Capítulo 2: Práctica en Westerburg

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Lunes otra vez, otro día más en esta infernal jerarquía escolar donde para bien o para mal me encuentro en la cima. Hoy era cinco de diciembre, habían pasado casi dos días desde mi encuentro con aquel chico, de quien por cierto, no sé su nombre todavía, aunque cada cosa que hace, provoca que me guste aún más, por ejemplo esa noche, me llevó a casa en su moto y tomó de vuelta su gabardina. Pensaba en eso mientras me desesperaba, no me lo había cruzada en ningún pasillo o en ninguna clase, lo cual me ponía de malas a decir verdad, ni siquiera escucho al profesor dando su clase ahora mismo, sólo miro por la ventana del salón, esperando que en algún momento él pase por allí y me dedique una de esas sonrisas, para mí y sólo para mí.

Cuando la clase llegó a su fin, indicado por la campana que daba inicio al almuerzo, salí del aula sólo para encontrarme con Heather, Heather y Heather, quienes estaban esperándome para ir a almorzar.

Entramos a la cafetería cual celebridades, la gente casi involuntariamente desviaba la atención que prestaban sus globos oculares a su comida nosotras, pero sobre todas ellas pude percibir una mirada singular.

Justo estaba a punto de voltear cuando llegué a la mesa y tomé asiento

"Después"- pensé

Cuando el almuerzo concluyó ocurrió lo peor que me podría pasar y que había olvidado por completo.

La hora libre de los lunes después del almuerzo era una enorme piedra en el zapato desde que estaba con las Heathers, las porristas tenían ensayo, al igual que los jugadores del equipo de fútbol, o sea, una buena parte de los alumnos de Westerburg. Y en esa cifra se encontraba Heather McNamara, capitana de porristas.

El camino hacia el campo se vio interrumpido por el malestar de Heather Duke, quien fue reprendida dura y ruidosamente por Chandler, para aminorar las cosas, decidí que iría con Heather al baño en lo que ellas se adelantaban:

-Ser buena amiga nunca termina- dije en un susurro con cierto hastío, para después mirar a Heather y sonreírle, quien estaba recargada en mi brazo tratando de evitar ensuciar el piso con el almuerzo de hoy sin siquiera mirarme.

Las arcadas y el ruido del vómito cayendo en el inodoro eran audibles para cualquiera que estuviese incluso afuera del baño de mujeres en aquel momento, estaba recargada en los lavabos mientras Heather se ocupaba en lo suyo, o era sí hasta que la escuché decir débilmente:

-Verónica...

-Hmh- solté un pequeño ruido como respuesta.

-¿Puedes venir un momento?

Me enderecé e incorporé correctamente para cumplir su petición, Heather podía ser una perra, pero no al nivel de Chandler, una perra sensible, en el fondo era buena persona, culta, fuera de que era como cualquier adolescente promedio que está obsesionada con aquel deseo juvenil llamado "popularidad", además de eso era maltratada por Chandler la gran mayoría del tiempo y eso me hacía sentir lástima y aprecio por ella, aunque creo que más lo primero.

Entré a aquel cubículo, ambas estábamos bastante apretadas allí, ella estaba de rodillas, éstas se encontraban sobre el dudosamente higiénico piso del baño de mujeres y tenía a cara en el inodoro, me hizo una débil seña para sujetar su cabello la cual obedecí, justo cuando acababa de hacerlo, lo último de su almuerzo había salido por su garganta.

La ayudé a ponerse lentamente de pie, quedando recargada en la pared del cubículo mirándonos cara a cara, ella suspiró y desvió la mirada.

-Tal vez deberías ir a un doctor- solté de golpe, no lo decía por cortesía, realmente me preocupa.

-Si... tal vez- me dedicó una débil sonrisa mientras salía de aquel reducido espacio, fue a mojarse un poco la cara en un vago intento de recuperar el color de su pálido rostro.

HeatherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora