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—¿Otra vez? —cuestionó el rubio, aunque aquello ya ni le sorprendía—. Es la segunda vez en la semana que llegas con golpes a casa, Tae.

—Auch, más despacio JiMin-ah. —se quejó al sentir como le era desinfectado la herida que tenía en su labio.

—Deja de moverte y quejarte. —riñó mientras volvía a limpiar un leve hilo de sangre que volvió a brotar del labio para luego pasar a desinfectar un corte que tenía en la ceja.

—¡Ah! ¡JiMinshi!

El rubio simplemente suspiró y rodó los ojos, dejó a un lado el botiquín que tenía sobre sus piernas y miró de forma acusadora a TaeHyung.

—Como dije, es la segunda vez en la semana que llegas así. —le señaló sus heridas—. Tae, sabes que esto no puede seguir así.

—¿Y qué quieres que haga? Ese hyung empezó y yo solo me defendí.

—Corrección, quien lo empezó fue HoSeok hyung. —señaló, y al ver que TaeHyung iba a protestar prosiguió a hablar—. Sabes que tengo razón. Y ni te atrevas a contradecirme. —TaeHyung hizo una mueca, pues, aunque quisiera hacerle ver a JiMin como eran las cosas realmente, no había modo de hacerlo—. Y no creas que tengo desagrado o envidia de HoSeok hyung, a pesar de que ambos estudiamos para bailar, aunque de distinto modo, yo lo admiro y lo respeto demasiado, pero esto ya es demasiado.

—Tú no entiendes Jimin-ah porque tú...—y al notar lo que iba decir, optó por guardar silencio—. JiMin yo no...

El rubio suspiro cruzado de brazos sabía lo que el castaño iba a decirle. Tal vez hace unos tres años le hubiera afectado hasta hacerle llorar, no quiere decir que ahora no lo hiciera, pero había aprendido a sobrellevarlo. Sin más que decir o querer discutir, se levantó de su lugar y tomó el pequeño kit de primeros auxilios.

—JiMin, de verdad yo no quise decir eso.

—Lo sé. —dijo sin más mientras iba hacia las escaleras para dirigirse a su habitación. No quería discutir con TaeHyung, sería imposible no hacerlo como todas las veces anteriores—. Y procura que mis padres no se enteren o vean eso en tu cara, no quiero volver a encubrir tus escenas barbáricas peleando con un alfa por otro omega.

Tras escuchar lo último dicho por el rubio, TaeHyung suspiró con pesadez y se desparramó en el sofá llevándose ambas manos a su rostro.

La había cagado.

—Ahora debo disculparme.

—¿Con quién te vas a disculpar? —cuestionó una voz tras cerrar la puerta.

—Jin ¿Hace cuanto llegaste? —dijo sin interés alguno.

—Justo ahora. —respondió encogiéndose de hombros mientras se sacaba los zapatos para ponerse sus cómodas pantuflas y terminar parándose frente al castaño—. Mocoso malcriado, háblame con más respeto.

TaeHyung solo rodó sus ojos, si pensaba que la misma cantaleta de preocupación por parte de JiMin no era suficiente, ahora le tocaría escuchar un sermón bíblico por parte de Jin y..Un momento ¿Qué tan mal estaba para percatarse y no hacerlo a la vez? Ugh, con sus manos aun en el rostro, se asomó por una pequeña abertura de sus dedos solo para darse cuenta de que Jin aún estaba frente a él con las manos en la cintura y mirándole con el ceño fruncido.

—¿Me quieres decir porque y con quien te vas a disculpar?

—No es nada.

—Y una mierda.

—Pero ¿qué? ¡Jin suéltame con un demonio!

Ambos comenzaron a forcejear, era una escena digna de algún drama de esos que miraban cuando andaban con las hormonas alborotadas debido al celo. TaeHyung manteniendo sus manos sobre su rostro mientras SeokJin buscaba el modo de sacarle las manos de encima. Duraron un rato en tira y afloja hasta que TaeHyung se hartó, y viendo que Jin no iba a ceder en dejar de molestarlo, descubrió su rostro, solo para que el de cabellos lila lo mirara con una ceja alzada.

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