Lamentaciones De Gran Poder

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-Como es Don Ernesto ¿de qué va a bailar este Gran Poder?

-Uta chango no se pues, de moreno le voy a meter creo Jaime.

-Yaaaaaaaaa, pero de chuta cholero sabe ir.

-Sí, pero eso sabia bailar con mi mujer, pero la muy muy, me engañaba con un menso de primera... ¿y vos de que vas a bailar?

-De moreno nomas como siempre, debería unirse a nuestra fraternidad.

-Y a pues de una ¿y qué tal es?

-Llena de changos de mi edad.

-A bien che.

Llega por fin este día tan esperado por los paceños, este día en el que se rinde tributo a Jesús de Gran Poder, le demuestran su devoción bebiendo y bailando hasta el amanecer, le demuestran devoción... bailando hasta tener ampollas en los pies y bebiendo hasta el desmayo, en este día los rateros salen como una plaga a robar, supongo que eso es lo que más me preocupa... Gran Poder ya llego.

-Ya Jaime, por aquí vamos a ir ¿nove?

-No pues la alcaldía no nos deja.

-Cierto, cierto, ¿por la Pérez nomas entonces?

-Si pues ya nomás... che ¿has recogido los trajes?

-A la macana, se me olvido, pero ya deben estar ¿acompáñame a recoger?

-Ya, ni modo, apura nos va dejar el "283".

En ese minibús me encuentro yo y apenas entran, el Jaime y el Ernesto, empieza a apestar a sudor, pies, y trasero, con todas las ventanas cerradas, el minibús apesta aún más. Es mejor bajarse de esa pestilencia.

-Che Jaime, Jaime, ¡Jaime!

-Que me despiertas...

-Aquí bajamos wey.

-Ah ya.

Minutos después...

-Aquí tiene los trajecitos.

-Gracias Don Juan.

-Listo esto le llevaremos a los chicos.

-Obvio, pero apúrate.

Mmm... esa peste, la siento de nuevo, supongo que es normal, ha bastantes borrachos por aquí.

-¡¡¡San Simón!!!

Siento el retumbar de los tambores en mi pecho, el caporal me hace sentir... feliz... ahora que la pestilencia se fue es mejor aún, le sacre una fotito a la banda... pero que, mi celular no está, igual que la peste, miro a mi alrededor y veo al mal oliente correr tacleando a la gente, persigo al hediondo hasta un callejón, se detiene pensando que está seguro, de que nadie vio al ratero me acerco y le doy un codazo en la nuca, por el golpe deja caer el celular, yo levanto mi celular.

-¡Oye! ¡Chuy! ¿Y eso porque ha sido?-de rodillas se frota la nuca-Ayayáu ¿qué te pasa hombre?, ¡Oye! ese es mi celular.

-no es tuyo maldito choro es mío- lo empiezo a patear en la panza, luego le levanto la cara y la estrello contra el piso-Ratero malcriado-una y otra vez, algo me pesa en el bolsillo de la chaqueta, ¿Qué es? Es... mi celular, le veo bien la cara, es el pestilente del minibús, es el Jaime, he masacrado a alguien por algo que ni siquiera es mío, me voy corriendo lo más rápido que puedo de ahí.

Alguien grita: ¡Ratero! ¡Ladrón! Yo ignoro eso, solo sigo corriendo con... un celular en la mano y otro en la otra mano, ambos exactamente iguales, me detengo a pensar y antes de poder darme cuenta, ya estaba en el piso con un policía gordo encima y con la cara llena de raspones, todo me incrimina, no puedo decir que soy inocente, pues no lo soy, ahora por mi idiotez tengo que pudrirme en San Pedro.

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⏰ Última actualización: Jun 29, 2015 ⏰

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