O12

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Enzo.

El día de San Valentín corría. Era una de las épocas favoritas de Enzo porque, en las tiendas, los dulces (en especial los chocolates) y los peluches más bonitos estaban a mitad de precio y podía comprarse todo lo que quisiese. Para él mismo, claro. Además de que en ese día podía usar un suéter rojo que le encantaba.

Sin embargo, no le gustaba salir y ver a las parejas chapando y mimándose, para eso estaban las películas de adolescentes que tenía Joaquinha. Aunque tampoco le gustaba encontrarse con las personas solteras quejándose de estar solas ese día, si quería oír quejas sobre soledad, solo hacia falta llamar a Martínez.

Se vistió con el suéter rojizo antes mencionado y tomó su billetera, junto con una gorra a juego. Quisiese o no, tenía que ir al kiosko (y a la regalería).

Julian.

San Valentín no le gustaba. Para nada. Contrario a muchas cosas que él disfrutaba, el catorce de Febrero no estaba en ellas. Su hermana y su madre salían con sus parejas y él se quedaba solito en su casa viendo Titanic. Ni siquiera Disney Channel ponía películas buenas ese día.

Pensó en llamar a Enzo e invitarlo a ver Titanic con él, pero tal vez estaba ocupado y no quería molestarlo. En parte, sabía que Enzo no disfrutaría de ver como un barco se hunde y Leonardo DiCaprio se congela. O tal vez se reiría. Era más probable la segunda.

Julián se encontró a sí mismo pensando en lo que Enzo diría cuando Rose citará "¡Estoy volando, Jack! ¡Volando!".

Julian se encontró a sí mismo pensando en Enzo, otra vez.

La viva imagen de los ojos color café de Fernández invadió su mente. Volteó a ver las flores falsas que su madre mantenía en la mesa de la cocina y pensó:

« ¿Por qué no?»

Salió.

Enzo.

Estaba arreglando unos últimos detalles cuando escuchó el timbre.

Él siguió en lo suyo.

— ¡Enzo, tenes visitas! —escuchó la voz de su mamá.

« ¿Visitas?» pensó.

Él no esperaba visitas.

Por eso mismo, cuando vio a su mamá con un ramo de claveles, a sus hermanitos con una margarita cada uno y a Julián con un gran ramo de rosas se sorprendió.

—Juli—saludó.

Álvarez sonrió—. Hola.

— ¿Por qué trae' rosas...?

— ¡Ah! —Exclamó—, son para vos. Te quería preguntar si querias salir hoy, conmigo...una cafeteria abrió por aca cerca, está muy linda. ¿Qué decís?

Enzo tomó las flores, miró a su mamá, ésta le sonrió, después miró a sus hermanos, éstos hicieron lo mismo.

—...B-bueno—contestó—. Bancame cinco—y volvió a su pieza.

Joaqui comenzó a reír. Conocía perfectamente a su hermano.

Puede que Enzo siempre tenga algo para decir, para todo, sin embargo, en cuestiones románticas, Enzo Fernandez era un asco, y Joaqui lo sabía perfectamente. Lo siguió.

— ¡Joaqui! —gritó Enzo, al ver como su hermana entraba—. ¡No sé qué pantalón usar!

—Usa el negro, supongo que a Julián le debe gustar como te queda ese.

—El negro me aprieta demasiado y hace que se me vea grande el culo.

—Tu culo es grande.

— ¿Y vos qué haces mirándome el culo, degenerada?

TU TURRITO ━━ ENZULIAN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora