𝗱𝗶𝗲𝘁 𝗼𝗳 𝘀𝗲𝘅 ━━ cuti x paulo

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-Éste folleto tiene información sobre las pastillas anticonceptivas y cómo tomarlas de manera segura, háblalo con tu madre, y ajá.

-Mi mamá ya sabe que tomo pastillas.-Miente Paulo, pero los otros no saben que lo hizo, porque el rostro neutro del menor indicaba eso, seriedad. Tal vez era un buen mentiroso porque no indagaron más sobre eso.

-Okay, antes de tener cualquier actividad sexual verifiquen si los condones no están caducos o rotos, si va a ser su primera vez utilicen la de perrito.-No pudo terminar porque Cristian suprimió sus labios, evitando una sonrisa.-¿Dije algo gracioso?

-Mi primera vez fue con la del misionero.

-Porque tú tienes pene, idiota, por la seguridad de Paulo háganlo de esa forma, no lo hagan tan duro si no quieres desgarrarlo, no lo metas todo si no quieres desgarrarlo, y no seas brusco, si no quieres desgarrarlo.

-Lo que menos quiero es hacerle daño a Pau.-El mayor entrelazó sus manos, viéndolo con una sonrisa, que fue aceptada.

-La primera vez será dolorosa, si, y tal vez no puedas caminar, te duelan las piernas porque según tengo entendido, el tamaño de Cristian es-

-Las poderosas 10 pulgadas.-Paulo alza una sonrisa, que hace que Oriana voltee a ver al pelinegro para que le recodara que no eran pareja.-Es solo que una vez lo vi, y tuve la curiosidad de medirlo.

-¿Por qué decidiste hacer eso? ¿Tenias alguna razón?

-Curiosidad, pero al parecer no fue nada, mírarnos, reforzamos la amistad.-La mayor cierra sus ojos y acaricia sus párpados, tratando de no reír ante los comentarios fuera de lugar del menor.-¿Entonces podremos tener relaciones sexuales ya?

-Toma primero las pastillas y verifica que no te hagan nada malo, luego, tienes que ir con el ginecólogo, hacerse exámenes para saber si tienen alguna enfermedad sexual o algo así.

-Cuando tuviste sexo con esa tipa usaste condón, ¿Verdad?

-Tengo cara, pero no estoy.-Cristian volvió a ver al menor con una sonrisa, posando para él, pero el otro solo la vio serio.-Fueron de marca Playboy, revisé si no estaban rotos, verifiqué que ella tomara pastillas y al final de todo vi si el condón no estaba goteando.

-Así me gusta, Cutie, así me gusta.

La mayor miró al pelinegro, indicándole que le estaba diciendo '¿Así o más gobernado?' y después volvió a ver al menor, que miró con una gran sonrisa a ambos mayores.

-Ya he ido con el ginecólogo y me he realizado exámenes, tomaré las pastillas, aunque hasta ahora sé que no soy alérgico a ningún medicamento.

-Eres tierno, lindo, una masita, inteligente, directo, ¿Qué hizo mi sobrino para ser tu mejor amigo? Oh, ya sé, reprobar año.-Al parecer toda la familia seguía enojada con Cristian por haber fallado de año, cosa que notó Paulo al momento de ver el gesto triste de su mejor amigo.

Bajó su cabeza, y comenzó a jugar con su pantalón deportivo, moviendo su pie de un lado a otro. Por alguna razón a Cristian le importaba mucho lo que pensara su familia de él, de sus calificaciones y de personas que le rodeaban, incluso, tal vez a la familia Romero le caía mil veces mejor el castaño que su propio hijo. Tal vez por eso se frustra mucho cuando algo no me sale bien, o algo más. Estaba decidido, iba a hacer algo que podría mejorar el día del mayor.

Se levantó, sujetó la mano de Cristian y miró a la doctora con una sonrisa.

-Nos vamos, gracias por atendernos y por las pastillas.- Se dirigió al pelinegro para darle un piquito en la comisura de labios y después poner sus manos en sus anchos hombros.-Vamos a mi casa, ¿Si?

Un anonadado mayor asintiendo, y después sus labios se elevaron en una sonrisa. Sabía que los besos en la mejilla alegraban a Cristian, pero esta vez perdió el equilibrio y no hubo otra opción más que besarle ahí. Se fueron del consultorio con sus manos entrelazadas, el mayor sonriente, nada podría empeorar su día desde ahora, pero eso no era lo que le iba hacer Paulo para poder alegrárselo.

-¿Para qué vamos a tu casa?- Paulo pasa su tarjeta para subir al bus, después de que Cristian hizo lo mismo.

-Te tengo una sorpresa.

-No te escuché, ¿Qué dijiste?

Paulo volteó a ver al mayor, pero solo vio su estómago y casi sin querer vio la entrepierna de Cristian, que estaba siendo tapada por sus pantalones de chándal. Él tosió, y la mirada del menor fue a sus ojos.

-Te tengo una sorpresa, lo sabrás en cuanto lleguemos.

Y la mayor se quedó con la duda en todo el viaje. ¿Sorpresa?

Los ojos del pelinegro fueron hasta el celular del menor, que estaba viendo sus redes sociales. ¿Volvió a tener saldo? Porque él no. Iba por la vida sin poder hacer llamadas porque el otro se los gastaba cuando le compartía los datos a su celular, le descargaba música o descargaba juegos, pero quién se le podría negar a Paulo.

Era cierto lo que había dicho la mayor, ¿Quién iba a negarle algo al menor cuando ponía ese lindo puchero y sus ojos casi lagrimeaban, haciéndolo ver más tierno?

Porque Cristian no podría.

Tal vez por eso al final del día no tenía ni dinero, ni saldo, ni energías por el menor, que le gastaba todo eso.

Para muchos Paulo era una aprovechado, pero el pelinegro nunca se negaba a que su mejor amigo tuviera las manos vacías. Su política de 'si te gusta algo, y veo que te gusta, eso ya estás comprado' al parecer era algo riesgoso para su salud, porque al menor se le iluminaban los ojos con cada cosa que veía y Cristian nunca aceptaba un no.

"-Yo sé que querés ésta funda de Steven Universe.

- A mi ni me gusta Steven Universe.

-Pero sé que la querés."

Con razón nunca lo veía con esa funda. Cristian frunció su ceño cuando recordó esa conversación, y pensó en pedirle la funda al menor para por lo menos, venderla.

-Cutie, llegamos.-Bajaron del transporte, y caminando por dos minutos llegaron a la casa de Dybala, mientras Cristian se seguía preguntando qué iba a hacer el menor.
Cruzaron la puerta, evadieron el pastel de chocolate de la mamá de Paulo (pastel que Cristian iba a aceptar en cuanto se fuera) y se encerraron en el cuarto del menor, deleitando las fosas nasales del pelinegro.

Siempre iba a amar el olor de su mejor amigo, deleitarse con el, ese increíble olor a fresas que le encantaba. Abrió sus ojos con felicidad, y se sentó donde le indicó Paulo.

Su sonrisa se fue borrando poco a poco cuando sintió la entrepierna del menor rozar con su miembro, que solo estaban siendo separados por su ropa. Paulo por sus bragas y Cristian por su pantalón de chándal. Tragó saliva fuerte, y cerró sus ojos, no mirando a la menor.

-Cutiee.-Fue un gemido, definitivamente fue un gemido. Sintió que estaba a medio endurecerse, pero tampoco quería parar los leves movimientos del menor en su entrepierna.-Veme, si no me ves no sirve de nada.

-¿Qué?-Abrió sus ojos, y el rostro enrojecido del menor fue suficiente para hacerlo endurecer por completo.

-¿Crees que pueda chupártela hoy?

-¡¿Qué?!

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