Extra: Holanda.

459 53 56
                                    

Sergio escuchó a su niña llorar, abrió los ojos rápidamente. Eran las tres de la mañana, pero como de costumbre Eda quería leche, ya que estaba de vacaciones con ellos no tenía a su mamá, así que tomaba suplemento.

Sacudió la cabeza, intentando dormir, para luego darse cuanta de que hoy no era su turno.

-Amor...-Dijo, sacudiendo el hombro de Mesut, que estaba acostado del otro lado de la cama.

Vió como este se revolvía en las sábanas, para luego mirarlo con cara de pocos amigos.

-Ya voy, la voy a traer. De seguro tiene pesadillas otra vez.- Respondió mientras se levantaba de la cama para caminar por el pasillo hacia las escaleras, buscar el recipiente donde ponían la leche y luego ir a buscar a la niña.

Al llegar a la habitación, la agarró lentamente, calmando la con palmaditas, viendo como volvía a dormirse en su hombro. Sonrió internamente, aveces sentía que era un mal padre cuando veía a Eda calmarse solamente con Sergio o con su ex esposa, pero luego la bebé se acurrucaba con él y se decía internamente que esta lo necesitaba.

Siguió caminando por el pasillo, intentando no hacer ningún ruido en la madera y despertar a los otros niños. La casa era bastante grande, y ellos eran una familia de siete personas cuando los niños venían a visitarlos.

Al llegar a la habitación, cerró la puerta detrás de si. Hizo para un lado a Sergio mientras se reía, lo dejaba 5 segundos solo y ya estaba despacharado en la cama como un gato. Puso a Eda en el centro, para luego recostarse abrazándola.

Cuando estaba intentando dormirse, sintió una voz.

-Te amo muchísimo, Me.-Sintió una mano en su cintura, Sergio lo miraba en la oscuridad. Cada vez que se ponía a pensar en cómo estaban ahora, le daban ganas de ponerse a llorar de felicidad. Simplemente se mudaron a otro país, allí sus hijos iban a visitarlo, habitaron una casa de las muchas que tenían, debido a que con sus sueldos habían comprado propiedades y las ponían a venta o alquiler para así generar ganancias.

Todos los días se despertaba pensando que era todo un sueño, con sus hijos en la cocina corriendo y Sergio hablándole de los clubes que podía aceptar o no, solamente para retirarse en unos meses.

Aveces se sentaba a ver el amanecer y lloraba, ¿había estado tanto tiempo aprisionado en la idea de que esto era un pecado? Lamentaba con todo su corazón no haberse escapado con Ramos cuando aún eran jóvenes confundidos sobre sus sentimientos que se iban de fiesta para olvidar las penas.

Pero ahora estaba ahí, acostado en una cama grande, con su hija en medio de Ramos y él, quien lo miraba con ojos de amor y le repetía lo feliz que estaba.

______

Eran las ocho de la mañana, Sergio movió su mano en busca de Mesut, solamente para tantear una cosita toda gordita, que seguía dormida.
Le dio un beso, para luego ponerla en la cuna que tenía en el mismo cuarto.
Tendió la cama, sacudiendo las sábanas y acomodando las almohadas.

Bajó las escaleras, yendo a lavarse la cara, para luego ir a la cocina y ver a Mesut, haciendo el desayuno.

Su vida era demasiado tranquila, tanto que los primeros dos meses esperaba despertarse de un coma o algo así.

-¿Los niños siguen durmiendo?- Preguntó el turco sintiendo como el otro lo abrazaba por la espalda para darle un beso en el cuello.

-Si, la bebé también.-Dijo, viéndo como el otro se daba vuelta para mirarlo. Sus cuerpos estaban muy pegados, como casi siempre.

NOS-Özil x Ramos- Donde viven las historias. Descúbrelo ahora