Capitulo 2

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Grimhuld place

Ante los ojos de Adhara se encontraba un edificio muggle que pasaría desapercibido por cualquiera, pero Adhara sabía que no era solo eso. Se acercó con pasos decididos hasta llegar al frente de la vieja estructura la cuál pareció reconocerla ya que empezó a abrirse mostrando la casa Black, lugar donde paso sus primeros 5 años de vida.

Adhara sintió los nervios invadirla al tomar el pomo de la puerta, pero ya no podía dar vuelta atrás. El lugar se sentía extrañamente acogedor y muy familiar para la incomodidad de la chica. Con pasos lentos y silenciosos llegó a la sala de estar sin hacer ningún sonido, los años bajo la tutela de su madre le enseñaron par de cosas. La sala se sentía cálida, estaba decorada con colores neutros, unos sofás terciopelados de color gris con una mesa en el centro de madera, un mini bar que seguramente había sido idea de su padre.

Estaba por darse la vuelta para seguir observando lo que fue su hogar pero unos pasos interrumpieron su acción, los pasos cesaron al entrar a la habitación. Una colonia masculina que Adhara conocía perfectamente la dejó paralizada, tal vez no lograba recordar muchas cosas ya que tenía 7 años la última vez que lo vio, pero nunca olvidaría esa fragancia, la que la llevaba a la cama cada noche y le contaba sus anécdotas de sus años en Hogwarts.

No quería hacerlo, realmente no quería pero no iba a huir. Giro lentamente y cuándo lo tuvo cara a cara se quedó si aliento. Era justo como lo recordaba, su cabello peinado de la misma forma que hace años, su barba recortada y su ojos grises. Esos ojos que ahora la veían con lo que podía reconocer como amor, anhelo y asombro.

-Adhara......- susurro con la voz entrecortada, el no se esperaba encontrarla en su salón ése día. Sirius era consciente que Adhara se quedaría con el pero no esperaba que llegara tan pronto.

La joven tuvo que aclarar su garganta para que su voz no se quebrara - Sirius - dijo con voz cortante y fría, ese era uno de sus métodos de defensa para demostrar que no le afectaba verlo después de tanto, que escucharlo decir su nombre no logró que un sentimiento cálido que creyó olvidado hace años se instalara en su pecho. El nombrado mentiría si dijera que no le dolió que lo llamara por su nombre, pero sabía que después de lo que pasó, no podía reclamarle nada.

-M-me alegra tanto verte hija- hizo el amago de abrazarla pero al ver a Adhara retroceder se congeló - Dejemos el reencuentro de padre e hija para personas que si lo sean- escupió fríamente la pelinegra alejándose de su progenitor. No estaba lista para tener esa clase de afecto de parte de su padre y ciertamente no lo creía digno de recibir una caricia de ella.

-Adhara... yo...eh...- realmente no sabía que decir, sabía que su encuentro con su hija no sería... como decirlo.. ¿muy agradable? Quizas

-Bueno, me mostrarás donde me quedaré o planeas que lo averigüe yo misma- dijo sacandolo de sus pensamientos al verlo varios segundos sumergido en ellos mientras se cruzaba de brazos y alzaba una ceja.

- ¿Eh? ah s-si claro sigueme - no pudo terminar de hablar ya que otra voz lo interrumpió.

- Cariño, quién era? - Adhara maldijo internamente al escuchar esa voz, ahora no sólo tenía que hablar con su padre,también con su padrastro que lamentablemente también era su padrino. Escucho sus pasos acercarse hasta que finalmente estuvo frente a ellos.

-A-Adhara? p-por merlín... que grande estás, eh... mhm.. ¿como has estado? - Pregunto torpemente, ciertamente la repentina aparición de su ahijada los dejó sorprendido, además mentiría si dijera que no se sentía nervioso ya que la mirada que le lanzaba la azabache no era muy amistosa que digamos.

The Black LegacyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora