Prólogo

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Es la segunda copa que me tomo en menos de media hora.

¡Maldita sea! Los nervios me están matando.

A este ritmo, terminaré borracha antes que llegue Jack.

Es que no puedo contenerme, he pasado todo el día ansiosa y ahora que falta una hora para verlo, estoy temblando del miedo.

No tengo ni puta idea de cómo va a reaccionar cuando hable con él y le haga la propuesta.

No se en qué estaba pensando al aceptar la oferta de Peter.

Todavía estoy en shock con todo lo que me contó, nunca me imaginé que el secreto que guardaba desde hace tantos años, no terminaría con romperme el corazón como lo creí unos meses atrás.

No estaba equivocada, ni tampoco en lo cierto.

Ahora que lo veo mejor, siempre estuvo enfrente las señales, mala mía que lo veía desde otra perspectiva.

Aunque sé que Peter no la tuvo fácil, pero, por qué ahora cree que esta es mi felicidad.

¡Mierda!, ya me terminé la copa y sin darme cuenta me estoy sirviendo la tercera.

Llega ponto Jack, que si te demoras más tiempo me tomaré la botella, quizás así termino de aterrizar mis ideas o tal vez todo se vuelva un maldito batido en mi cerero y acabe peor que ayer.

Estoy en mi restaurante favorito.

Miro a mi alrededor y veo casi todas las mesas llenas, hay un fondo musical muy agradable y los comensales pueden conversar tranquilos.

Recuerdo la primera vez que vine aquí con mis amigos.

Estábamos celebrando que nos ganamos un bono extra, ese año hicimos todo lo posible por incrementar las ventas de los inmuebles y lo conseguimos.

No había venido nunca, pero desde ese día me enamoré, porque la comida es exquisita, su personal es muy cálido y el chef es amigo de Jack.

Carlos cocina la mejor comida mexicana que he probado en mi vida y eso que no me gusta para nada el picante, pero él supo adaptar los platos típicos de su país al nuestro y lo ha hecho genial.

Gracias a los dioses del olimpo, hoy tiene el día libre, porque no quiero hablar con nadie más, mi cabeza no está en la capacidad de hilar una conversación coherente sobre cualquier tema sin que colapse.

Solo puedo escupir las palabras necesarias para mantener la conversación que he practicado en mi mente desde esta mañana.

Tampoco sé cómo va a reaccionar Jack y de verdad no quiero tener que dar explicaciones o forzar alguna sonrisa, como si no pasara nada.

Me aliso la falda tipo lápiz negra que llevo puesta, bajo la mirada para inspeccionar mi blusa beige transparente, se que es sexi a pesar de ser manga larga y con un pequeño escote.

Recuerdo que esta misma blusa la tenía puesta ese día, cuando comenzó todo.

Yo estaba tomando con la pandilla completa en el bar de siempre, me levanté para ir al baño y justo por el pasillo que lleva al tocador me encontré con Jack, solo lo vi a los ojos y de allí a sus labios, luego todo se salió de control.


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Esto apenas comienza, mis queridas ovejitas.

Cuando el pastizal esté más tranquilo me siento y continúo la historia, ya sabes que cuando las ovejas se ponen intensas, no puedo concentrarme.

Deja tus comentarios, quiero saber que les parece el prólogo.

Abraxos 

Vidas paralelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora