el amor del odio.
Las palabras no salían de él, un nudo en su garganta se lo impedía.
Podía sentir el veneno en cada palabra de la contraria, quién no tenía miedo de entregar a su amistad con tal de dejar ir a su enemigo.
-Es él único a quién tengo- Pronunció con palabras temblorosas.
Y era verdad, los últimos que se habían ido eran quienes nunca lo dejaron solo, quienes nunca hablaron mal de él, quienes siempre se preocuparon por él, ellos eran sus amigos, Agustín era su amigo, o eso le gusta aparentar.
Sabía que lo que sentía por el ojiazul era más que amistad, pero eso no lo tenía que saber nadie más que él.
Ansiaba cada noche seguir teniendo aquellas charlas, estando abrazados y no cada uno en su cama, ansiaba poder acariciar sus rulos, ansiaba poder acariciarlo y que su mano no picara de los nervios, ansiaba poder besar aquellos labios que tanto deseaba.
Ya habían planeado varias cosas por hacer al salir de aquella casa, Marcos necesitaba más tiempo junto a él para seguir planeando viajes infinitos.
El salteño sabía que si Agustín salia de la casa, lo estaría esperando afuera como le prometió, sabía que volvería a verlo una vez estuviera afuera, sabía que ya estaban por terminar y no tendría que esperar mucho tiempo, pero tambien sabía que el más bajo se había vuelto parte de él, sabía que él se había vuelto parte de su rutina, Marcos sabía que Agustín era alguien importante en su vida.
Su mirada estaba suplicando, él estaba dando su alma, se mostró vulnerable frente a la persona junto a él, pero nada hizo que cambiara de opinión.
Llegaron al acuerdo de salvar a una persona que la verdad, ninguno quería, pero ninguno daba su brazo a torcer.
Él solo quería estar junto a la persona que amaba, ella solo quería hacerlo desaparecer.
Salieron de aquél lugar bajo miradas expectantes, él no podía mirar a nadie.
Tuvieron que decir quien seguía en placa, Marcos apenas pudo decir el nombre de una persona, soltandolo como un escupitajo, realmente se sentía acabado.
Tuvo su tiempo a solas en el sillón con aquél a quién ama, pero no era lo mismo, sentía que lo había abandonado, las lágrimas corrían por su rostro, su voz estaba quebrada, su mente y corazón estaban destruidos, quería guardar ese momento para él y dejar de pensar que pronto estaría solo.
Los días siguientes trató de mantenerse estable para no preocupar a Agustín.
Trataba de sonreirle, no quería separarse de él, sacó la cadena de la lámpara, aquello se había vuelto su ritual, oró ante Dios para que el mayor siguiera a su lado, trató de crear nuevos y lindos momentos que Agustín se pudiera llevar de él, dejando sus celos de lado con el menor de la casa e ignorando a la mujer que lo molestaba, Marcos solo quería pensar en Agustín y guardar cada pequeño detalle de él.
El domingo había llegado, el salteño solo estaba ido, no quería ver el momento en que el mayor cruzara aquella puerta para irse y creer que ha sido por su culpa.
Marcos sentía que la culpa lo carcomia, pero ahí estaba Agustín para decirle todo lo contrario, para decirle que estaba feliz de poder pasar momentos con él, que estaba feliz por tenerlo a él de amigos, para decirle que no le importaba que no lo haya salvado por que él ya se llevaba algo más importante, y aunque no lo haya dicho, Marcos sabía que se refería a su amor.
Con la mente nublada, no prestó atención a lo que la persona del otro lado de la pantalla dijo, solo sintió como unos brazos lo rodeaban con una fuerza única, llena de amor y felicidad.
Agustín seguía en la casa.
Pudo volver a sentar cabeza, pudo mirar a los ojos por primera vez a su amado, pudo volver a ser feliz.
Luego de aquella noche donde se fue la mujer de garras que dañan a cualquiera en su paso, pudo volver a dormir tranquilo, rodeado por un abrazo consolador, con el sonido de unas sonrisas cómplices y unos besos que se esparcian por su rostro.
Marcos, una vez más, se prometió que daría todo lo que fuera por salvarlo una y otra vez para tenerlo junto a él.
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No se bajoneen gente, hoy Agus no se va!!
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Placa¡!MARGUS
FanfictionDonde Marcos gana las pruebas líder para salvar a Agustín. Marcos & Agustín Margus Gram hermano