Capítulo nueve; Lavander haze.

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No se cuántas veces he corrido el día de hoy pero se que han sido más de diez, la tensión ya se siente porque estamos a jueves y faltan tres días para que empiecen las alianzas.

Creo que he faltado como a cinco clases en lo que va de la semana, igual mi propósito de estar en ceal se ha cumplido ya qué mientras ellos están en matemáticas yo me puedo ir a dormir a otra sala.

Igual siendo de cuarto medio no me conviene.

CONSHETUMAREEE

Intento no gritar y me sobo la rodilla afirmandome de la pared mirando mal al bote de basura que se me cruzo en él camino.

— Weon estupido fijate por donde caminas. — susurró mirando al basurero.

— ¿Eli?

Noooo.

Esa voz yo la conozcoo.

Me rehúso a mirar, no, no, diosito.

Me obligo por la presión miro al frente donde esta parado el Cris.

— Hola. — hablo medio riendo por la vergüenza.

Trágame tierra y escúpeme en mi casa.

— ¿Estás bien? te pegaste con el basurero. — lo veo caminando hacia mi.

Por la flauta si me vio.

— Si, si, no lo vi soy media tonta. — palmeo la tapa. — Oye, ¿tu no deberías estar en clases?

Levantó la ceja en modo investigador justiciero porque yo nomas puedo faltar a clases.

Se ríe por mi gesto y se acerca más a mi.

Y se ríe este.

— La profe de música no vino y quedamos solos, algunos fueron a terminar lo último del lienzo y el carro, así que tranquila.

— Ya pero, mi pregunta es que vas a ser tú. — lo apunto cruzándome de brazos subiendo la mirado porque este mide dos metros.

Se mete las manos en los bolsillos tambaleándose en sus talones.

— Yo creo que esconderme antes que me manden a otra sal-

Giramos para ver atrás de nosotros cuando escuchamos la voz del inspector general, se me activa el ultra instinto y lo tomo del brazo corriendo a la sala del ceal que esta frente a nosotros, cuando estamos dentro cierro la puerta con cuidado para no levantar sospechas.

— Te salve, te toco quedarte aquí nomas. — le digo burlándome mientras voy a sentarme.

Suspira sentándose en una de las sillas que rodea la mesa.

— Así que aquí es donde se vienen a esconder y pasan todo día. — mira al rededor.

— Si, bueno, igual hacemos muchas cosas, a veces pasamos las tardes después de que terminan las clases, aunque no miento si nos venimos a esconder.

Lo veo levantarse y dirigirse a la ventana que da al patio del liceo.

— No sabía que esta ventana era de ustedes, ahora entiendo porque a veces nos sentimos observados. — me mira levantando una ceja.

Me causa risa que recién se haya dado cuenta que el ceal es más sapo que los profes.

— Si bueno, aparte de saber todo somos bien sapos, nos gusta saberlo todo y tener esa ventana es una ventaja.

— ¿Por qué nunca me metí al ceal? — dice negando con la cabeza.

— Bueno ya llegaste harto tarde, salimos de cuarto en menos de un mes.

Gane mi reyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora