capítulo tres

809 68 14
                                    

Nos tiramos al sillón, cansados. Somos literalmente apenas adultos, algunos recién cumplidos los dieciocho, ¿cómo se supone que empezaremos una investigación policial?

—Necesitamos saber específicamente como pasó, y sobre todo, a que hora fue y ese tipo de cosas.—Dijo Abyo, fue a la refrigeradora de Garu, sacando sake. —No sé, esas cosas profesionales.

—¿Cómo se supone que haremos eso Abyo? No tenemos experiencia, somos totalmente inútiles. 

—Eso ya lo sabía sin tener que resolver esto. 

Una voz femenina lo dijo, RingRing miraba sus uñas con aires de superioridad, Dada y yo suspiramos intercambiando miradas, esto iba a ser más difícil de lo que pensé, Dada me miró y sonrió, sabía que pensaba lo mismo. Me paré dejando la manta a un lado. Garu se puso a mi lado, para poder darme apoyo.

—Lo primero que tenemos que hacer es ir al lugar donde se encontró el cuerpo, para poder ver si encontramos una pista.

Ahorita el más cuerdo era Garu, aunque sentía que estaba intranquilo, estaba también en shock, podía verlo. Asentimos, y parándonos y yendo donde había sido encontrando el cuerpo. Al ver la sangre seca, corrí tapando la boca y comencé a vomitar, sintiéndome completamente mareada.

—¡_____!  —Exclamó Abyo, agarrándome el cabello ayudándome a vomitar, coloqué mi mano en el suelo, vomitando todo. —Está mal, tenemos que hacerlo algo ya.

Cuando terminé, me limpié la boca, parándome tambaléandome.

Vimos que en toda la sangre, había manchas de zapatos, zapatos que eran dirigidos hacia al bosque, uno no muy concurrido. Caminamos hacia allá, mirando todo alrededor, había un olor pútrido, estábamos todos asqueados.

—¿Qué es esto? Está dándome mucho miedo. —Ching se abrazó al brazo de Abyo, mirando el lugar con terror. —Vámonos, por favor.

Cuando llegamos a donde parecía ser un lago, Garu fue el valiente que se lanzó al agua, ya que por ahí terminaban las pisadas. Salió del lago a los minutos con una enorme funda.

—Ese es el diario personal de Pucca, ¿qué está haciendo aquí? —Susurró Ching, lo abrió para confirmarlo, y sí, lo era. —No entiendo que está haciendo en este lugar.

Abrimos la funda para detallar más a fondo el objeto sacado de la funda, cuando terminamos de vacíar todo, había más ropa, pero ropa un poco más grande, pero igualmente de mujer.

—Esta ropa no es de Pucca, es más, no reconozco que se venda este tipo de ropa aquí.

La que habló ahora fue RingRing, quien se agachó y con sus manos tocó la tela, y vio las etiquetas comprobando las marcas comenzó a explicar en otras palabras que teníamos que vender nuestros riñones y quizá, solamente quizá nos podamos comprar un zapato, no el par, sino el zapato.  Me hizo sonreír el comentario de Ring Ring, amaba su manera de hablar, siempre me hacia gracia. 

Ahora que la veía un poco mejor, se parecía la ropa donde compraba con Stephanie mi ropa, me acerqué, es más, podría jurar por el logotipo que era, lo tomé entre mis manos, y sí, lo era, al comprobarlo, solté la ropa de la impresión.

—Chicos...esta ropa es mía.

Todos voltearon al mismo tiempo, Garu quien estaba más cerca mío fue quien me tomó de las mejillas, preguntándome si estaba segura.

—Que horrible te vistes.

Todos la miraron enojados, ella solamente se hizo el cabello para atrás, sonriendo colocándose las manos en su cintura.

—A ver, yo estoy siendo sincera, ¿es o no es así?

—Sí, pero, ¿estás consciente que hay un asesinato por atrás maldita loca?

Abyo se tocó la frente de manera que pudiera razonar, ella rodó los ojos, nosotros los dejamos atrás ignorando el hecho de que ahora se estén insultando, miré por encima y vi que ahora Ring Ring tenía una piedra y Abyo estaba corriendo.

—¿Alguien podría hacer algo?—Susurré señalándolos, no podía pensar con claridad.—No quiero otro asesinato de por medio

—¿Ves como ya bromean con eso?

Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, miré Abyo enojada. Ignoramos el horrible comentario de Abyo, y comenzamos a pensar, ¿por qué querrían mi ropa en específico?

—Significa entonces que el asesino estuvo por tu pueblo. —Dijo Ching, viendo la ropa atentamente, examinándola meticulosamente. —

—Eso significa que no sólo estaba persiguiendo a Pucca, sino también a mi. —Murmuré, tomando la mano de Garu. 

—Pucca tampoco, y mira, la mataron.

Dios es que Abyo es un imbécil con todas las letras. Caminé hacia donde estaba él, y este no hizo nada, solamente me sacó la lengua, estaba a nada de ahorcarlo con mis manos pero solamente sonreí cuando me abrazó, la verdad es que su presencia me ayudaba.

—Que buen consuelo Abyo.

—Lo sé, soy el mejor. 

Se deshizo del abrazo, palmeando mi espalda, caminamos hacia donde estaba la bolsa, y tomé la ropa, tratando de descifrar de donde había salido eso, tomé mi mentón pensando, mi pueblo, entonces, mi pueblo...

¡No, Stefie, Gao y mi papá!

—Tenemos que irnos allá, lo más rápido posible!

Garu entendió mi punto, y empezamos a correr hacia donde era mi antiguo hogar como mis pies daban.


Un nuevo silencio [SEGUNDO LIBRO] [Garu y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora